El Goddard colorista de Pierrot le Fou, el James Stewart de Hitckcock (aquí poseyendo el cuerpo de Romain Duris), el original barroquismo melodramático de Douglas Sirk y los ecos reminiscentes de Kim Novak se juntan en la Francia de la postguerra para crear este pastiche de memorabilia occidental de los tardíos 50 colmado de vestidos ligeros, cha-cha-chá y, sobre todo, unas omnipresentes máquinas de escribir.
Si bien es cierto que la historia de esta pobre chica de pueblo que triunfa en la ciudad (muy grande esta dulce y extraña Déborah François que nos recuerda a la mejor Audrey Hepburn) es sumamente predecible, tiene el encanto de una historia que se preocupa de no caer en la burda nostalgia (Abajo el amor) para por el contrario hacer un estricto trabajo de traducción de los cánones de glamour de la golden age a nuestros tiempos. La fuerza visual de Populaire reside en el baile de las yuxtaposiciones entre la hegemonía del amor y del éxito profesional, recordándonos constantemente que en 1958 el feminismo consistía en querer ser secretaria e intentar encontrar un lugar en un mundo de hombres, o sea, en el lugar de trabajo y alternando este discurso con unos trepidantes torneos de taquigrafía que generan una ansiedad, emoción y empatía con el personaje mayor de lo que consiguen la mayoría de películas de superación deportiva (el excelente uso de la cámara en estas secuencias ayuda mucho a conseguir esta sensación).
Esta ópera prima de Régis Roinsard posee menos screwball comedy de lo que nos hubiese gustado pero con un gran casting, puesta en escena y poderío estético hará las delicias de quien esté de humor para una película de acción romántica en una tarde sencilla y agradable.
Por cierto: todo el mundo querrá saber de dónde han sacado (y cómo conseguir) las gafas de la rival americana.
Jack Ari – Les secrètaires Cha Cha Cha
Frases destacadas:
Rose: Tu bondad será tu ruina, Eduard…
Rose: A lo mejor podría elegir si fuese hombre. Todo se me da tan mal…
Eduard: Si Flaubert hubiese tardado lo mismo en escribir Madame Bovary hubiese muerto antes que ella.
Rose: Tengo la vida con la que sueña toda chica moderna, mamá.
Rose: Eres menos torpe cuando no piensas.
Eduard: Esta máquina es para una mujer, no para un elefante.
Calificación: 7