Woody Allen no necesita presentaciones. Él es un género en sí mismo. «Magia a la luz de la luna» recupera su visión del mundo malhumorada, escéptica y, en el fondo, también enamorada.
El Woody Allen escéptico
Escribe Scott Foundas en Variety que el personaje de Colin Firth para “Magia a la luz de la Luna”, la nueva película de Woody Allen, tiene mucho en común con el Rex Harrison de “My Fair Lady”. La comparación no es azarosa: Firth tiene algo de la arrogancia y del cinismo de Harrison, especialmente cuando conoce a la mujer que le hará plantearse todo en cuanto cree y de la que se enamorará; así ocurría también en “My Fair Lady”. Sobre esas dos cualidades Firth tiene que interpretar al siempre escéptico y sarcástico personaje habitual de las películas de Woody Allen –al que en origen daba vida propio director–.
La elección de la pareja protagonista es cuanto menos sorprendente. Nadie podía apostar que Colin Firth y Emma Stone fuesen a casar bien en la pantalla, y lo cierto es que después de “Magia a la luz de la Luna” seguimos sin tenerlo muy claro. En la Francia de finales de los años 20 Firth interpreta a Stanley Crawford, un mago inglés que recibe la visita de un amigo también mago. Este amigo quiere hablarle de una médium, Sophie Baker –el personaje de Emma Stone–, que está teniendo mucho éxito. Al escuchar esta noticia, Stanley viajará inmediatamente para conocer a la médium, presenciar uno de sus espectáculos y así desenmascarar su truco, pues está convencido de que no existe tal cosa como la magia.
El Woody Allen romántico
Allen ha manifestado numerosas veces que no cree en Dios, pero sabemos a través de sus películas que le gustaría hacerlo. El director de “Manhattan” jamás ha dejado de cuestionarse los asuntos de la fe y la religión. Muchos de sus personajes quieren creer, pero no lo consiguen. El morbo, tratándose de Allen, está en ver la primera escena en una de sus películas en la que el protagonista –recordemos, un álter ego de Allen– se propone seriamente rezar a Dios.
Es verdad que a su edad, Allen ya no está para dejarse el alma en una película, pero “Magia a la luz de la Luna” tiene un trabajo de luz precioso, rodado con Technicolor y en 35mm, muy cuidado –en eso Darius Khondji es un maestro–, y un guión redondo, al que poco le falta y nada le sobra. Es, por supuesto, una entrada más en el canon de Woody Allen: personajes con verbo ágil para debatir sobre sus sentimientos, un estilo de puesta en cuadro próximo a la función teatral, el análisis de la condición humana a través de su propia neurosis, referencias culturales, discusiones sobre Dios, Freud y Nietzsche, y el amor como pregunta y respuesta a los sinsentidos de la vida. “Magia a la luz de la Luna” se puede tachar de ser una obra menor en la carrera de Woody Allen pero, sinceramente, no creo que lo sea. Su particular genio –siempre tan reconocible– todavía colea.
Frases destacadas de “Magia a la luz de la luna”:
- Stanley: «Una de las reglas es que el mago nunca debe repetir sus trucos porque tarde o temprano alguien lo descubrirá”.
- Brice: «Sophie lo ve todo. Puede predecir el futuro. Es vidente».
- Howard: «Tú eres el más grande desenmascarador de falsos espiritualistas».