Entre el trabajo en la creación cinematográfica y los sentimientos respecto a la familia se situa “Mia Madre”, lo nuevo del italiano Nanni Moretti
Lavoro
Admiramos mucho a esos cineastas comprometidos que siempre viven el presente del momento y vuelcan su talento en el arte cinematográfico para utilizarlo como herramienta que abra los ojos y cambie a la sociedad. La protagonista de “Mia Madre”, último filme de Nanni Moretti que pasó por la pasada edición del Festival de Cannes y que es la mejor película del año según la publicación francesa Cahiers du cinéma, parece una de estas directoras convencidas de la necesidad de plasmar la realidad del momento. En medio de un rodaje, sentimos el peso de los pequeños fracasos, los inconvenientes, las dificultades que nacen del proceso. Con toques humorísticos que nos pueden rememorar a la monumental “La noche americana” (1973) de Françoise Truffaut, o algunos más relacionados con los intentos de algunos miembros del rodaje por llevar sus fijaciones amorosas a planos más reales como en “Ocho y medio” (1963) de Fellini, Moretti nos lleva por la gestación de un filme de reivindicación social, de lucha de la clase obrera, de cómo afecta a la gente de a pie la crisis económica actual. Y sin embargo, parece que cada vez surgen más complicaciones. ¿El motivo? No parece estar del todo concentrada. Lo que desea llevar a la gran pantalla no se corresponde a la situación que realmente está viviendo, a las preocupaciones que afloran en su mente justo en el momento clave de su trabajo como profesional del cine.
Famiglia
Margherita parece refugiarse en su trabajo, evitar oír la voz de su consciencia, la sabiduría que reside en la voz de su hermano a quien interpreta el director de la cinta que hoy abordamos. Sumida en su proyecto, busca evadirse de la responsabilidad que supone ser conocedor de una verdad incómoda. La inevitable muerte de su madre, se antoja como una pesadilla, como elemento perturbador en el bienestar y la calma de su existencia. Se origina desde el inconsciente, desde la perspectiva onírica, el temor verídico a ésta inminente pérdida. Será reprendida por su expareja, quien parece al final tomar cierta dignidad tras toda una vida arrastrándose, pero por otro lado, la inteligencia del hermano le hará llegar a sus propias conclusiones por ella misma. A su vez, deberá cargar con la tristeza de su propia hija, algo que por momentos parece olvidar. Por último, le quedará el recuerdo de su madre, el lagado íntegro que le ha dejado tanto a ella como hija como al resto de las personas con las que se relacionó a lo largo de su vida.
Moretti
Nanni Moretti acaba por firmar una obra dual, dos mundos enfrentados en un mismo filme. Por un lado nos enseña los entresijos de su profesión, y por otro los problemas que nacen en el instante en que los intereses volcados en un proyecto se difuminan por el inevitable y trágico devenir de los acontecimientos. Sin abandonar la comicidad de la vida, lo ridículo de su propio trabajo, pero tampoco sin despegarse de a quienes quiere realmente ayudar con la culminación de una película, nos deja asomarnos a ese halo de tristeza que se vive en todas las familias, incluidas las de un director de cine, y que nos humaniza el dolor de su gremio acercándolo al vivido por cualquiera de sus espectadores.
Frases destacadas:
Marguerita: “Vittorio, ¿no tienes un mínimo de dignidad?”
Giovanni: “Marguerita, mamá está muriéndose”.
Barry: “Stanely (Kubrick) estaba loco por mí. Escribió dos guiones para mí”.
Giovanni: “Aunque te intimide, esta conversación la hemos de tener”.
Madre: “Cuanto más vieja más tonta te creen. Y es al revés, eres más listas, porque piensas”.
Barry: “El cine es un trabajo de mierda. ¡Devolvedme a la realidad!”