John Boorman regresa con una película absolutamente emotiva, de gran fuerza visual, irónica, con ciertos tintes filosóficos y con mucha testosterona.
Registrando la realidad
Una cámara rueda una y otra vez la muerte de un soldado alemán en un río, de tal forma que la lente lo registra todo y se convierte en testigo de cargo de nuestra incivilización e inmadurez, pero también de nuestra solidaridad y grandeza, de la maldad pura y la bondad, del amor y de la traición. Nos muestra el poder de este aparato que registra la luz para estremecerte en la butaca, conmoverte, hacerte reír o llorar. De esta manera arranca este ejercicio cinematográfico de tintes autobiográficos del veterano John Boorman, que con sus ochenta y dos abriles nos demuestra que sigue en plena forma, realizando obras sólidas y muy emotivas.
Veintiocho años después, Boorman retorma el universo de “Esperanza y gloria”, centrado en las memorias de su infancia durante el bombardeo de Londres y el contraste con los idílicos momentos vividos a orillas del río Támesis. En “Reina y patria” han pasado nueve años, estamos en 1943, y Billy Rohan tiene 19 años y sigue viviendo cerca de los estudios Sheppertton, en una isla del río Támesis vive la familia Rohan. Este es llamado a filas para realizar el servicio militar obligatorio. Allí conocerá a Percy Hapgood, con el que aprenderá a sobrevivir en el seno del mundo castrense. Un golpe de suerte le dejará en casa enseñando a soldados a escribir a máquina, en lugar de mandarle al frente de Corea.
Recuerdos que cobran vida
Este brillante narrador toma su cámara para relacionarse con su pasado, inspirándose en personas a las que conoció en un momento concreto y reinterpretar una vez más su biografía. Dejando claro que el cine es un elemento de reelaboración de los hechos acontecidos, que la historia que nos cuenta el cine no tiene porqué ser la verdadera, pero es la que Boorman nos quiere contar. De esta manera recuerdos e imaginación se mezclan para ofertarnos una realidad alternativa donde da rienda suelta a su pasión por el séptimo arte mediante la reelaboración de frases míticas del cine o incluyendo homenajes implícitas y explicitas a grandes obras del celuloide que debió visionar en aquel momento como “Rashomon” (A. Kurosawa, 1950), “Extraños en un tren” (A. Hichtcock,1951) o “El crepúsculo de los dioses” (B. Wilder, 1950), dado que cuando se estrenaron el director de Surrey tenía 18 años.
Lo cierto es que John Boorman es de los pocos realizadores que ha sabido explorar excelentemente el mundo de la violencia entre hombres. Su filmografía está repleta de ejemplos como “Deliverance”. En este caso elabora un retrato testosterónico castrense marcado por una constante violencia psicológica, donde las relaciones de poder están dotadas de un cierto sadismo en todos los niveles. Soldados como Bradley que defienden la moral y las reglas del ejército, que irónicamente se volverán en su contra. Al igual que “M*A*S*H*” (R. Altman, 1970) nos plantea una historia de amistad entre dos soldados en un marcado tono de comedia, socarrona y llena de ironía, tanto hacia el ejército como a su grandiosa majestad, donde Rohan y Hapgood no dejan de ser una suerte de Hawkeye Pierce y John McIntyre. La diferencia estriba en que el realizador británico toma el camino de explorar las relaciones personales en el frente interior, bucear en esa vida cotidiana marcada por “carpe diem”.
Pero la grandeza de “Reina y patria” no acaba ahí porque también posee un cierto trasfondo filosófico, que salvando las distancias nos ha recordado a las diatribas literarias de Milan Kundera en “La insoportable levedad del ser”. El joven Billy se verá frente a dos tipos de mujer totalmente opuestas. Deberá elegir entre la mujer ideal y la mujer real. Entre esa suerte de idílica Ofelia, desgraciada en el amor y etérea; y Sophie Adams, esa matrona terrenal y cariñosa, que conoce realmente sus necesidades y sabe cómo satisfacerlas. Incluso nos revela su pasión hacía esa sex-symbol que era la actriz Jane Russell en su momento.
Frases destacadas de “Reina y patria”
- Billy Rohan: “Era mejor que la vida real, en la que sólo tenías un intento”
- Billy Rohan: “Percy…esto podría ser el principio de una preciosa amistad de los cojones”
- Billy Rohan: “El asesinato es mi crimen favorito”
- Bradley: “Disciplina. Las guerras se ganan y se pierden”
- Percy Hapgood: “Olvida lo que no puedes conseguir y coge lo que se te ofrece”
- Billy Rohan: “Debemos estar juntos”/ Percy: “Como mierda a la manta.”
- Redmond: “Tienes que ser valiente para ser tan cobarde”
- “El hombre, erguido frente a ella, con la pértiga fálica deslizándose entre sus manos”
- Billy Rohan: “A veces, un cigarro es sólo un cigarro”
- Billy Rohan: “Somos soldados de la Reina, muchacho, la reina, muchacho”
- Bradley: “Es débil, Sargento Rohan, porque le falta convicción. No tengo nada que temerle”
- Clive Rohan: “No subestimes el poder de la tradición”
- Bradley: “La autoridad moral es mía. ¡Mía! Yo soy el verdadero soldado. Soy el ejército”