Os recomendamos “Matterhorn” por ser un filme tan simple como bello, tan divertido como humano, en definitiva una magistral ópera prima.
Hay películas que dentro de la simplicidad de su trama y sin grandes recursos económicos llegan a explorar lo más profundo del alma humana y acaban tocando el corazón del espectador. Este es el caso de esta magistral ópera prima titulada “Matterhorn”, que es el nombre que recibe el monte Cervino o Mont Cervin en holandés, y es posiblemente la montaña más conocida de los Alpes por su espectacular forma de pirámide. Hasta allí quiere llegar el protagonista de nuestro filme, Fred. Un hombre solitario que enviudó tras ser atropellada su esposa, y se quedó solo cuando su hijo abandonó el hogar. Vive bajo el cálido manto de la rutina, que ha construido gracias a la fuerza del tiempo y la soledad, y envuelto en los acordes sacros de la música de Bach. Es un hombre pulcro, católico y de moral intachable. Un día en el pueblo aparece Theo, un hombre perdido y que parece no tener muchas luces. Eso hace que Fred saque el buen samaritano que lleva dentro y decida adoptarlo. Pero esta bienintencionada decisión acabará desafiando la rígida moral de sus vecinos y poniendo en riesgo su reputación.
La extraña pareja
Gene Saks en 1968 llevó a la pantalla grande el guión de Neil Simon titulado “La extraña pareja”, magistral comedia sustentada en dos grandes actuaciones, las de Jack Lemmon y Walter Matthau y que se sus situaciones cómicas brotaban del antagonismo de las personalidades de sus protagonistas. Pero esto no es nada nuevo, es la base de la dramaturgia, y fue nuestro Cervantes quien lo dejó claro para la posteridad con esa joya de la literatura que es “Don Quijote de la Mancha”.
Diederik Ebbinge usa como pilar maestro de su guión esa extraña relación entre dos personajes de personalidades antagónicas. De esta manera pone en una placa petri a Fred y a Theo para ser observados con suma pulcritud por el pueblo, que los verá como auténticos bichos raros, y acabarán reaccionando en base al desconocimiento, el conservadurismo y los prejuicios morales y sociales. Posiblemente sea esta gran vuelta de tuerca lo que acaba cautivando al espectador. Su director y guionista con una fina ironía elabora con sutiles y pequeños detalles acaba componiendo un gran relato que critica nuestro modo de vida, la hipocresía de la religión católica, así como las sociedades conservadoras.
Pero esta joyita posee más aciertos como por ejemplo, las grandes interpretaciones de Ton Kas y René van ‘t Hof que dan vida respectivamente a Fred y Theo. Tambien debemos destacar la gran elaboración de los personajes, lo coherentes que son. Lo bien descrito que está el arco emocional de Fred, y como Theo acabará influyendo en su devenir, alterando la paz y sosegada vida de este pobre hombre, porque no deja de ser una auténtica caja de sorpresas y un antisistema, aunque sea por accidente. Esto le sirve a nuestro autor holandés para construir gran parte de las situaciones cómicas, que son fruto de los equívocos y de los imprevistos. Hay momentos realmente delirantes como el momento supermercado o cuando el cura y Kamps visitan inesperadamente a Fred. Theo, a su vez, no deja de tener una personalidad desfrontalizada, que acabará demostrando a Fred y Kamps que no existen los actos altruistas en la vida. Todo acto de buen samaritano, toda relación de comunicación lleva implícito en el fondo la obtención de un rédito, de un beneficio.
El hombre frente a su destino
Cuando un hombre se sitúa frente a la montaña, no deja de estar poníendose delante de su destino. El “Matterhorn” es una montaña que en su momento visitó Fred con su mujer, pero que con el tiempo acaba simbolizando todos esos grandes retos que tiene por delante, cosas que debe asumir en la vida, y que sin quererlo será Theo quién, por azar, acabe enfrentándole a su propia problemática. Porque el gran reto de Fred es si será capaz desligarse de esa férrea escala de valores y creencias que le hace ser sumamente infeliz e intolerante en el fondo. De esta manera el filme explora que sólo nosotros podemos subir las cumbres más altas. Una vez superado los grandes retos la gran recompensa es disfrutar de la belleza de la vida, del día a día.
Pero a su vez la piramidal estructura de la famosa montaña simboliza los dos triangulos un tanto particulares, que son los verdaderos dinamizadores de la trama. El primero es el integrado por Fred, Theo y Kamps, el vecino que esconde un oscuro interés. Y el segundo es el formado por Fred, Theo y su mujer, Saskia. Donde el matrimonio tiende una mano a Fred a superar sus barreras psicológicas y le ayudan a evolucionar, cada uno a su modo.
Recomendamos por todos estos motivos el visionado de este delicioso, humano, bello y divertido cuento que versa sobre la realización personal, de cómo a veces hay que luchar contra la escala de valores y creencias que nos impone la sociedad con cada cucharada de Cola- Cao para poder ser feliz.
Frases destacadas de “Matterhorn”:
Cura: “En verdad os digo que todo lo que hicisteis a mis hermanos y hermanas me lo hicisteis a mí”
Kamps: “Hay límites, Fred”
Fred: “Esperé mucho a que Dios me diera una mujer con una gran sonrisa”
Theo: “Vamos a casarnos”
Johan: “La vida no vale nada hasta que puedes decir: soy lo que soy”
Kamps: “Comprenderás que para ti está cerrada la iglesia a partir de ahora”
Kamps: “Nunca he conocido a nadie que se atreva a poner a prueba a Dios como tú”
Johan: “Esta es mi vida, y poco me importan las emociones perdidas”
Johan: “Hoy, mañana, el amor vendrá y me encontrará”.