Para Halloween regresa puntualmente el famoso tablero de Hasbro de la mano de uno de los cineastas indies más interesantes del género de terror.
Una decisión acertada
Ha sido una gran decisión, por parte del productor Michael Bay, contratar a Mike Flanagan para seguir explotando esta franquicia. Le consideramos uno de los mejores realizadores independientes del género, por eso había mucha curiosidad y morbo por ver este nuevo trabajo. Su filmografía le avala, desde la estupenda e inquietante “Oculus”, a ese gran thriller con acosador que es “Hush”, que pudimos disfrutar en la pasada edición del SXSW. Inteligentemente se desvincula de la idea de hacer un producto con y para adolescentes, de supuesta vocación realista, para ofrecernos un filme de atractiva estética vintage, que lo ha aplicado a todo el metraje de principio a fin, inclusive usa el logo antiguo de la productora.
La historia nos transporta a Los Ángeles, concretamente a 1967. Alice Zander acaba de perder a su marido Roger hace poco. Así que ella sola tiene que mantener a sus dos hijas. Para ganarse un dinero te lee la fortuna o te monta una sesión de espiritismo para que hables con tus seres queridos fallecidos. Su hija Lina, tras jugar a una sesión de espiritismo en casa de unos amigos, le sugiere que lo use para las sesiones de espiritismo, siguiendo las tres reglas básicas: no jugar en cementerios, no romper el círculo y decir siempre adiós. Alice lo que no sabe es que involuntariamente al comenzar a jugar con el tablero está abriendo su casa a un auténtico espíritu maligno.
Una posesión en tres actos
Para crear este origen, Flanagan ha contado con su inseparable compañero Jeff Howard. Aciertan en dotar de una base dramática al producto. Porque el principal problema de “Ouija”, su precedente, es que no había historia por ningún lado. Buena, mala o mediocre, aquí hay una trama que sostiene el filme. Ambos exploran con total acierto el duelo de esta mujer y sus dos hijas, que están a punto de perder su casa por impago de deudas. Howard y Flanagan ya había explorado los universos donde realidad y ficción se mezclan en “Oculus”. Aquí estas tres mujeres hacen de la ilusión una verdad que sus clientes precisan y anhelan. La entrada del tablero en juego protagoniza la gran vuelta de tuerca, para adentrarnos en un típico largometraje de posesiones, que logra salir a flote gracias al personaje de la pequeña Doris. Es el gran acierto. Bajo la vulnerabilidad y delicadeza subyace el mal. Lo malo es que una vez más, es que no es nada novedoso, aunque funcione bien. Flanagan consigue rentabilizar a la pequeña actriz Lulu Wilson, que su mejor escena es la que comparte con Parker Mack, que da vida a Mikey el novio de Lina. Y, por último, el director del colegio católico de las niñas, el padre Tom, es el segundo punto de inflexión. Lo malo es que tarda mucho en entrar en la función, de tal forma que el segundo acto queda excesivamente alargado, quedando muy reiterativo. Así que cuando el director quiere volver a tomar las riendas ya empieza a ser tarde, a pesar de que este tercer acto sea certero y se resuelve con eficacia.
El realizador de Massachussets se ha rodeado de su habitual equipo, y The Newton Brothers vuelven escribir un score un tanto retro y adecuado. El sonido es muy importante en sus largometrajes, aunque en este caso peca de ser muy efectista. Excelente la labor del director de fotografía Michael Fimognari, que se aleja de los parámetros realistas de “Oculus” o “Hush” para crear el ambiente ideal donde sustentar la particular narrativa de Flanagan.
“Ouija: el origen del mal” está a años luz de su precedente, aunque acaba siendo un tanto reiterativa argumentalmente, pecando de ser ciertamente efectista y dando demasiadas explicaciones, a algo que no las precisa.
Frases destacadas:
- Alice Zander: “The rest is the business of the living”
- Alice Zander: “We don’t lie. We give them the truth that they need to believe it”
- Doris: “Why daddy doesn’t talk to us?”
- Alice Zander: “I want you to help me Lina”
- Lina Zander: “Something is wrong with Doris! “
- Doris: “Hi! Friend. Now what? Who are you?”
- Doris: “Do you know what it feels like to be strangled to death?”
- Father Tom: “The spirit world is dangerous”
- Alice Zander: “I asked a specific question that he only knows.”
- Doris: “I don’t want to go. I want to stay and have a talk with my friends”