Tras su paso por Toronto y San Sebastián, se estrena en cines el tercer y esperado tercer largometraje de Carlos Vermut.
Desde principios de este 2018 esperábamos encontrar «Quién te cantará», el último trabajo del madrileño Carlos Vermut, en alguno de los grandes festivales cinematográficos del año, primero en la Berlinale, y más tarde en Cannes o Venecia; pero fue finalmente San Sebastián (tras su estreno al otro lado del océano en el Festival de Toronto), donde el director triunfó hace 4 años con «Magical Girl», el que acogió este esperado regreso; esta vez, sin embargo, la cinta se fue de vacío en el Palmarés oficial, aunque sí obtuvó el Premio Feroz de la crítica, la cual, pese a algunas voces frías, acogió con calurosa admiración esta obra quizás menos enigmática que las anteriores del realizador, pero sin duda más madura a muchos niveles.
Procuro olvidarte
«Quién de cantará» plantea un juego de esencia hitchcockiana en su estudio de a transformación de la identidad, a través de una cantante, Lila Cassen (personaje que parece hecho a la medida de Najwa Nimri), que, tras perder la memoria, deberá volver a transformarse en ella misma gracias a Violeta, su mayor admiradora. Lejos de ser la típica historia de una imitadora que busca suplantar a su objeto del deseo, Vermut evoluciona no solo en contenido, sino en la forma (la elegancia a la hora de ejecutar el recurso de los espejos y los cristales, no por habitual, deja de ser menos destacable), nos presenta una atipica amistad que se va gestando en un ambiente enrarecido, hasta llegar a un clímax protagonizado por una versión de la más que adecuada Procuro olvidarte (hay muchas cosas que las protagonistas querrían olvidar, o no volver a recordar una vez que lo han hecho) canción a la que dio fama por primera vez el cantautor nicaragüense Hernaldo Zúñiga (que en España formó parte de la editorial musical Zafiro, dentro de la que también se encontraban Mocedades, autores del mítico tema que da título a la película).
En esa secuencia en la que suena la canción de Zúñiga, que a muchos niveles es magistral, también encontramos una de las principales barreras del filme: como en algunos musicales clásicos, en los que los actores protagonistas eran redoblados por cantantes profesionales, aquí la nacionalmente reconocible voz de Eva Amaral sale de los labios de Violeta (una, por otra parte, estupenda Eva Llorach), impidiéndonos olvidar (nunca mejor dicho) que la actriz está haciendo playback. Pero quizás es esto precisamente lo que busca una película tan estilizada, poco realista e incluso impostada como es esta, potenciada por una fotografía al mismo tiempo naturalista y artificial de Eduard Grau, y por la importante banda sonora de Alberto Iglesias, que se resiste a subrayar la vertiende almodovariana de Vermut, alejándose de sus trabajos con el director manchego para realizar una composición más a base de sonidos que de melodías, tan fragmentada como las existencias de las protagonistas.
Maternidades desmitificadas
«Quién te cantará», al igual que el sorprendente debut de Vermut, «Diamond Flash» (2011), está formada por un reparto fundamentalmente femenino, escondiendo tras la trama musical su verdadera naturaleza: una brutal e incluso cruel y despiadada desmitificación de la maternidad, del sobreentendido amor entre padres e hijos, o más aún, entre madres e hijas. En su mencionada ópera prima, Vermut ya le dio a Eva Llorach un personaje llamado Violeta, una madre soltera que buscaba a su hija desaparecida. El director conecta ambos filmes como si se hubiese producido el reencuentro, y el futuro fuera lo que vemos, 7 años después, en «Quién te cantará»: esa madre controlada y aterrorizada por su hija (terrorífica Natalia de Molina, como una bomba de relojería que puede explotar en cualquier momento), cuyo instinto de protección girará más hacia esa cantante huérfana que necesita a alguien que la guíe, que hacia la propia sangre de su sangre. Una actitud que parecerá socialmente antinatural y que, como una pulsión irrefrenable, arrastrará a la narración hacia una tragedia inevitable.
Frases destacadas:
- Blanca: Nadie se convierte en Lila en un día, ni siquiera tú.
- Lila: ¿Y si no vuelvo a cantar?
- Violeta: El día que mi hija nació fue la primera vez que escuche una canción tuya. Fue el día más feliz de mi vida.
- Lila: Claro, tener una hija tiene que ser bonito.
- Violeta: …
- Lila: No pares la música.
- Violeta: Ser educado siempre implica ser un poco falso.
- Violeta: Hazlo.