Llega a los cines el drama histórico que narra el enfrentamiento de las reinas María Estuardo e Isabel I, interpretadas por Saoirse Ronan y Margot Robbie.
«Maria, reina de Escocia» es una de esas cuidadas producciones de época sobre un período concreto de la apasionante historia de la monarquía británica que hace unos años hubiese hecho las delicias de los académicos estadounidenses; pero que, en esta ocasión, han decidido dar su apoyo en los premios Oscar a una cinta del mismo género pero que se sale más del patrón habitual (tanto que incluso está realizada por un director griego) como es «La favorita» (2018) de Yorgos Lanthimos, mientras que el debut cinematográfico de la reputada directora teatral Josie Rourke ha tenido que conformarse con dos nominaciones habituales en este tipo de trabajos, al vestuario y al maquillaje. Adaptación del libro Queen of Scots: The True Life of Mary Stuart, del historiador John Guy, la película comienza con el regreso de María Estuardo, tras un breve reinado en Francia, a Escocia en 1561, reclamando tanto este trono como el de Inglaterra, el cual ocupa su prima Isabel I, clamando que le pertenece por derecho. El relato centra su atención en el conflicto entre las dos soberanas, pero desde el punto de vista de los problemas que supone ser una mujer gobernante controlada por un sistema masculino y patriarcal. Ellas dependen de las decisiones y los apoyos de los hombres desde incluso antes de los acontecimientos que narra la película, como el Tratado de Greenwich para unir las coronas de Inglaterra y Escocia, o la ilegitimación en un momento determinado de Isabel como sucesora al trono.
Serán fundamentales también los intereses religiosos de ambos países, entrentando a católicos contra protestantes, los cuales además influyen directamente en la idea del decoro con el que deben comportarse los personajes femeninos, y lo que se espera de ellas aún siendo reinas (o quizás más aún por serlo): casarse para crear alianzas y tener sucesores. Pero aunque las relaciones personales estaban inevitablemente ligadas a las intrigas y estrategias políticas para alcanzar sus objetivos, la manera de Rourke de mostrarlas se antoja excesivamente folletinesca, utilizando para ello metáfora visuales nada sutiles y forzados mensajes de tolerancia hacia las minorías.
Duelo de actrices
Protagonizan el filme dos actrices que también compartieron nominación al Oscar el año pasado, Saoirse Ronan y Margot Robbie, tomando el relevo en dos papeles muy atractivos, representados en numerosas ocasiones en cine, teatro, literatura… Ronan sigue la estela de Katherine Hepburn en «María Estuardo» de John Ford (1936) o Vanessa Redgrave en «Mary, queen of Scots» de Charles Jarrott (1971), aportando a su personaje un tono más ambigüo de lo que se suele conocer de ella, orgullosa y firme en sus decisiones, las cuales sin embargo le llevaron a su propia destrucción. Mientras, Margot Robbie dota a su Isabel I, en la misma época en la que Cate Blanchett la encarnó en «Elisabeth» (1998) de una vulnerabilidad poco habitual, pero también de la misma arrogancia que su casi «hermana». Las dos intérpretes transmiten tal fuerza a la evolución de sus personajes (y veracidad, a pesar de las grandilocuentes frases de guion que deben enunciar), y al arco emocional que recorren, que uno no puede evitar desear durante toda la película el encuentro entre ambas, que en la realidad no tuvo lugar, y que aquí se ficciona para satisfacción del espectador. Sin embargo, cuando ello sucede, queda también empañado por la manera artificial de crear una escena de intenciones más estéticas (el uso de los tules es bastante estrafalario) que emocional. Solo cuando se encuentran cara a cara (en este sentido es muy significativo que Ronan y Robbie nunca compartan plano) se dejará entrever la sensibilidad para retratar a dos caracteres destrozados que, pese a necesitarse, no podrán ayudarse, y acabando incluso con María sentenciada de muerte por Isabel.
«María, reina de Escocia» es una película con elementos que por separado funcionan (con nombres tan importantes detrás como John Mathieson en la fotografía o Max Richter en la banda sonora), pero que en conjunto falla a algunos niveles, sobre todo por el afán de Rourke de novelarlo y teatralizarlo. En cualquier caso, siempre es interesante saber más acerca de estas dos mujeres enfrentadas pero con un objetivo común, el de afianzar su poder e imponer su voluntad en un mundo dominado por los hombres, aunque sus maneras diferentes de hacerlo les harán fracasar en ambos casos, perdiéndose a sí mismas en el camino de la independencia.
Frases destacadas:
- Isabel I: Decidle a los Estuardo que les queremos como a nuestra sangre. Pero que deben querernos igual.
- María Estuardo: Vuestra reina está en Escocia ahora.
- Isabel I: Inglaterra no es Escocia.
- Conde de Moray: ¡No dejes que tu condenada pasión te domine!
- Isabel I: Ahora soy un hombre. Y el matrimonio es peligroso.
- María Estuardo: Estoy absolutamente sola.
- Isabel I: Como yo.