Simpática película de animación sobre las peripecias de unas mascotas de Nueva York durante la ausencia de sus dueños
Hay un amigo en mí
En la primera película de Pixar, un filme que supuso el pistoletazo de salida a la realización íntegra de un largometraje mediante las técnicas de animación 3D, conocíamos a Woody, un juguete que era el ojito derecho de un niño llamado Andy. Con la llegada del nuevo muñeco Buzz Lightyear, los celos por la atención de su dueño no tardan en hacerse presentes. Como consecuencia de este conflicto ambos deberán conocerse mejor y trabajar en equipo con tal de llegar de nuevo a casa. Si ahora cambiamos Andy por la también humana Katie, el vaquero Woody pero el divertido perrete Max y el novato Buzz por el gran sabueso Duque, nos encontramos con que el esqueleto de esta “Mascotas” es descaradamente similar al de “Toy Story”. Experimentamos la misma historia ya vivida hace 21 años, salvo que en esta ocasión, lejos de acercarse a la vida de los juguetes, a los que vemos comportarse en comunidad en la ausencia de humanos, es a las mascotas. De nuevo se aborda la personificación de los animales, otorgándoles voz propia y una personalidad a medio camino entre lo humano y su esencia animal. Un recurso que denota la falta de originalidad de la propuesta, aunque no por ello estemos ante un producto que no sea disfrutable y cumpla con sus funciones veraniegas de entretenimiento.
Cooperación animal
Entre pequeñas citas a grandes obras del cine como “Con faldas y a lo loco”, “El fugitivo” o “Los pájaros”, la cinta trata de hablarnos dentro de su ritmo frenético de la colaboración entre iguales, animales, que a su vez son diferentes, siendo pájaros, perros, gatos, conejos, hámsteres, etc. En la solidaridad con el desaparecido, aunque vacíamente abordada desde el enamoramiento y el discurso bastante débil que apega a la amistad, encontramos la unión que afronta los peligros del mundo exterior y que tan solo son asumibles si cada uno de sus protagonistas demuestra sus habilidades a la hora de ayudar al resto. Algo que también juega al contraste, mostrando caras muy distintas de los protagonistas, demostrando que las circunstancias y la reflexión les invita a adaptarse a las necesidades del momento. Una evolución de personajes que se hace más inesperada en los secundarios que en los principales, donde se queda en lo esperable dentro de este tipo de películas.
El tono
“Mascotas” se queda lejos del carácter aleccionador y correcto de muchos trabajoss destinada¡os los más pequeños de la casa. Si bien sus valores no son malos, y de hecho son buenos, como hemos destacado en el párrafo anterior, se respira un tono en sus diálogos que desea mostrar un fluidez verbal propia de series de dibujos animados más destinadas a niños más mayores como pueden ser “Historias corrientes” u “Hora de aventuras”. Parece buscar una complicidad más alocada sobre todo de mano de personajes como el conejo revolucionario y en algunas ocasiones puede resultar demasiado vulgar en sus expresiones, pero en general, manteniéndose en su contención, no ensucia un compendio coral de buenos gags, diversión y algún que otro punto cómico ingenioso que acaban por entregarnos un filme que sin pretensión alguna logra dejar un entretenimiento poco memorable pero efectivo.
Frases destacadas:
- Max: “Un súper plan. Quedarme aquí sentado hasta que vuelva Katie”.
- Katie: “Este es Duque, será tu hermano”.
- Max: “Duermo en el suelo, ¡como un perro!”