Mar. Mar 19th, 2024

Visión lírica en lo visual y lo narrativo del Neruda político, poeta y hedonista.

El chileno Pablo Larraín es un autor ensimismado en el objetivo de fusionar con elegancia y coherencia el fondo de sus historias con la forma en las que las relata. Ahí tenemos las cámaras propias de los ochenta con la que filmó “No” (2012), la cinta sobre el plebiscito a Pinochet de 1988, o el color y la música agobiante que envuelven “El club” (2015), el filme que aborda la degeneración moral de unos clérigos apartados del aparato visible de la Iglesia católica. Con “Neruda”, presente en el pasado Festival de Cannes dentro la Quincena de los realizadores, acaba por mostrarnos su proyecto más ambicioso hasta la época, jugando con la innovación y llevando su sello personal mucho más allá de lo logrado en sus anteriores trabajos.

La lírica

“Neruda” no es para nada un biopic al uso. De hecho, lo sucedido dentro del filme abarca un periodo muy concreto, precisamente lo acaecido en 1948 cuando el afamado poeta, siendo senador comunista, fue perseguido por el gobierno hasta su exilio a Europa. Una etapa convulsa en la que se asiste al desentrañado de la personalidad de un hombre político, un marxista caprichoso y hedonista, artista elocuente y desagradable, tierno e infiel, amable e irascible. Una figura que es filmada sin buscar la complicidad del espectador, plasmando lo absurdo, lo odioso, lo real de su misma esencia. Y a su vez, donde nos distanciamos totalmente del ya mentado género del biopic, es en el protagonismo que se le da al antagonista, un policía arquetipo del cine negro (referenciado con las novelas que el propio Neruda le entrega a modo de pista/mofa), quien lidera una poética voz en off y es encarnado por un Gael García Bernal que nos rememora a una faceta suya ya vista en la argentina “Eva no duerme” (Pablo Agüero, 2015). Una antipatía la de las dos caras de la película acorde a los apáticos personajes que inundan la filmografía del realizador.

peluchonneau_gael_garcia_6499El logro de Larraín en su filme reside en la veraz aproximación que realiza de un artista comprendiendo la psicología de su personaje principal y fundiéndola con la materia que explora su disciplina artística. “Neruda” se disfruta desde la lírica, otorgando gran fuerza al poder de la palabra, adornando sus vocablos en todas y cada una de sus narraciones fuera de campo. Y a su vez, el director logra transmitir esta idea añadiéndole sus armas en la materia del campo cinematográfico. Los espacios se muestran recargados, barrocos, repletos de belleza tanto en interiores como exteriores. En su alocada dirección, sus incesantes y curvos movimientos de cámara comprenden la esencia nerudiana. Y mientras deja la palabra en la boca de sus protagonistas, juega a cambiar el escenario dentro del mismo diálogo, evidenciando lo fantasioso y adornado de lo que ofrece, haciendo entender que lo importante es lo que se desea transmitir, renunciando a la lógica lineal y academicista.

Frases destacadas de “Neruda”:

  • Oscar: “En esta casa solo hay objeto, que es lo único que ama Neruda”.
  • Oscar: “Soy un hijo de cortesana, un hijo de infección venérea”.
  • Neruda: “Mátate, mátate y así podré escribir tu amor durante 20 años más.

Tráiler de “Neruda”:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

Un comentario en ««Neruda» nerudeando el no-biopic»

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