«Mil noches, una boda» es Cinema verité que representa la realidad de la ficción y la ficción de la realidad en un drama valiente y sin sentimentalismos
Premio al Mejor Reparto y la Cámara de Oro de Cannes dentro de la sección «Un Certain Regard»
Ya está aquí, finalmente la ganadora del Premio al Mejor Reparto y la Cámara de Oro de Cannes dentro de la sección «Un Certain Regard» en la que suelen tener cabida las propuestas menos convencionales y más arriesgadas dentro de la perspectiva autoral. Y hay que destacar este aspecto de los premios porque, realmente, la película realizada a 6 manos por Marie Amachoukeli, Claire Burger y Samuel Theiss, se respalda sobre todo en un reparto que se interpreta a sí mismo y apoyado en actores amateurs. Esta decisión se debe a la idea de representar la ficción que a veces se esconde dentro de la propia realidad personal de cada uno de nosotros. Así a partir de la boda real de Angelique, la anécdota se plantea como reflexión del misterio de la vida y de las situaciones con las que debemos lidiar durante este trayecto vital. Angelique Litzenburger, madre real de uno de los directores se interpreta a sí misma, del mismo modo que los directores y guionistas aparecen como familia real de la propia Angelique explicando, a partir del detalle de su boda su relación familiar y sus vicisitudes vitales.
Sublime trabajo actoral por parte de amateurs que se autointerpretan
Partiendo de esta idea, Angelique se nos presenta como una trabajadora de cabaret de 60 años, que ha trabajado toda su vida en este mundo. mezcla de placer y sordidez a la que un antiguo cliente le pide matrimonio. A partir de que ella acepte, como un intento de alejarse ese mundo de alcohol, noche y fiesta, más que como un camino de verdadero amor hacia la persona con la que se va a casar. La boda se presenta entonces como vehículo constructor de las relaciones entre Angelique y su familia, una familia desestructurada debido a su vida, de las relaciones entre Angelique y su antigua vida y como ésta es algo que a ciertas edades se presenta como un lastre demasiado fuerte, o las relaciones entre Angelique y su nuevo rol de ama de casa ante un marido que se nos presenta como un hombre normal, más que como un salvador. Y es en esta dificil tesitura donde los personajes, que son actores de sí mismos, demuestran una naturalidad y una capacidad expresiva que, sin duda, los hace dignos merecederores del premio conseguido en Cannes, con mención especial a la propia Angelique, que realmente está sublime recreando esa parte de su vida.
Cassavettes, Pasolini y el cine observador siguen estando vigentes en este mundo de hiperrealidad
El largometraje, que se sitúa a medio camino del drama y la comedia, del mismo modo que la vida, pese a lo arriesgado de su propuesta, está rodada de la mejor forma posible en función del tipo de narrativa que se nos quiere mostrar. Filmada al estilo de los docurealities no intrusivos, en los que la cámara es un testigo más de lo que está sucediendo ante nuestros ojos y no un agente provocador de reacciones, y sin someterse a las ataduras de un guíon preestablecido más allá de ciertas pautas genéricas de cada secuencia; encuentra en esa solución su auténtica virtud y su punto fuerte. Cargada de sentimientos, que no de sentimentalismos ni de pornografía emocional, la cámara sugiere más que explicita. Con una profunda carga de planos cortos, donde abundan los primeros planos y los planes detalle de elementos que prefiguran, de ese modo, la personalidad y los pensamientos de los protagonistas, Mil noches, una boda, hace más por el género de realidad que muchos documentales. De hecho, nos encontramos ante una auténtica muestra de cine verité donde Cassavettes y su Woman Under The Influence y sobre todo Mamma Roma de Pasolini, se muestran como los pilares sobre los que se sustenta esta Partygirl, una de esas películas que se quedan en la piel.
Frases destacadas de «Mil noches, una boda (Party Girl)»
- Angelique: «Donde quiera que bailes es tu hogar«
- Michel: «Quiero hacer todo contigo, como una pareja de verdad«
- Cynthia: «Tengo dos familias y os quiero«.