Tras “Objetivo: La Casa Blanca” y “Objetivo: Londres” ahora nos llega esta nueva entrega para ser disfrutada en el cine de verano con una buena cerveza.
Los héroes de acción
No cabe duda que Gerard James Butler, más conocido como Gerard Butler, es un testoterónico action hero de libro. El actor escocés a pesar de sus 51 años sigue dándose tripazos y dándolo todo en esta nueva entrega de la veraniega saga “Objetivo” encarnado a Mike Banning, el agente secreto que ahora se encarga de la seguridad personal del Presidente de los Estados Unidos, al que da vida el gran Morgan Freeman. Es curioso, a lo largo de este tríptico le hemos visto ascender políticamente al personaje. En la primera era el presidente de la Cámara de Representantes, en la segunda era vicepresidente, y ahora es uno de los hombres más poderosos del mundo. Eso le lleva a estar en un peligro constante. De igual forma ha evolucionado la persona encargada de su seguridad, obviamente nos referimos a Banning. Este personaje comenzó siendo totalmente heredero de John Rambo (“Acorralado”), John McClane (“La jungla de cristal”) o de posteriores versiones más karatekas como Casey Ryback (“Alerta Máxima”) o Luc Deveraux (“Soldado universal”). Todos ellos son auténticos leones que luchan hasta la extenuación.
Todos tienen en común que son tipos duro sin fisuras. Sus líneas de diálogo poseen un cierto humor socarrón que dan muestra de su ingenio y sagacidad. Su poder de sacrificio está fuera de toda duda. Los tiempos cambian, eso obliga a que los personajes centrales del tríptico creados Creighton Rothenberger y Katrin Benedikt intenten evolucionar a marchas forzadas, adaptándose a la modernidad. Eso es lo que le ha pasado a Banning en esta entrega de la franquicia. El espectador descubrirá su lado más humano y personal. Vemos el precio de la entrega total, de la adrenalina y peligros sin fin. Eso le lleva a consumir pastillas para mitigar los dolores y a mantener ciertas cosas en el más puro secretismo.
La lealtad por encima de todo
Una vez más, el destino de la nación estará en sus manos porque alguien intenta matar al Presidente, pero con una vuelta de tuerca al involucrar a nuestro héroe. De tal forma, que todo el cuerpo del FBI irá en su contra, y sólo un hombre creerá en su inocencia. En efecto, el jefe de los jefes. Este es un largometraje absolutamente previsible, en su desarrollo y desenlace. Lo que no es óbice para que el espectador que ha pagado por la entrada disfrute de grandes escenas de acción. Las escenas de lucha y tiros se mezclan con momentos llevados por drama personal y familiar. Ni en esos momentos el espectador encontrará un atisbo de originalidad o de sorpresa. Es más, regresan los fantasmas del pasado como la guerra de Vietnam encarnados en el formidable actor Nick Nolte, que da vida al padre de Banning, que no deja de ser un trasnochado o crepuscular John Rambo.
La narración de Ric Roman Waugh resulta ser tan previsible como la historia. El espectador sabe de antemano donde localiza los balones de oxigeno tras las locas escenas llenas de adrenalina. En este tipo de productos dirigidos al marco de los autocines (en EEUU) o cines de verano (en Europa) son totalmente intrascendentes, de fácil consumo y no requieren de una particular entrega por parte del espectador. El filme a ese nivel funciona y no defrauda. El espectador pone el piloto automático y se evadirá durante las dos horas de metraje. Estas eran las películas que disfrutaba a lo grande con mi difunta abuela, y “Objetivo: Washington D.C.” la hubiera gozado porque la historia está repleta de tipos duros de pelar.
Frases destacadas:
- Mike Banning: “No descansaré hasta demostrar quién ha hecho esto”
- Mike Banning: “Volveré antes de que se dé cuenta Señor”
- Mike Banning: “Somos leones”
- Presidente Trumbull: “Son los momentos difíciles los que nos definen”
- Mike Banning: “No más secretos”
- Mike Banning: “Voy a intentar algo, habrá bajas pero no será usted”