Mar. Mar 19th, 2024

La ópera prima de Quentin Tarantino vuelve a la gran pantalla de la mano de 39 Escalones Films.

A pesar de que las diferentes distribuidoras empiezan a perderle el miedo a la pandemia, ahora que la incidencia baja a la vez que la tasa de vacunación aumenta, la rueda del cine no vuelve a girar todavía al ritmo habitual de pre-pandemia. Por ello, algunas cadenas de cine han optado por rellenar los huecos de la parrilla reestrenando clásicos modernos mientras pequeñas distribuidoras han rescatado algunas joyas del cine aprovechando que este año se cumple algún aniversario especial como, por ejemplo, el 20o aniversario de “Deseando amar” (Wong Kar-Wai), “Mulholland Drive” (David Lynch) o “Amelie” (Jean-Pierre Jeunet). Entre esta selección de reestrenos, a partir del próximo 3 de junio contaremos con la ópera prima de Quentin Tarantino, “Reservoir Dogs” –sin contar aquella cinta amateur rodada con compañeros de las clases de interpretación a las que asistía mientras trabajaba en el videoclub Video Archives llamada “My best friend’s birthday”, de la que solo se conservan 34 minutos debido a un incendio que acabó con el resto del metraje-. La cinta fue estrenada en 1992 y no se cumple ningún aniversario en especial, pero esta obra magna del thriller de gánsteres no necesita ninguna excusa para que podamos volver a disfrutarla (o disfrutarla por primera vez) en pantalla grande gracias a 39 Escalones Films.

El principio de una leyenda

Reservoir Dogs” es el primer destello de genialidad que pudimos apreciar de uno de los cineastas más reputados de la actualidad y es todo un ejemplo de la perseverancia de su realizador. La andadura de este proyecto empieza con el dinero que gana al vender el guion de “Amor a quemarropa” por el mínimo establecido por gremio de guionistas, 50.000 dólares. Este guion era parte de un guion mastodóntico sobre la cultura pop titulado “The open road” que dividió en 2, el ya citado “Amor a quemarropa” y “Asesinos natos”. Tras el éxito que cosechó Tarantino con “Reservoir Dogs”, ambos guiones, que estaban cogiendo polvo en el cajón de algún productor, fueron traducidos a imagen por Tony Scott (quien ya habría intentado dirigir “Reservoir Dogs” cuando el guion pasó por sus manos pero que Tarantino impidió al querer rodarlo el mismo) y Oliver Stone respectivamente. Con esos 50.000 dólares en mano y acompañado por su amigo y productor Lawrence Bender, quien producirá sus siguientes largometrajes hasta “Malditos Bastardos” (2009) a excepción de “Death Proof” (2007), intentaron mover el proyecto por Hollywood en busca de un poco más de financiación y de un equipo para rodar el filme. La suerte llegó cuando la esposa del profesor de interpretación de Bender le pasa el guion a un amigo, Harvey Keitel, quien ya tenía un nombre en la industria por entonces. Maravillado por la frescura del guion, el actor se suma al proyecto para interpretar al Sr. Blanco y también como productor ejecutivo. Gracias al peso de su nombre y a sus contactos consiguen ponerla en pie al recaudar el millón y medio de dólares necesario. Una cantidad nada desdeñable pero un tanto justa. De hecho, que la mayor parte de la trama ocurra en una sola localización obedece en gran parte a abaratar costes, los icónicos trajes pertenecen a los propios actores y tampoco tenían presupuesto para paralizar el trafico de Los Ángeles, así que las tomas debían acomodarse al ritmo de los semáforos de la ciudad.

A pesar de su bajo presupuesto la cinta contó con un elenco estelar. A Keitel se le unen Tim Roth (Sr. Naranja), quien ya había trabajado con grandes nombres como Stephen Frears en “La venganza” (1984), Agnieszka Holland en “Conspiración para matar a un cura” (1988), Peter Greenaway en la peculiar “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” (1989) o con Robert Altman en su biopic de “Van Gogh” (1990); Michael Madsen (Sr. Rubio) que venía de rodar “The Doors” de Oliver Stone y “Thelma y Louise” de Ridley Scott el año anterior; Steve Buscemi (Sr. Rosa) que ya era un fijo de los hermanos Coen (“Muerte entre las flores” (1990) y “Barton Fink” (1991)) y había trabajado con otras caras conocidas como Martin Scorsese (en su segmento de “Historias de Nueva York” (1989)), Jim Jarmush (en la segunda entrega de cortometrajes “Café y cigarrillos” (1989) y “Mistery Train” (1989)) o Abel Ferrara (“El rey de Nueva York” (1990)); la estrella del cine clásico Lawrence Tierney (Joe Cabot) -que no hizo más que entorpecer el rodaje con su constante estado de embriaguez y por las broncas que ocasionaba con el resto del elenco- conocido sobre todo por protagonizar “Dillinger” (Max Nosseck, 1945) y que ha trabajado con grandes maestros como John Huston, John Cassavettes, Cecil B. DeMille o Robert Wise y Chris Penn (Eddie Cabot), el hermano de Sean Penn. Tarantino, que quería interpretar al Sr. Rosa le cedió su puesto a Buscemi al convencerle con una prueba de casting espectacular, también tiene un pequeño papel como Sr. Marrón reservándose el monólogo sobre el verdadero significado del «Like a virgin» de Madonna. Y para cerrar el grupo de atracadores el realizador contó con un verdadero ladrón de bancos, Edward Bunker, que tras cumplir condena se reconvirtió en escritor y actor ocasional. Para entonces ya había hecho algún cameo en cintas como “Tango y Cash” (Andrei Konchalovsky, 1989).

En apenas 35 días de rodaje y con un guion que Tarantino había tardado tres semanas y media en escribir –al menos el primer borrador-, el realizador consigue uno de los mejores debuts en la dirección de la historia del cine. Y bajo el título de “Resevoir Dogs”, cuyo origen sigue sin estar claro a día de hoy, nos narra la historia de un robo de diamantes perpetrado por seis ladrones con nombres coloridos en clave que sale mal. La cinta tiene diálogos tan frescos como eternos, violencia extrema y palabrotas, muchas palabrotas, tres pilares fundamentales del cine de Tarantino, pero la verdadera osadía y genialidad del filma radica en la peculiaridad de su estructura narrativa –otra constante en su cine-. Aunque ha llegado a confesar años después que fue una decisión presupuestaria, decide convertir el atraco en sí, el motor de la película, en una gran elipsis y centrarse en las consecuencias. En el tira y afloja entre unos delincuentes bajo la máxima tensión huyendo de la policía mientras intentan descubrir un posible policía infiltrado y deciden que hacer con las joyas robadas. Esta trama recuerda en gran medida al “City on fire” (1987) de Ringo Lam y Tarantino ha declarado en más de una ocasión la gran influencia de la cinta hongkonesa en su ópera prima. Es inevitable ver en las tablas mexicanas del final del filme un homenaje directo, por no decir un calco, al que sucede en la película de Lam, pero hablar de los homenajes cinéfilos en el cine de Tarantino, si son meritorios o burda copia, y como constituye la semilla del cine postmoderno daría para un artículo completo aparte. Aquí lo resumiremos parafraseando a Picasso: “los grandes artistas copian, los genios roban”.

Luces y sombras

Reservoir dogs” es la perfecta carta de presentación de Tarantino. Todas aquellas particularidades que hoy en día asociamos indiscutiblemente a su cine tienen su germen en su ópera prima y no las abandonará en toda su filmografía. Algunas ya las hemos presentado, pero las traemos de vuelta para analizar esta cinta a través de ellas. Hasta el más neófito en el cine del realizador estadounidense es consciente de la presencia constante de una extrema violencia y el uso indiscriminado de palabrotas. “Reservoir Dogs” ocupa actualmente el puesto 30 (el segundo en el momento en el que se estrenó detrás de “Uno de los nuestros” (Martin Scorsese, 1990)) en el ranking de películas donde se dice el mayor numero de veces fuck (joder) por minuto. Muchos han atacado y menospreciado su cine en gran medida por ello y es totalmente lícito. Tarantino es un gran amante del cine en general y su conocimiento sobre la materia no tiene competencia alguna, pero es bien sabido que tiene cierta predilección por un cine donde la violencia es uno de sus atractivos y los personajes son de baja estofa y muy dados al empleo de palabras malsonantes. Incluso el propio Tarantino ha demostrado en numerosas entrevistas su empleo desmesurado de un lenguaje soez. Sin embargo, ni la violencia en su cine es tan extrema por explícita, ni el tipo de lenguaje que sus personajes emplean es baladí, sino que junto a su dirección busca transmitir la intensidad de la historia al espectador. Y, a su vez, llevar su cine a esa fina línea entre lo realista y la caricatura. En “Reservoir Dogs” aparecen muchos litros de sangre, pero ese rojo chillón enfatiza su presencia a la vez que lo ridiculiza. Vemos una oreja cortada y el vacío que deja en la cabeza del policía torturado, pero la verdadera violencia no erradica en ello. Es la presentación del personaje del Sr. Rubio, su baile mientras suena en la radio «Stuck in the middle with you», el plano secuencia que le acompaña a coger el bidón de gasolina que guarda en el maletero del coche y su conversación, o falta de ella, con el policía lo que hace que la acción de rebanarle la oreja sea tan excesiva y grotesca. Porque realmente, la propia acción, como ocurre con el atraco, no lo vemos. Tarantino aparta la cámara en el preciso momento para no enseñarnos nada en particular, tan solo como apartaríamos nuestra mirada para no verlo. Es en esa genialidad de puesta en escena donde Tarantino brilla y acentúa la fuerza de la secuencia.

Otra seña personal de su cine son, sin duda, los largos diálogos. Cualidad de las más atrayentes para sus fans pero de las más atacadas por sus detractores. Sin embargo, los diálogos en el cine de Tarantino son mucho más que mero verborrea apartemente intranscendente que te pueda recordar a cualquier noche con tus colegas. Unos colegas tremendamente locuaces todo sea dicho de paso. Las interacciones personales en su cine es mucho más. No solo te sumerge en el universo que crea en el largometraje familiarizándote particularmente con sus personajes y empatizando con ellos sino que te los describe indirectamente a través de estos diálogos. El monólogo sobre el significado del «Like a virgin» de Madonna del Sr. Marrón durante el desayuno previo al atraco dice mucho más del personaje que del famoso tema pop de los 80’s. Además, este personaje no va a aportar nada más en el resto de la cinta pero el realizador decide aun así otorgarle una construcción que a priori no es necesaria. Y es que presentar secundarios que poco aportan a la trama o que pronto van a morir de forma tan profunda es otra marca Tarantino que no hace más que enriquecer el universo que ha creado para envolver la historia que nos narra. Ocurre también con las chicas que protagonizan la primera mitad de “Death proof” o con los soldados que se reúnen con la actriz alemana infiltrada en el pub en “Malditos bastardos”. De este mismo desayuno inicial en “Reservoir Dogs” también aprendemos que el Sr. Rosa es impetuoso y egoísta al negarse a pagar la propina a la camarera, que el Sr. Blanco es en el fondo buena persona y se preocupa por los demás animándole a que ponga la propina y Joe que es el cabeza indiscutible de la banda finiquitando directamente la discusión. Estos y otros ejemplos trufan la cinta dejándonos diálogos y discusiones deliciosas que pertenecen a la memoria colectiva. Además, estas líneas junto a la tremenda capacidad del director para la dirección de actores y para insuflarles la energía de la que Tarantino rebosa, acaba sacando de todos ellos una de las mejores interpretaciones de sus respectivas carreras.

Otra máxima del cine de Tarantino su peculiar forma de entender la estructura narrativa de una película. Rompe con la linealidad narrativa, alarga y recorta las escenas sin seguir la norma y emplea la elipsis allá donde nadie se atrevería a ponerla. Su siguiente film, “Pulp Fiction” (1994), es quizá el mejor ejemplo de ello haciendo una película episódica que a su vez mantiene un hilo continuo pero, claro esta, sin presentarse de forma temporalmente correcta. Esta ruptura narrativa siempre esta presente en su cine y generalmente con espectacular resultado. Sin embargo, “Reservoir Dogs” no es uno de estos casos. Si bien obviar el atraco y pasar directamente del almuerzo previo a las consecuencias del mismo es una de las mayores genialidades del filme, la discontinuidad temporal introduciendo flashbacks acaban lastrando el ritmo de la cinta hacia el final del segundo acto. Conocer cómo Joe reúne a la banda no aporta mucho, pero no afecta demasiado al conjunto de la cinta por su corta duración, salpimentando y enriqueciendo la trama. Pero una vez que sabemos que el Sr. Naranja es un policía, los sucesivos flashbacks que nos narran la historia de cómo se acaba infiltrando y preparándose para ello es maravillosa de forma aislada, pero su larga duración acaba perjudicando gravemente al ritmo narrativo. Y es que Tarantino tiende a ensimismarse y a abrazar ideas sueltas y dejarse llevar más de la cuenta ha perjudicado a más filmes. El caso más semejante a este seria “Los ocho odiosos” (2015), sin embargo la experiencia acumulada del realizador hace que no resulte tan anquilosada y árida como en su debut.

La tendencia de Tarantino por andarse por las ramas es quizá su talón de Aquiles y su filmografía entera se habría visto afectada en mayor medida si no fuese por la mano férrea de su montadora y amiga Sally Menke, capaz de saber cortar las alargadas escenas que rueda el realizador y dar a sus películas una mayor cohesión y ritmo. “Reservor Dogs” fue su primer trabajo juntos y la conexión que mostraron posteriormente no era tan fuerte entonces, pero desde “Pulp Fiction” hasta “Malditos Bastardos”, tras la cual tristemente falleció, son las cintas más narrativamente contenidas y fluidas. Pero si bien Tarantino no es el mejor haciendo el collage de las diferentes escenas que componen sus obras, si lo es dentro de cada fragmento. El pulso rítmico que tiene dirigiendo junto a los diálogos que siguen dicho ritmo a la perfección hace que el de Knoxville sea un maestro en el thriller, género sobre el que ha cimentado su carrera aunque a veces lo disfrace de western o de cine bélico. A todo esto se le suma su particular puesta en escena, a su vez convencional y postmoderna y siempre vistosa y límpida. Si bien en “Reservoir Dogs” no es particularmente pulida y bastante imperfecta, es lo suficientemente estética para dejar planos y escenas tan icónicas como la pelea entre el Sr. Blanco y el Sr. Rosa, el Sr. Naranja desangrándose en el asiento de atrás mientras el Sr. Blanco conduce hacia el punto de encuentro, esa cámara que se pasea por las espaldas de los comensales en el desayuno inicial que ha sido homenajeado infinidad de veces incluido el propio Tarantino o el paseo de los protagonistas a cámara lenta en los créditos iniciales sonando «Little Green Bag».

Justo este último ejemplo nos sirve para abrir la última de sus más reconocibles particularidades, porque no podría existir una cinta de Tarantino sin su repertorio de música de los 70’s para endulzar la experiencia y elevarla a otro nivel sensorial. Y es justamente en “Resevoir Dogs” donde su melomanía traspasa la habitual extradiégesis de sus banda sonoras apareciendo como una playtrack del ficticio programa de radio musical, K-Billy and the Super Sound of the 70’s, que suena en diferentes radios a lo largo de la cinta.

Tarantino no se encumbró como la celebrity del celuloide que es hoy en día hasta la llegada de “Pulp Fiction” dos años después. Y aunque “Reservoir Dogs” sí que causó revuelo en festivales como el de Sundance o el de Sitges, la película pasó desapercibida y pocos la descubrieron en cines en su momento. Así que no perdáis la oportunidad única de poder disfrutarla en pantalla grande.

Frases destacadas:

  • Sr. Marrón:“Bien, yo os diré de que trata like a Virgin. Trata de una tía que es una máquina de follar, por la mañana, al mediodía, por la tarde, por la noche, polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla. Entonces, un día ella conoce a este pájaro que es un tío increíble, quiero decir que este tío es como Charles Bronson en La gran evasión. Cava túneles. Ahora ella se enfrenta a esta gran polla y siente algo que no había sentido hace mucho. Dolor. ¡Qué dolor! Le duele. No le debería doler, el agujero debía estar bien abierto, pero cuando ese pájaro se la folla le duele. Le duele justo como si fuera la primera vez. El dolor le recuerda a cuando era virgen. De ahí, like a virgin.”
  • Eddie: “¿Has visto qué pena papá? Es increíble, ¡un blanco entra en la cárcel y sale hablando como un puto negro! ¿Sabes una cosa? Todo ese semen negro que te han metido bien por el culo se te ha subido a la cabeza y ahora te sale por la boca.”
  • Sr. Rosa:“Dejad de pelear, os comportáis como los putos negros; ¿habéis trabajado con negros? Son igual que vosotros, todo el día están diciendo que se van a matar.”
  • Sr. Rubio: “¿Has terminado ya?, porque me importa una mierda lo que sepas o no sepas te voy a torturar de todos modos.”

Tráiler de “Reservoir Dogs”:

Por Pablo Lujan

Doctor en Biología Celular por la Universidad de Heidelberg. Compagino la ciencia con mi otra gran pasión: el Cine.

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