La experiencia de Jaume Balagueró en el género del terror no consigue hacer destacar esta historia plagada de lugares comunes.
Basada en la novela «La dama número trece«, «Musa» es una cinta que se encuentra a medio camino entre el terror sobrenatural y el thriller de investigación. Esto no supondría ningún inconveniente si las bases sobre las que se apoya la trama no las hubiésemos visto mil veces en otras historias, aderezada con algunas escenas que más que terror causan indiferencia y un trasfondo sobrenatural con buenas ideas que, por desgracia, no han sabido aprovecharse para dar como resultado una cinta de terror digna de elogios.
Samuel Salomon (Elliot Cowan), profesor de literatura, no pisa la universidad desde la trágica e inesperada muerte de su novia (Manuela Vellés). Samuel sufre una recurrente pesadilla donde una mujer es brutalmente asesinada a través de un extraño ritual. De repente, la misma mujer que aparece todas las noches en su mente es hallada muerta en idénticas circunstancias a las de su sueño. Samuel se cuela decidido en la escena del crimen para averiguar la verdad, y conoce a Rachel (Ana Ularu), una joven que asegura haber soñado con el asesinato. Juntos, harán todo lo posible para descubrir la identidad de la misteriosa mujer, sumergiéndose en un oscuro mundo gobernado por las musas que han inspirado a los poetas de todos los tiempos.
Una buena idea desaprovechada
El primer gran problema con el que se topa «Musa» es su convencional y poco interesante primer acto. No es solo que el prólogo donde se nos narra la misteriosa muerte de Beatriz esté plagado de convencionalismos y diálogos carentes de naturalidad, sino que también nos encontramos con una sucesión de secuencias decenas de veces vistas en películas de este tipo y que ya deberían de estar superadas. No es hasta que aparece el personaje de Rachel que la película consigue despertar un mínimo de interés, en parte gracias a la dinámica que se establece entre los dos protagonistas y también gracias al universo que se nos va desvelando según avanza la trama. Son estas musas lideradas por la en ocasiones inquietante Joanne Whalley en torno a las que gira la historia las que hacen destacar el resultado final, cada una de ellas tiene una característica diferente y supone un tipo de amenaza distinta para nuestros protagonistas; lo que induce a soñar de qué película estaríamos hablando si se hubiesen decidido por explotar más la vertiente fantástica que por desgracia no predomina en el film.
Elliot Cowan hace lo que puede con un personaje protagonista escrito de forma muy perezosa y con pocas características que lo definan más que su pasado como profesor y su depresión a causa de la pérdida de su amada; aun así consigue transmitir cierta humanidad a ese lienzo en blanco que es Samuel. No hay ningún otro personaje de los muchos que se pasean por la película que de verdad consiga llamarnos la atención y mucho menos quedarse en nuestra memoria. Todo el reparto cumple más que de sobras, pero se limitan a hacer lo que pueden con el poco margen de maniobra que les da el guión. Quizá se podría salvar a Christopher Lloyd, quien interpreta al personaje más interesante de todos y que se encarga de soltar una gran cantidad de información a nuestros protagonistas sobre qué son las musas y el peligro al que deberán atenerse si quieren desvelar el misterio que hay tras ese extraño ritual que piensan llevar a cabo.
Poca imaginación
Cuando Jaume Balagueró tiene la oportunidad de brillar con ciertas escenas donde predomina la inquietud y el suspense, aquí se le nota falto de recursos a la hora de aportar algo diferente al género. Esto es especialmente sangrante si tenemos en cuenta que el realizador no es especialmente novato en esto de inquietar y asustar al público, como ya consiguió, por ejemplo, en «Frágiles«, la cual a pesar de no ser especialmente memorable dentro del género, el espectador podía encontrarse con un par de escenas que daban lugar a momentos inesperados gracias a su curiosa premisa. El director apenas aprovecha la atmósfera lúgubre que hay en la amplia gama de escenarios que visitan los protagonistas a lo largo de la cinta, lo que da lugar a una dirección de fotografía efectiva pero poco destacable y una música que poco tiene que hacer más que causar algún sobresalto puntual.
«Musa» es una más dentro de ese gigantesco montón de filmes de suspense mediocres que nos llega cada año, y lo cierto es que es una auténtica lástima que Balagueró no haya decidido apostar por una trama menos explotada y que aprovechase el curioso mundo de las musas que nos propone. Atrás quedó aquel año 2011, en el que el director catalán consiguió fascinar a más de uno con esa obra perversa y tremendamente efectiva que fue «Mientras duermes«.
Frases destacadas de «Musa»:
- Samuel: «La mataron hace un par de días y es la mujer que vi en mis sueños. ¡Estoy seguro!»
- Rachel: «Por eso tuvimos el mismo sueño. Esa mujer quería que lo encontráramos.»
- Susan: «Soñaste algo antes de que ocurriera, a eso se le llama sueño premonitorio.»
- Rauschen: «Las siete damas existen.»