Mike Leigh se embarca en un biopic sobre William Turner mediante un acercamiento no pretencioso y honesto del icónico artista plástico.
El pasado mes de mayo, Mike Leigh presentó en Cannes su último largometraje “Mr. Turner”. Desde que ganó la Palma de Oro en 1996 con “Secretos y mentiras”, la sección oficial del festival galo siempre ha guardado un pequeño rincón para el célebre realizador británico. En su quinta visita a Cannes, “Mr. Turner” fue premiado con la Mejor Interpretación Masculina gracias al rol protagonista de Timothy Spall, actor habitual entre sus títulos. En esta ocasión, Leigh exhibía una pieza insólita que sobresalía de su tónica cinematográfica. El prestigioso director, conocido por su afán por retratar la sociedad londinense con cierta melancolía y pesimismo, abandona la temática social, perenne en toda su filmografía, para realizar un biopic del pintor Josep Mallord William Turner.
El desafío de Mike Leigh
Con “Mr Turner” Mike Leigh se enfrenta a un gran desafío, dado que por primera vez debe prescindir de sus metódicos films corales. Por otro lado, al tratarse de un homenaje a una única figura pública, su obra corría el riesgo de convertirse en una hagiografía. No obstante, la labor de Mike Leigh no contempla el tono de las biografías sobre los incomprendidos y marginales artistas del siglo XIX o XX. En otros casos como el de “Camille Claudel 1915” de Bruno Dumont o el del biopic “Il giovane favoloso” sobre el poeta Giacomo Leopardi realizado por Mario Martone y presentado a concurso en la última Mostra de Venecia, el deseo de mitificar la figura del genio relegado impera por encima de la trama. En “Mr. Turner” no existe dicho empeño. Mike Leigh no propone la veneración de William Turner, sino un acercamiento honesto y sencillo al icónico artista plástico, cuyos lienzos encaminaron la Historia del Arte del Romanticismo al Impresionismo.
De lo profano a lo sacro del artista
La pretenciosidad no es un rasgo que caracterice la filmografía de Mike Leigh. El director no arde en deseos de elaborar una película definitiva que aborde la entera existencia del citado personaje histórico. Su largometraje sólo abarca las dos últimas décadas de la vida de William Turner. Concretamente, cuando el artista ya era reconocido en la Royal Academy of Arts, aunque fuese motivo de burla entre sus compañeros y la clase más popular de Inglaterra. Leigh muestra los veinticinco años previos a su muerte, los cuales estuvieron marcados por un fallecimiento del que jamás se recompuso (acontecimiento que se expone con precisión en la primera media hora del metraje). La presentación del personaje principal antes y después de dicho suceso es fundamental para entender la visión de Leigh sobre su protagonista. Timothy Spall encarna a un William Turner huraño y gruñón, que ha abandonado a su mujer y a sus hijas para centrarse enteramente en su obra pictórica, y tras el trágico evento, el célebre retratista de naufragios se encierra todavía más en su tormentoso mundo interior. Tratándose de un argumento que podría prestarse a la sobre interpretación malditista de la vida del artista, Leigh demuestra que su locura era más iluminada de lo que parecía. En este sentido, el cineasta no brinda una visión tenebrista del reconocido genio. “Mr. Turner” es una yuxtaposición de escenas cotidianas que dan a conocer la faceta profana y desmitificada del Pintor de la Luz. A través de pequeñas pinceladas aleatorias de su vida el espectador se aproxima de forma naif al venerado personaje histórico. En cambio, la lectura sacra de William Turner, la cual correspondería a la recreación de su obra en la gran pantalla, en el largometraje está a cargo de Dick Pope. El director de fotografía que ya ha trabajado con Mike Leigh en otras once ocasiones demuestra su valía artística simulando las atmósferas de los lienzos trasladándolos a la ficción.
Frases destacadas de «Mr. Turner»:
Doctora Mary Somerville: «Puede que aún no lo sepa pero es un hombre con una gran visión».
Doctora Mary Somerville: «El universo es caótico y usted nos lo hace ver tal y como es».
Mr. Booth: «¡Cuánto tiempo sin verle! ¿Aún sigue haciendo esas bonitas pinturas?»
Mr. Booth: «¡Yo sé quién es usted! ¡Usted es el famoso Mr. Turner!»