El erróneo enfoque de un caso llevará a un abogado a la toma de malas decisiones que le hará enfrentarse entre el idealismo y la realidad.
Tomando malas decisiones
Dan Gilroy es autor de guiones tan potentes como “The Fall. El sueño de Alexandria”, “Freejack: Sin identidad” o “Kong: La Isla Calavera”, y nos sorprendió a todos con su ópera prima titulada “Nightcrawler”, un gran thriller que exploraba la televisión basura y la precariedad laboral. Su nuevo trabajo sigue en el campo del thriller dramático, pero ahora con tintes judiciales y sustentado en otro curioso personaje. Esta vez se trata del abogado de derechos civiles, idealista, con una gran vocación, totalmente chapado a la antigua (de ahí lo de Esquire) y sumamente crítico con el sistema penal llamado Roman J. Israel.
Este se encarga de preparar memorandos e informes, mientras que William Jackson, el propietario de la empresa y un respetado profesor, se centra en las apariencias en los tribunales con las que Israel lucha. Su vida se pone patas arriba cuando William sufre un infarto. La sobrina de Jackson informa a Roman que la empresa está en quiebra, por ese motivo decide que el despacho sea absorbido por otra firma mucho más grande y potente dirigida por uno de los antiguos estudiantes de Jackson, el ambicioso abogado George Pierce. Este le ofrece un puesto en su despacho, pero no tiene claro si seguir con él, por ese motivo comienza la búsqueda de trabajo. Durante una entrevista de trabajo en una red de activistas locales entabla amistad con una joven activista. Su primer caso en el despacho de Pierce acaba siendo una locura cuando toma una serie de malas decisiones, llegando a quedar al borde de no poder ejercer nunca más la abogacía.
Tirar por la calle del medio
“Roman J. Israel, Esq.” posee un nexo en común con “Taxi Driver”, “Nightcrawler”, son tres largometrajes que versan sobre la soledad del individuo frente a la sociedad. Gilroy retrata perfectamente ese estado y la forma en que Roman, al igual que Travis o Louis van perdiendo la cabeza. El grave problema de este nuevo trabajo es la ambición. Abre varias líneas argumentales, a saber: la incapacidad de un hombre por adaptarse a los nuevos tiempos, la corrupción del sistema penitenciario estadounidense o la denuncia de la mala praxis por parte de la abogacía y los fiscales. Se abre tantos frentes, todos interesantes desde el punto de vista de la crítica social, que acaba por carecer de una idea clara de cuál escoger, y al igual que el personaje, el director toma por la calle del medio y deja en tierra de nadie al espectador.
Obviamente, este papel es todo un regalo para un actor, porque le permite lucirse, máxime si en frente le ponen buenos actores como Colin Farrell. De hecho, Denzel Washington ha sido nominado a distintos premios por ponerse en los zapatos de este atípico abogado, aunque no ha ganado ninguno. Eso sí, este correcto largometraje será del agrado de los amantes de los thrillers judiciales, porque posee un par de giros que la hace interesante.
Frases destacadas:
- Vernita Wells: “Te pedí que pidieras aplazamientos.”
- Roman J. Israel: “Tener potencial es jodido.”
- Roman J. Israel: “No soy capaz de despegarme de mí pasado.”
- Lynn Jackson: “No sabía que estaba destinada a conocerte.”
- Lynn Jackson: “Sinceramente, eres mi fuente de inspiración.”
- Roman J. Israel: “Tomé una mala decisión.”