Lars von Trier firma «Melancolía», una película sobre el fin del mundo dividida en dos partes que refleja la particular idiosincrasia del realizador danés a través de poderosísimas imágenes, una banda sonora basada casi íntegramente en una obra de Richard Wagner y unos personajes, en especial las dos protagonistas, redondos.
«Melancolía» es un viaje hacia la nada más absoluta en el que tomamos parte de la mano de dos hermanas. Cada una de ellas describe un arco de evolución en las dos partes en las que está dividido el film y cada una de ellas se enfrentará de forma distinta al apoteósico final; Justine, interpretada por Kirsten Dunst, es la hermana pequeña, una mujer joven que lucha por integrarse en un mundo que no comprende ni le gusta, mientras que Claire, la mayor, casada y con un hijo pequeño, está perfectamente adecuada a la sociedad que la rodea.
Pero antes de entrar en materia y relatarnos el díptico de las hermanas de forma más o menos convencional von Trier ofrece al espectador un prólogo de carácter premonitorio que, compuesto enteramente de imágenes a cámara lenta, intercala visiones tanto de la Tierra como del espacio, a veces casi oníricas, en las que se juega también con referentes pictóricos como la Ofelia de John Everett Millais. Este preludio posee por sí mismo tal fuerza que es suficiente para atrapar a cualquiera gracias, en gran parte, a la pieza de Tristán e Isolda que lo acompaña a modo de banda sonora y que más adelante se repetirá a lo largo de todo film; una composición musical a quien debe von Trier casi la mitad del hipnotismo de Melancolía al completo.
Como pilares de la cinta tenemos a dos actrices maravillosas. Kirsten Dunst está increíble y no en vano ganó el premio a mejor actriz en la última edición del festival de Cannes, pero lo cierto es que Charlotte Gainsbourg le da una réplica difícil de superar. Ambas están arropadas por actores soberbios, sobre todo durante la primera parte en la que hay incluso alivios cómicos, pero es sobre ellas dos sobre las que recae casi exclusivamente el peso de la historia.
Von Trier consigue exponer parte de su mundo interior a través de, principalmente, el personaje de Justine, vapuleando al espectador en un drama tan profundo que se acaba por sentir la misma zozobra existencial que invade en diferentes puntos del metraje a las dos hermanas. Y es un drama descorazonador, que no deja lugar a la esperanza, en el que el amor, la belleza o cualquier placer no tiene la más mínima importancia. Von Trier enfrenta, a quien quiera enfrentarse, con la insignificancia del ser humano y la de sus acciones, sus anhelos y sus miedos y lo hace con una fotografía hermosa y cuidada, una atmósfera envolvente y unos personajes tremendamente atrayentes.
Melancolía es una propuesta arriesgada (poco secreto siendo el autor quien es), y cualquiera tendrá asumido que no va a encontrar aquí concesiones al estilo Hollywood (lo cual es, evidentemente, un atractivo añadido). Von Trier es von Trier y si para disfrutarlo hay que entrar en su juego, bienvenidas sean sus reglas.
Frases destacadas de «Melancolía»
- Gaby: “Solo tengo una cosa que decir: disfrutadlo mientras dure”
- Justine: “Solo hay vida en la Tierra. Y no por mucho tiempo”
- Claire: «No sabes cuánto te odio a veces”
Calificación: 9
En conjunto, me gustó. Resulta bella e inquietante al mismo tiempo, seductora e incómoda, absorbente y perturbadora. Siempre me han atraído las historias de «basura bajo la alfombra», y ésta, exceptuando el final, lo borda. Ahora bien, no puedo quitarme de la cabeza que el segmento titulado «Justine» no es más que «Celebración», de Thomas Vinterberg (1998), y que «Claire» no es otra cosa que «Sacrificio» de Andrei Tarkovski (1986). Empiezo a estar un poquito harto de «homenajes» que en el fondo no son más que copias (léase, Tarantino, Almodóvar, Von Trier…).
Si nos pusiésemos a desestimar «copias» nos quedábamos solos, 39escalones. Pero solos, solos, solos, aquí no se salvaba ni el Tato. Una cosa es una copia sin alma, mero plagio o pose, pero citar a Tarantino, Almodóvar y von Trier como copiones no innovadores me parece ser de ser poco justos.
Yo os digo a los dos (Victor y 39 escalones) que es la tercera mejor película del año, es de lo mejorcito. Este apocalipsis a ritmo de Wagner se merece el nueve puesto por Victor. Creo que además que tiene razón en cuanto a que si desestimaramos las copias de las copias, remakes, etc, ciertamente nos quedariamos solos. Y nosotros (los tres) quedaríamos para hacer ganchillo. Echaba de manos a Wagner cuando se iba de la banda sonora. Y por cierto, mi estimado 39 escalones le doy toda la razón en cuanto a que la primera parte se la debe a Thomas y su celebración.
A ver, a ver: una cosa es el «remake», odioso instrumento cinematográfico que perdió todo el sentido de su existencia cuando se inventó la televisión. Desde entonces, el «remake» no es sino una tomadura de pelo.
Otra cosa es la copia, como pose, efectivamente, con lo que me refiero, específicamente, a los tres citados: es decir, aquellos que se labran su talento o reconocimiento construyendo su carrera «emulando» a quienes ya han hecho sus mismas películas antes que ellos. No es el caso de Von Trier, obviamente, aunque sí lo es en esta película. Pero sí es el caso de Tarantino y de Almodóvar, quienes, sin su elemento «homenaje», especialmente en el caso del primero, no ofrecen gran cosa.
Sólo hay tres o cuatro historias repetidas eternamente en esto de la narración en general y del cine en particular. Hay quienes son capaces de contarlas de otra manera y hay una inmensa mayoría que no. Por eso los grandes maestros pueden contarse con los dedos de una mano, los cineastas con los dedos de las dos manos, los directores son incontables, y los que juegan a directores son infinitos.
Estamos de acuerdo una vez más mi estimado 39 escalones. Pero a mí concretamente me gustó, piense en lo que vemos a diario, esto se sale de la norma. Por eso, creo que debemos destacarla.
El retrato que hace von Trier del personaje que representa el pensamiento científico es vomitivo. Todo el mundo apunta lo de cómo afrontan el inminente fin del planeta los dos personajes femeninos antagónicos, pero se olvidan del personaje de Kiefer Sutherland. La película me gustó pero sé que fue, en gran parte, gracias a que parece un videoclip de Richard Wagner. Es muy bonita por fuera, pero tiene menos chicha por dentro de lo que se dice por ahí. El personaje de Krinsten Dunst es odioso, me alegro de que el planeta le acabe escachando la cabeza.
MrLombreeze: está claro que Sutherland tiene un papel menor, en el sentido de que von Trier ha decidido que sea menor, probablemente porque no le interesaba tanto él como ellas. Estar de acuerdo con él en el tratamiento que le da al personaje ya es otra cosa.
Coincido con lo del videoclip wagneriano y también con que la lectura que tiene, la chicha de dentro como dices, es bastante obvia pero es que no da la impresión de que von Trier quiera hacer un ensayo audiovisual.
JAJAJAJJA me ha encantado lo de «me alegro de que el planeta le acabe escachando la cabeza.» Mr Lombreeze, es usted genial, JAJAJAJAJJA, ese es el momentazo de la película sin lugar a dudas. Creo que todos estamos de acuerdo en que estamos ante un videoclip Wagneriano, pero es tan bonito, me cautivó.