“Mi amor” nos muestra la evolución de un romance pasional a lo largo del tiempo
Del amor al odio
El cuarto trabajo de la cineasta francesa Maïwenn Le Besco, el cual estuvo en la última edición del Festival de Cannes, nos presenta la historia de un romance protagonizado por Vincent Cassel y Emmanuelle Bercot, esta última premiada como mejor actriz del certamen. Nos hallamos pues ante un estudio a flor de piel de las pasiones humanas ligadas a una relación de pareja, un ejercicio de gran intensidad dramática que ya vimos en otras cintas como la belga “Alabama Monroe” (Felix Van Groeningen, 2012) o la estadounidense “Blue Valentine” (Derek Cianfrance, 2010).
Mi amor, un filme de actores y de guion
“Mi amor” no es una película que destaque por su dirección, la cual siempre se mantiene contenida, irradiando cierta sensación de naturalismo, asistiendo de manera presencial junto al espectador al fluir de los acontecimientos. No por ello deberíamos obviar su acierto a la hora de abordar la mirada subjetiva en algún plano en concreto, pero por línea general, contrasta, no necesariamente de manera negativa, con la fuerza actoral y la pasión derrochada tanto por ésta como por el guion. Y es que la química que desprende su acertada pareja protagonista es la esencia de este proyecto, el núcleo que construye un universo sentimental que une a estos dos personajes a lo largo de los años en los que discurre la trama del filme. Un filme que se inicia con la aparición de un dolor físico, un mal casi subconscientemente buscado que no deja sino de mostrar exteriormente el dolor albergado a lo largo de una década por Tony. Es a partir de este juego de saltos temporales entre el pasado y el presente que se desarrolla un romance cuyos intérpretes logran embadurnar de naturalidad, sabiéndose mover por diferentes registros dramáticos y manteniendo un raccord emocional sumamente complicado. Sin embargo, en ocasiones, el exceso pasional se manifiesta de forma histriónica, abrumando en su llegada hasta el patetismo, rompiendo el halo de verosimilitud que han logrado cultivar durante casi todo el metraje.
El deseo
La cinta gala nos interpela sobre las distintas dificultades por la que pueden pasar dos enamorados movidos por sus sentimientos y frustrados ante la imposibilidad de convivir armoniosamente con el otro. Su fuerte personalidad, su necesidad subjetiva de vivir la vida de manera individual, será el único enemigo de un amor que naufraga ante las peligrosas olas de la irracionalidad. Porque a fin de cuentas, “Mi amor” nos habla de eso, de un deseo poderoso, de una fuerza interior que, pese a la concepción meditada desde la frialdad, escapa de las manos de unos personajes cuyo amor realiza y destruye sus vidas, viéndose perdidos, convirtiéndose en drogadictos el uno del otro, aprendiendo a convivir con la supremacía del corazón frente a la mente. Única válvula de escape a un laberinto repleto de celos, desconfianza, depresión e insatisfacción tan solo liberado por las necesidades de la adicción.
El dolor de una pierna (auto)lesionada está constante. Ella piensa que se curará, que saldrá adelante, que hará vida normal. ¿Será así realmente? ¿Podrá escapar de esta situación? Esto es sobre lo que se interroga el filme de Maïwenn, sumergiéndose de lleno en el complejo universo en el que se mueve su heroína para hablarnos de unos sentimientos universales que no somos capaces de controlar, pero sí de percibir.
Frases destacadas:
- Directora del centro: “Se le cruzaron los esquís… ¿Y por qué cree que se le cruzaron los esquís?”
- Giorgio: “No soy un gilipollas. Soy el rey de los gilipollas. Te quiero”.
- Giorgio: “Quiero un hijo tuyo. Antes no, pero ahora estoy preparado”.
- Tony: “El amor después de una tormenta no es una elección, es una ley”.
- Tony: “Vale, ella está mal, lo entiendo. Pero no debes de ser tú quien cuide de ella”.
- Tony: “No he esperado tantos años a tener un hijo como para abandonar cuando estoy a punto de formar una familia”.
- Tony: “Estamos juntos, separados”.
- Giorgio: “Viniste a mí porque como soy”.
[…] lo tangible que lo pasional cambiando las tornas como se podría apreciar en la también francesa “Mi amor” de Maïween. – LUIS […]