Mar. Mar 19th, 2024

La trascendencia de lo cotidiano de Ozu y la vida familiar contemporánea embellicida plásticamente por Koreeda

 

Japonismo

Muy pocas son las propuestas japonesas que llegan recientemente a nuestras salas. Por un lado tenemos las películas de animación de las grandes franquicias como Dragon Ball o Doraemon, entre otras, aunque también las del estudio Ghibli con El cuento de la princesa Kaguyay El recuerdo de Marnie recién estrenadas.  Algo más independiente será el próximo título nipón al llegar a España, El niño y la bestia de Mamoru Hosoda que ya pudimos ver en San Sebastián. Lejos de este campo, últimamente parece que tan solo podemos disfrutar de contadas obras de los tres cineastas nipones más laureados en Cannes y Berlín, quizás por su cine más accesible para un público más generalista debido al reposo y la belleza formal de sus propuestas. Hablamos de Yoji Yamada (“La casa del tejado rojo”), Naomi Kawase (“Una pastelería de Tokio”) y, quien hoy nos atañe, Hirokazu Koreeda.

Nuestra hermana pequeña

Disfrazarse de Ozu sin dejar de ser Koreeda

La filmografía de Yasujiro Ozu se caracteriza entre muchas cosas por su trato sincero de la cotidianidad. Por usar el artificio dotándole de trascendencia sin dejar de emular a la verdad. Sus retratos familiares del día a día nos ayudaron a comprender las motivaciones de una sociedad en continua evolución emocional siempre ligada, para bien o para mal, al peso que crea en el individuo los lazos paternofiliares. Y esto es lo que parece que Koreeda quiere plasmar en su nuevo filme, “Nuestra hermana pequeña”, un trabajo que se pudo disfrutar tanto en Cannes como en San Sebastián y que se coronó como la mejor película del año según los premios que concede la Academia japonesa.  Las secuencias que acontecen a lo largo de un año que nos narran las desventuras de tres hermanas que adoptan con ella a la que es hija de un padre que las abandonó, son presentadas a modo de trazos en un lienzo que, como quien lee salteadamente un diario, acaba por invitarnos a unir y comprender las vicisitudes a las que se enfrentan. Así pues, viviremos desde una belleza plástica dotando de sentimiento a imagen y música, como bien nos tiene acostumbrados el director japonés, un seguido de elementos comunes dentro de su misma filmografía. Advertiremos sentimientos universales como la separación y el reencuentro fraternal como ya hizo en “Kiseki” (2011), la importancia de los lazos familiares no sanguíneos como exploró a fondo en De tal padre, tal hijo(2013) y el abandono residencial materno dejando al hijo mayor al cargo de la casa como padecimos en la intensísima “Nadie sabe” (2004).

Nuestra hermana pequeña

Nuestra hermana pequeña, el hermano pequeño de Ozu

El resultado global de la propuesta de Koreeda es un relato fragmentario con alguna similitud a Boyhood (Richard Linklater, 2014) en su apreciación de los momentos más destacados de una vida que se caracteriza por su transcurso natural de los acontecimientos. Y como en el cine de Ozu, dentro de una realidad embellecida, cada uno con sus propias armas de autor, nos sumergimos en una historia que aparentemente no nos narra nada, y sin embargo, acaba por desenvolvérnoslo todo. Acompañando a esta peculiar familia durante un año asistimos siempre de manera agradable a su relación con los hombres, la reflexión sobre cómo zanjar las rencillas familiares, la importancia que tiene la moral dentro del mundo laboral o la trágica decisión entre escoger el iniciar una nueva aventura o continuar con una vida que puede o no ser de su agrado. “Umimachi Diary” acaba también por acercarnos a la búsqueda de referentes que acompañen la evolución personal del individuo, a la difícil aceptación de la muerte como elemento intrínsecamente ligado a la vida y al amor familiar albergado dentro de una fraternidad engalanada por el refinamiento de un director con alma de poeta. Un poeta además que en ningún momento se permite el lujo de juzgar sus personajes, tan solo nos plantea los conflictos y sus resoluciones dentro de un aurea de dignidad que engloba todo su poema.

Nuestra hermana pequeña

Frases destacadas:

  • Yoshino: “Era nuestro padre pero llevábamos quince años sin verle”.
  • Chika: “Es muy madura para su edad”.
  • Yoko: “Al contrario, su padre siempre cuidaba mucho de nosotras”.
  • Sachi: “Era un hombre bondadoso e inútil. Se endeudó. Caía muy bien a las mujeres y tenía  muchos líos”.
  • Tía Abuela: “Si sigues así jamás te casarás ni te irás”.
  • Madre: “Sachi es muy madura. Yo no lo soy. Ella ha madurado por mí”.
  • Suzu: “Siento lo que hizo mi madre. Se enamoró de un hombre casado. Eso no está bien”.

 

Tráiler de “Nuestra hermana pequeña”:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

2 comentarios en «“Nuestra hermana pequeña” Koreeda va de Ozu, sin dejar de ser Koreeda»

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