La cuarta película de Erik Poppe muestra los límites de la deshumanizadora profesión del fotoperiodista con la espléndida actuación de Juliette Binoche.
La Juliette Binoche heroína
Catorce años atrás, en la célebre película “Código desconocido”, Juliette Binoche interpretaba a la mujer de un fotógrafo de guerra (Thierry Neuvic), cuya ausencia permanente se justificaba a través de su trabajo. En una cena situada a mitad de metraje, Thierry Neuvic se describía a sí mismo, frente a su pareja y amigos, como un asceta, un incansable rastreador de imágenes bellas, que le resultaba más fácil vivir en un país tercermundista antes que adaptarse a la caótica y cada vez más amenazante ciudad parisina. El tratamiento frívolo de la figura y labor del fotoperiodista del film coral de Michael Haneke es rebatido en la cuarta película de Erik Poppe, donde se muestra la vertiente más humana de dicha profesión. En “Mil veces buenas noches” el cineasta noruego invierte el papel que Juliette Binoche llevaba a cabo en “Código desconocido”: en vez de encarnar a la amante despechada de un hombre ocupado, Binoche deviene una heroína de guerra tan hábil en su disciplina artística, como incapaz de salvar su matrimonio.
¿Familia o profesión?
“Mil veces buenas noches” describe el día a día de Rebecca (Juliette Binoche), una de las mejores fotoperiodistas del mundo, especializada en conflictos bélicos. La narración arranca con su cobertura de un futuro atentado terrorista en Kabul. La cámara de Binoche capta, con nerviosismo, la preparación espiritual y logística de la mártir anónima que está a punto de autoinmolarse en el centro de la capital de Afganistán. El debate planteado en el cuarto largometraje de Erik Poppe versa sobre la ambigua intervención del periodista cuando el propósito de éste es detener una aberración criminal. Binoche se excede, cruza los límites de la objetividad informativa y termina hospitalizada a causa de una perforación pulmonar. Tras recuperarse del accidente, la corresponsal de guerra debe tomar una decisión a partir del ultimátum que su marido Marcus (Nikolaj Coster-Waldau) le ha dado: debe elegir entre su familia o su profesión.
La biblioteca íntima de la miseria humana
Las escenas de impacto en las que de Juliette Binoche busca la adrenalina para sentirse viva, se alternan con imágenes oníricas de la protagonista ahogándose en un indeterminado fondo acuático. Erik Poppe refuerza la profundidad psicológica del personaje central de su largometraje a través del recurso metafórico del agua, como hizo en su anterior film “Aguas turbulentas”. Los fotogramas marinos de “Mil veces buenas noches” insinúan una asfixiante soledad originada por el falso reconocimiento profesional de su familia y, al mismo tiempo, una grave sensación de impotencia ante la imposibilidad de erradicar la injusticia de la guerra. “Mil veces buenas noches” ficcionaliza la dolorosa realidad de los miembros de ese peligroso gremio, mostrando la lucha interna del ídolo en primera persona. Igual que en el homenaje del documentalista Christian Frei a Jim Nachtwey en “Fotógrafo de guerra”, Erik Poppe describe al fotoperiodista como un ermitaño desprovisto de ataduras con el mundo convencional. Su misión es presenciar por vez primera aquello que nadie quiere ver y transmitirlo al mundo en imágenes. Juliette Binoche va agrandando su biblioteca íntima de la miseria humana con miedo a que el nihilismo se apodere de ella.
Frases destacadas de “Mil veces buenas noches”:
- Rebecca: “¡Lleva una bomba! ¡Corred!”.
- Rebecca: “Marcus, ¿hay otra mujer?”.
- Rebecca: “¡Necesito tiempo para pensar! ¡Me hirieron en un atentado!”.
- Marcus: “Estoy esperando una llamada que anuncie tu muerte. Luego veo como Lisa se hace añicos e intento que Steph no desaparezca más en sí misma”.
- Rebecca: “El mundo necesita que yo muestre el dolor que no se ve”.
- Rebecca: “Lo dejo, Jess. No voy a cubrir más conflictos bélicos. Tengo un marido y dos hijas”.
- Steph: “Espero que al menos la fotografía valiera la pena”.
- Steph: “¿Puedo utilizar tus fotografías para mi trabajo sobre África?”.
- Steph: “Podríamos hacer un viaje de madre-hija a Kenia”.
- Jess: “No vamos a publicar tus fotos. El pentágono cree que son una apología del terrorismo”.
- Rebecca: “En ese preciso momento, en ese preciso lugar murieron esas personas porque ella detonó la bomba por mi culpa”.
- Marcus: “¡Vete de mi casa! ¡Hueles a muerte!”
- Rebecca: “Espero que algún día me puedas perdonar”.
- Steph: “Al principio no entendía el trabajo de mi madre. Luego comprendí que esa gente necesita a mi madre más que yo”.