Mindscape es el debut en la dirección de Jorge Dorado, apadrinado por Jaume Collet-Serra, un deslavazado thriller psicológico que se centra demasiado en su sorpresa final.
Al inicio de Mindscape se presenta la figura de los detectives de recuerdos, profesionales con poderes mentales que son capaces de escarbar en la memoria, a veces para ayudar a sus clientes, otras con la intención de desenmascarar algún crimen. Es inevitable, entonces, recordar la sensacional distopía Black Mirror, que explora la incidencia de las nuevas tecnologías en la sociedad moderna y, a la vez, desear que la película de Jorge Dorado se mueva por terrenos similares.
No obstante, a los pocos minutos resulta evidente que el propósito de su director, que se considera deudor de Hitchcock y Cronenberg, se sitúa en torno al thriller psicológico de dirección resultona y reflexión inexistente. Así, la historia de uno de estos detectives, empeñado en esclarecer el turbio pasado de su paciente mediante técnicas cercanas a la hipnosis, parece más cercana en contenido a la descripción onírica de Origen y a las películas con sorpresa final como Red Lights. Los referentes anteriores no son desde luego desdeñables, sin embargo, la película se queda a medio camino entre ambos y su altura cinematográfica acaba por estancarse en el producto comercial aceptable.
Es por ello que la decente factura técnica y el interesante estudio psicológico de los personajes quedan oscurecidos a la postre por lo previsible del argumento, el estridente empeño de subrayar musicalmente cada segundo dramático y, en definitiva, los recursos utilizados a la hora de preparar un final que, más que provocar gestos de incredulidad y asombro, somete al espectador a un insustancial deja vu. Algo parecido a la posibilidad de revisitar los recuerdos que la película propone. Un recuerdo, eso sí, entretenido pero que puede perfectamente obviarse.
Frases destacadas de Mindscape:
– Escarba en los recuerdos y deja de buscar en la vida real