Los fans del Nicolas Cage más irreverente son los principales beneficiados de esta cruel comedia negra que esconde más de lo que parece.
El cine de género lleva explotando desde hace décadas un filón que parece no agotarse nunca: el de los niños cabrones. Ya sea en clave de terror como en «The children» (Tom Shankland, 2008) o de comedia negra como en «Dulces criaturas» (Jonathan Milott y Cary Murnion, 2014), la contradicción de que unos seres en apariencia tan inocentes puedan cometer atrocidades ya sea a desconocidos o a su propia familia, se ha visto en la gran pantalla de todas las maneras posibles. El caso de «Mamá y papá» le da la vuelta a la tortilla: aquellos que se supone que deben amar y proteger a su prole a toda costa sienten unos impulsos irracionales que les obligan a realizar precisamente lo contrario.
Brian Taylor escribe y dirige esta irreverente comedia que seguramente repela al público familiar y que, más allá de parecer una retorcida versión de las home invasions con infectados de por medio, aporta ciertas pinceladas de reflexión sobre la paternidad y los sacrificios que uno debe llevar a cabo a cambio de conseguir cuidar y educar correctamente a sus hijos, aunque en más de una ocasión de ganas de encerrarlos en el sótano y echar la llave.
Una misteriosa epidemia en forma de locura masiva provoca que los padres ataquen violentamente a sus hijos. Carly (Anne Winters) y Joshua (Zackary Arthur) tratarán de sobrevivir durante tan aciaga jornada, amenazados por unos progenitores que poseen los rasgos de Nicolas Cage y Selma Blair.
Tener hijos para esto
Han pasado doce años desde que Brian Taylor, junto con Mark Neveldine, dirigiera esa fantástica locura llamada «Crank, veneno en la sangre«, una cinta catalogada por muchos medios como «anticine». Su sinopsis más cercana a un videojuego arcade que a una película de acción, su tono lisérgico y unos recursos más propios del mundo del videoclip y de lo que ahora llamamos memes la convirtieron en un filme prácticamente de culto que un servidor recuerda con cariño. Puede que el cine de Brian Taylor no sea de lo mejor que uno puede echarse a la cara, pero en ocasiones puede suponer todo un soplo de aire fresco para alguien que busca evasión y desenfreno a partes iguales con un director que, le pese a quien le pese, demuestra tener un estilo reconocible.
«Mamá y papá» mantiene algunos de los recursos visuales desconcertantes propios de su director, pero esta vez Taylor añade algo de corazón y de reflexión poniéndolos en boca de sus personajes. Saltando puntualmente entre el presente y el pasado, el guion recoge una serie de momentos en la vida de sus padres protagonistas que permiten que lleguemos a entenderlos y empatizar con ellos. Eso nos permite ver que tanto Brent (Cage) como Kendall (Blair) están pasando por una crisis de los cuarenta que no saben cómo superar, además de que tener una hija en plena adolescencia y un hijo algo travieso puede convertirse en más leña que echar al fuego. Este tiempo que dedica el guion a desarrollar a sus personajes y a sentar unas bases bien definidas sobre cuál es la situación por la que pasa nuestra familia protagonista puede llegar a lastrar lo que en un principio parece que será una locura constante, pero en cambio ese poso inicial permite que el momento en el que se desencadena la acción resulte mucho más satisfactorio (y en ocasiones perturbador).
Sobra decir que aquí nos encontramos ante un reparto en pleno estado de gracia, que sabe en todo momento en qué tipo de película se encuentra y que sabe cuándo debe darlo todo frente a las cámaras. Nicolas Cage está desatado y al mismo tiempo memorable gracias a un papel que sabe explotar su histrionismo con bastante autoconsciencia y sin acercarse a la vergüenza ajena. Selma Blair, en cambio, se mantiene en un registro que hemos podido ver contadas veces en su filmografía, interpretando a una madre que intenta luchar contra su instinto asesino hasta que finalmente abraza la locura y una crueldad más sosegada que la de su esposo. Juntos forman un dúo letal que demuestra lo mucho que puede llegar a dar de sí una elección de casting acertada.
«Mamá y papá» es una opción más que recomendable para pasar un rato alocado y divertido, pero también propone un planteamiento incómodo y miradas de desconcierto entre los padres que decidan acudir a verla. Aunque todos sabemos que en más de una ocasión ellos habrán querido hacer lo mismo.
Frases destacadas de «Mamá y papá»:
- Brent Ryan: «Your motherfucking mother said to open this door! And motherfuckers, you’re going to open this motherfucking door!»
- Damon Hall: «I used to think my parents getting divorced was the hugest tragedy of my life, but ironically, that shit doubled my chance of survival.»
- Brent Ryan: «Oh yeah you put you’re right foot in you put you’re right foot out… you do the hokey pokey and you fuck shit up.»
- Kendall Ryan: «You got a gun? Another thing for your midlife crisis?»
- Brent Ryan: «Now the world you kids are living in. The things you’ve seen on the internet. Mouth to dildo, dildo to ass, ass to ass! Hi Brent! Anal beads.»