Chris Columbus dirige a Adam Sandler y a Peter Dinklage en una comedia retrogamer con regusto a nostalgia nerd y cuarentona.
Nerds for the Masses
Hay una escena en «Pixels» que define a la perfección el cambio de paradigma de los tiempos en los que estamos. No la diré por aquello de los spoilers, pero vendría a resumirse en que los frikis, nerds, geeks o como queramos llamarlos, son la tribu de moda y el objeto del deseo de todas las chicas y chicos guapos del lugar. ¡Quién nos ha visto y quién nos ve! Esos tiempos cuando jugábamos a rol debajo de la escalera del patio del colegio y sabíamos que nuestra Phoebe Cates particular, jamás iba a mirarnos del mismo modo que la mirábamos a ella. «Pixels», basada en el cortometraje emitido por Youtube de Patrick Jean, no es más que otra vuelta de tuerca en lo que, desde los medios especializados se ha venido llamando normalización, y que refleja como los gustos del mainstream han acabado por absorber las referencias culturales de aquellos niños tímidos, gordetes e intelectualoides, convirtiendo lo que era un consumo de nicho, en consumo de masas. Miles de lecturas abordan este tema, pero basta con mirar las descomunales audiencias de productos como las películas de Marvel, las descargas de «Juego de Tronos» o el éxito de cualquier cosa que lleve la palabra friki más o menos asociada a ella, para darnos cuenta. Es cierto, ya no somos especiales, somos la inspiración para las masas. Pero no me entiendan mal, yo celebro, dando botes de alegría, el éxito masivo de todos estos productos, porque, si a mi yo de 10 años alguien le hubiera contado que su yo de más 30 iba a disfrutar de tantas obras y de tanta calidad, basadas en sus aficiones, seguramente le hubiera lanzado una mirada despectiva mientras volvía a degustar el tebeo de Spiderman que narraba la muerte de Jean Dewolff.
Retrogamers on the Go!
«Pixels», partiendo del original corto de Patrick Jean, bebe de estas fuentes y además las salpimenta con el elemento principal y que más valoramos los que ya tenemos cierta edad: La nostalgia de nuestras cosas favoritas de cuando éramos niños. Es cierto que, mitificar los productos culturales que consumíamos en nuestra infancia no deja de ser, en muchas veces, lo mismo que la magdalena proustiana: Un irrefrenable deseo de volver a abrazar los tiempos en los que la vida no nos daba hostias continuamente. Pero muchos de esos productos, vistos ahora, no dejan de ser en una gran mayoría infumables, es esa mirada nostálgica la que suaviza y modela convirtiendo en molón, lo que en realidad es un mojón. Chris Columbus parte en Pixels de ese proceso de convertir en mito productos culturales de una época (espero que el mullet no lo sea nunca). En este caso, se centra en los primeros videojuegos de recreativas, lees Frogger, Space Invaders, Galaga, Asteroids, Paper Boy y tantos otros que van de 1980 a 1986. En esos primeros años, es cuando se define y se sientan las bases de lo que será uno de los mercados más importantes de nuestros tiempos, pero que, en 1982, no dejaba de ser una excusa para que la mayoría de los jóvenes salieran a un lugar controlado y se gastaran su dinero en pasatiempos inofensivos. Algo que se muestra de manera magistral en el clásico documental «The King of Kong: A Fistful of Quarters» (Seth Gordon, 2007) y del que bebe mucho la primera parte de la película.
They Call Us Nerds, But We Don’t Regret
Pixels recoge la vida de tres chavales, que parecen sacados de «El Último Americano Virgen» (Boaz Davidson, 1982), que acaban siendo campeones del mundo de Donkey Kong en 1982. Pero pasan los años y cada uno, 30 años después, tiene diferentes puestos acorde con sus capacidades: Sam Brenner (Adam Sandler) es un técnico de instalación de equipos de audiovisuales de la brigada friki,, Ludlow (Josh Gad) un conspiranoico que vive con su abuela y Cooper, el más torpe de todos y que 20 años después es el presidente de Estados Unidos deben enfrentarse a la invasión de un grupo de alienígenas, que piensa que los videojuegos enviados a bordo de una cápsula espacial , son un ataque invasor por parte de la Tierra. A partir de ese momento, los aliens lanzarán un ataque mimetizando a los personajes de los videojuegos, sometiendo la invasión a las mismas reglas que las partidas de las recreativas. Siendo los únicos que pueden hacer frente a este tipo de amenaza y con la ayuda de Eric Plant (Peter Dinklage) el rival de Brenner en los 80, se lanzan evitar la invasión. Esa es la excusa argumental de la película y, la verdad, que no hace falta más. Porque lo importante de Pixels no es la secuencia narrativa de hechos con sus tres actos mascaditos y plenamente regulados por tiempo de reloj, en la clásica estructura campbelliana, lo importante es todo el subtexto sociológico en el que se enmarca la película.Sí, hay chistes muy originales, hay mordacidad en la elección de un zopenco como presidente de los Estados Unidos, hay ironía y metarefencias del gusto del friki más auténtico y Adam Sandler recupera parte del crédito que había perdido desde Zohan, pero el mensaje de Pixels está claro. Los nerds son los héroes, se llevan a las chicas guapas y salvan el mundo. Y eso, después de un tiempo en el que éramos el alivio cómico, o el secundario graciosete, no es más que la constatación de lo que cantaba Prince en 1987: «Sign O’ The Times». Los nerds son/somos, la nueva moda a explotar hasta que aparezca cualquier otro filón cultural al que sacar tajada.
Frases destacadas de «Pixels»
- Sam «Los nerds besamos mejor porque lo apreciamos mucho más»
- Sam: «Soy un perdedor aficionado a los videojuegos clásicos»
- Ludlow: «Voy a morir virgen»
- Eric Plant: «Quiero un trío en la habitación Lincoln con Serena Williams y Martha Stewart»