Psicótica fábula animada donde se frustran las esperanzas de escapar de un paraje desolador
Alberto Vázquez y Pedro Rivero dirigen la cinta que se ha llevado recientemente el Goya a mejor película de animación. Una adaptación del cómic dibujado por el primero 12 años antes y cuya ruta festivalera le ha llevado a estar presente en Annecy (el más importante certamen del género). «Psiconautas, los niños olvidados» es además la continuación del universo ya explorado en el cortometraje dirigido por el mismo Vázquez en 2010 que se llevó también el premio Goya titulado «Birdboy».
Tras la catástrofe
La citada «Birdboy» nos mostró el punto de inflexión donde la isla en la que se mueven sus protagonistas sufre un accidente industrial que trastoca la existencia en el lugar. Así pues, «Psiconautas, los niños olvidados» se abre ya en un futuro postapocalíptico, un espacio decorado por basura, contaminación y animales antropomorfos de un carácter muy tóxico. La planificación visual se antoja psicótica, caótica, lúgubre e insana. Los adultos, los abusones o la policia influyen negativamente en el carácter de los adolescentes, moldeando su actitud y llevándolos por un camino recto marcado por el tono grisáceo de su oscura personalidad. El resultado de todo ello es una visión panóptica de una isla elaboradamente construida con un estilo muy personal y que derrocha una originalidad formal constante. Un entintado de estímulos coral que nos podría retrotaer series animadas como «Hora de aventuras» (Pendleton Ward, 2010) eliminando la paleta cromática repleta de colores vivos y sumiéndose al pesmismo reinante durante el metraje de la cinta. Una jaula infernal donde la huída física y mental se materializa como único recoveco de esparanza. Como la soma en Un mundo feliz de Aldous Huxley, las pastillas legalizadas Happy pils, constituyen un pilar fundamental a la hora de sustentar un mundo adulto que vuelca su frustraciones en la educación de sus hijos. La presión familiar, el peso de la religión y la equiparación entre el amor filial y hacia las mascotas nos deja desde la ironía una bofetada cargada de sátira sobre una sociedad volcada hacía la búsqueda del éxito laboral más impersonalizado. Ante tal panorama, existen dos vías de escape, la física y la psicológica. Para la primera, el estamento policial y el mal generado por la degradación de la isla, confabulan en contra de aquellos psiconautas que tratan de huír de la psicosis colectiva en la que les ha tocado vivir. Luchando contra sus propios traumas y taras mentales como con el mundo que les rodea. La otra opción es dejarse llevar por la droga, como le pasa al principal protagonista de la cinta, Birdboy.
Birdboy García
«Por conocer a cuanto se margina ,un dia me ví metido en la heroína ,aun hubo más, menuda pesadilla,crucificado a base de pastillas (…) ¡¿Cuánto más, necesito para ser Dios, Dios Dios?!» La canción Jesucristo García de Extremoduro englobaría tanto en su temática como en la fuerza dramática de su estribillo la manera en que «Psiconautas, los niños olvidados» nos presenta a su personaje principal, Birdboy. Explicada su infancia, comprendemos los motivos que llevaron a este niño pájaro a ser repudiado por la sociedad juzgado por los actos que su padre cometiera en vida fruto de la extrema necesidad. La personalidad del personaje se explora desde la depresión, la incapacidad de transmitir palabra alguna. Un ser casi muerto en vida que vive del recuerdo, que se aleja por no dañar, que necesita sanarse a sí mismo antes de involucrar a las demás personas. Mientras los marginados se asesinan entre ellos como en El duelo a garrotazos de Goya, Birdboy huye de la presión policial sustentada en los prejuicios y revive al ingerir substancias ilegales. No obstante, asistimos a una evolución donde ante el peligro de quien le importa, desarrolla un estado bersek que nos rememora a animes como «Neon Genesis Evangelion» (Hideaki Anno, 1995). También la fusión espiritual con la naturaleza contiene reminiscencias de cintas como «La princesa Mononoke» (Hayao Miyazaki, 1997). Un último punto esperanzador que nos deja la puerta abierta a soñar con un futuro mejor, con la posibilidad de remediar el mal que se abrió tras un accidente y del cual la esencia de Birdboy se erige como catalizador y muestra de que el bien sigue vigente. Todavía quedan motivos por los que luchar.
«Psiconautas, los niños olvidados» se manifiesta en definitiva como una fábula de animación adulta en la que desde un imaginario visual excelente se trata con ironía y humor negro el conflicto entre las mentes jóvenes que tratan de huir del infierno y como los estamentos adultos luchan por coartar esta libertad.
Frases destacadas de «Psiconautas, los niños olvidados»:
- «Haces que el niño Jesús llore sangre».
- «Está hecho de PVC, un material muy contaminante»
- «Dadme dinero. No os he traído gratis hasta aquí».
Tráiler de «Psiconautas, los niños olvidados»: