Tras ser aplaudida 15 minutos en Cannes 2013 y en el Festival de Gijón por fin vemos estrenada en España “Retratos de familia”, os la recomendamos mucho.
Estos “Retratos de familia” podríamos y debemos encuadrarlos en lo que algún sector de la crítica viene a denominar “cine periférico” porque es una producción singapurense. Pero en Videodromo que somos más de estar por casa, destacamos realmente esta soberbia ópera prima como una gran muestra de cine social. Su autor hace una precisa e incisiva disección de los problemas cotidianos de la aldea global, parafraseando al visionario Marshall McLuhan. Los mercados financieros se han encargado de ello. La crisis originada en EEUU por Lehman Brothers originó un tsunami que arrasó todo el planeta y que hoy en día estamos todos viviendo sus consecuencias, porque sumergió en un fanagal enorme al mercado financiero mundial.
Irreconciliables: la vida familiar y laboral
Esta magnífica película nos adentra en la intimidad de la familia nuclear Leng. Hwee está casada con Teck y tienen un hijo Jialer. Chen se servirá de Hwee para mostrarnos lo duro que es en pleno siglo XXI ser mujer y trabajadora. El sistema imposibilita por completo la conciliación de la vida laboral y familiar, porque ella trabaja en transportes Chuan a tiempo completo. El personaje de Teck, el cabeza de familia, cumple la función de mostrarnos en primera persona las devastadoras consecuencias de la precariedad del mercado laboral secundaria a la crisis global. Este padre de mediana edad, tras perder su empleo, consigue a través de una empresa temporal un contrato basura de vigilante jurado en una empresa que se dedica a la explotación de gallinas. Pero Chen con su habilidosa cámara sigue diseccionando nuestra sociedad y aprecia que vivimos en un mundo dominado por las apariencias. Aparentamos ser felices cuando a lo mejor no lo somos. Simulamos tener dinero cuando a lo mejor lo necesitamos como nunca. Fingimos tener trabajo cuando no lo tenemos.
Una Mary Poppins realista
Como este matrimonio vive para trabajar, ello le imposibilita ocuparse de su consentido vástago Jialer. Esta conjunción de elementos pone en bandeja a un tercer personaje, Terry, la criada filipina. A través de sus ojos apreciaremos la pérdida de roles, ya que Hwee pierde su rol maternal en favor de la criada que asume esa función. Lo irónico es que hará de madre del hijo de otra mujer, mientras que ella se verá imposibilitada a hacer de madre con su propio retoño, que está en manos de otra mujer, su hermana. También podremos observar lo duro que es emigrar para ganar un sueldo con el que podrá mantener a su retoño, dejándole en manos de su hermana. Por si este hecho fuera poco duro, Terry será considerada una ciudadana de segunda clase en detalles como el secuestro del pasaporte, no poder trabajar en dos empleos para hacer más dinero, etc. Y finalmente, tenemos a Jialer, hijo de su tiempo, obsesionado por el dinero y la tecnología, sirva como ejemplo ese desesperante tamagotchi. La relación entre Terry y Jialer comienza con mal pie, pero poco a poco se irá ganando el corazón de ese niño tan consentido. Gracias a Jialer atisbamos otro curioso hecho, como las familias delegan en los colegios la función de educar en valores a nuestros hijos, recayendo en ellos el impartir disciplina cuando se desmadra la situación. El problema es que el sistema es frío, luego la disciplina que emana carece de la menor contemplación.
La esperanza: motor del ser humano
Sobre éste duro marco social Anthony Chen construye un relato potente, que tiene el poder de cautivar al espectador captando toda su atención. El realizador posee una gran destreza jugando con el sonido y los primeros planos otorgando una gran vitalidad y fuerza a la narración. Impresionante, por eso la destacamos, la secuencia del suicidio del vecino. A pesar de todo, estos “Retratos de familia” están cargados de esperanza, aunque poco a poco vaya sumergiendo a sus personajes en territorios aciagos y ciertamente deprimentes. Ellos deberán mirar en su interior para apreciar que ellos son la respuesta. Eso lo conseguirán gracias a un quinto y particular personaje, Jimmy Goh, un vendedor de humo hijo putativo de esta sociedad moderna nacido de nuestros anhelos por el éxito fácil. Este joven realizador y guionista nos plantea un final cargado de ternura hacia sus personajes, sumamente factible, desde la profunda convicción del lema: “Dios aprieta pero no ahoga”, porque esa es la verdad.
Frases destacadas de “Retratos de familia”
- Leng: “Lo entenderás cuando tengas hijos”
- Terry: “Soy tu sirvienta, no estoy aquí para que me acoses”
- Leng: “Gracias a tu hijo. Deben estar echando pestes de mí por irme corriendo”
- Terry: “Todos son iguales”
- Terry: “¿Crees que suicidarse es divertido?”
- Sr. Tan: “¿De mayor quieres ser corredor de apuestas?”
- Jimmy Goh: “¿Sienten que la vida es cada vez más difícil? La economía está en crisis, el gobierno no ayuda y la familia no les entiende”.
- Jimmy Goh: “La esperanza está en mi interior”.
- Leng: “Terry, yo soy su madre, no tu”
- Padre: “Sólo alguien muy tonto caería en algo así”
- Leng: “Siempre soy la mala y tú el bueno”
- Terry: “Aprende a cuidarte de ti mismo”
- Directora colegio: “El conocimiento sin disciplina no tiene valor en la sociedad”