El oso más encantador de la historia del cine protagoniza una secuela que consigue mantener la magia de su predecesora.
Es muy poco frecuente entrar en una sala de cine y encontrarse con una cinta para toda la familia que consiga, no solo entretener a los pequeños, sino emocionar a los mayores sin caer en el melodrama ni apelar a la nostalgia. Y es que «Paddington 2» tiene lo que muchas piezas audiovisuales ansían tener: corazón. Paul King sorprendió a propios y extraños a principios de 2015 con su encantadora visión del peludo personaje creado por Michael Bond en 1958, y esta vez no ha sido la excepción. La secuela de «Paddington» recoge todo lo que hacía especial la primera parte y aquí lo expande y afina hasta niveles inesperados.
El oso Paddington (Ben Whishaw) ya está felizmente integrado en casa de la familia Brown. Se ha convertido además en un miembro muy popular de la comunidad de Windsor Gardens. Su tía Lucy (Imelda Staunton) cumple 100 años y él tiene el regalo perfecto para ella: un maravilloso libro pop-up de la tienda de antigüedades de Mr. Gruber (Jim Broadbent). Para poder comprar el libro, Paddington decidirá realizar una serie de extraños trabajos. Pero todo se complica cuando el libro es robado por el actor venido a menos Phoenix Buchanan (Hugh Grant).
Empatía instantánea
Muy difícil es no caer rendido ante el encanto que desprende nuestro protagonista ya desde los primeros compases de la película. Resulta bastante obvio ver por qué es tan querido en el barrio y en la familia Brown ya que, a pesar de tener más peligro que un mono con una ballesta cada vez que debe realizar una tarea, Paddington lo hace con la mejor de las intenciones y con la inocencia que caracteriza a un niño que no le desea ningún mal a nadie. La relación de nuestro protagonista con el resto de personajes es humilde y sincera, además de ser el motor principal de la historia, especialmente por ese vínculo y necesidad de gratitud que tiene el osezno con su tía Lucy, la cual aunque sólo aparezca en un par de escenas de la película, son lo suficientemente concisas como para que comprendamos fácilmente por qué Paddington siente la necesidad de que su tía se sienta orgulloso de él.
Aunque la película puede parecer un tanto repetitiva en cuanto a premisas y estructura si la comparamos con su predecesora, consigue evitar esa sensación de posible déjà vu gracias a los pequeños giros argumentales que da la historia y buen trato que reciben sus nuevos personajes; como es el caso de Phoenix Buchanan, el principal villano de la función estupendamente interpretado por Hugh Grant, o la larga lista de presos con los que Paddington es encarcelado (por causas que no puedo desvelar), especialmente Nudillos McGinty, encarnado por un siempre cumplidor Brendan Gleeson y que aquí sorprende gracias a una inesperada vis cómica.
No estoy llorando, tú estás llorando
Los no escasos gags visuales que abundan a lo largo de la cinta consiguen no caer en el tedio y la repetición gracias al magnífico control que tiene su director Paul King sobre el slapstick, totalmente deudor de los cortometrajes de Charles Chaplin o Buster Keaton. La película se presta a un humor blanco y apto para todos los públicos pero sin olvidarse de que éste debe ser un buen hilo conductor para la historia, dando mucha importancia a la causa y efecto que se produce en sucesivas ocasiones, haciendo que el espectador libere más de una carcajada al ver que las catastróficas acciones de Paddington tienen sus consecuencias (tanto buenas como malas).
«Paddington 2» es la excusa perfecta para, no sólo ir al cine en familia a evadirse un par de horas, sino darse cuenta de que no son necesarias historias melodramáticas ni actuaciones grandilocuentes para emocionarnos en una sala de cine, solo hace falta una historia bien planteada y unos personajes tratados con cariño. Sería muy iluso menospreciar este film sólo porque esté protagonizado por un oso animado por ordenador, porque la empatía puede llegar al espectador de la misma forma que un actor de carne y hueso.
Frases destacadas de «Paddington 2»:
- Paddington: «La tía Lucy siempre ha querido venir a Londres. Si viera esto sería como si al fin hubiera venido.»
- Henry Brown: «¿Estás seguro de que estás preparado para el mundo laboral, Paddington?»
- Paddington: «Puede que parezca un delincuente curtido, pero soy inocente.»
- Nudillos McGinty: «Si alguien puede reconocer a un criminal, somos nosotros.»
- Phoenix Buchanan: «¿Dónde crees que vas, oso?»