“París a toda costa” es una comedia con buen ritmo, y totalmente recomendable para los amantes de los tacones altos, vestidos glamurosos y peinados imposibles.
Maya (Reem Kherici) es una joven de origen marroquí, que vive en París desde hace 20 años, y trabaja como diseñadora de moda. Su carrera profesional está en una encrucijada, deberá luchar con una compañera para acceder a su primer contrato fijo como estilista en la casa de alta costura en la que trabaja. Una noche estando de fiesta es detenida por la policia, los cargos son: conducir bajo los efectos del alcohol. Aunque la gran sorpresa no es la multa o la noche en la cárcel, sino que su permiso de estancia ha caducado. Así dará comienzo una lucha sin cuartel por estar en “París a toda costa”.
Una It-Girl enfrentándose a la cruda realidad
Este es el típico largometraje que acaba sorprendiendo al espectador. Este film firmado y protagonizado por la actriz Reem Kherici («OSS 117, perdido en Río…», 2011) no deja de cumplir el sueño potencial de algunos cinéfilos que no nos cae del todo bien Carrie Bradshaw («Sexo en Nueva York», 2008), la perfecta it-girl. Es un gran aliciente ver perreada a más no poder a un personaje tan odioso. Ahí jugará un papel fundamental Tarek (Tarek Boudali), el hermano de Maya. Desde el primer instante en que apareció en pantalla se convirtió en mi personaje preferido de la película y disfruté con la forma en que enfrenta a su hermana a la realidad. En un segundo plano, astutamente Kherici habla del tema de la emigración para dotar al guión de algo de profundidad. Sus guionistas jugarán tanto con el choque entre culturas como con los estereotipos y prejuicios centrados en el mundo de la emigración. Todo para no acabar ofreciéndonos una comedia hueca construida únicamente sobre un conjunto de situaciones cómicas.
La historia engancha porque empieza a girar sorprendiendo los derroteros que toma. Uno entra pensando que va a visionar la versión de “El diablo viste de Prada” (David Frankel, 2006), y para nada. Los gags están muy bien construidos basados en la velocidad, con diálogos atropellados como en las mejores comedias norteamericanas, y que se suceden con el ritmo adecuado, por lo tanto no aburre al espectador. Aunque algunos de ellos poseen un claro sabor afrancesado, es decir, están erigidos con una pátina de sobreactuación, que puede estomagar a los más sensibles. A veces el humorista y actor quebequés Stéphane Rousseau interpreta al gran modisto Nicolás al más puro estilo de Louis de Funès.
Como buena ópera prima no es perfecta. Cuando está totalmente desvelada toda la trama el espectador se imagina automáticamente el final que le otorgarán sus guionistas, la propia Kherici y Philippe Lacheau. No hay posibilidad de error. Otro de los posibles problemas es el posible afán de protagonismo de la actriz francesa. Y finalmente, la pátina de condescendencia hacia el personaje principal. A pesar de todos estos detalles, el film se deja ver y pasas un buen rato.
Frases destacadas de “París a toda costa”:
Thierry: “La belleza se hace rebelde”
Maya: “Yo no soy inmigrante, no me mezclo con ellos”.
Maya: “Esto no está hecho para mí. Hay pobreza y está todo sucio”.
Maya: “No he hecho una cola en mi vida”.
Tarek: “No te importa nada tu familia. No mandas ni un céntimo. Sólo piensas en ti y en tu ropa”.