Aventura especial de buena factura técnica basada en hechos reales para mayor gloria de la cosmonáutica soviética
«Salyut-7», dirigida por Klim Shipenko, es un filme basado en hechos reales que busca relatar desde la épica el intento de salvación de la estación espacial soviética que da nombre a la película. También de los esfuerzos titánicos por garantizar las vidas de los cosmonautas Vladimir Dzhanibekov y Viktor Savinykh. Un trabajo con ecos a proyectos estadounidenses como «Apolo XIII» (Ron Howard, 1995) en lo heroico, o a «Gravity» (Alfonso Cuarón, 2013) en lo plástico, pero visto desde el punto vista ruso. Supone una mirada al pasado en la que poder vanagloriarse de la grandeza que supuso la carrera espacial soviética en un contexto de guerra de fría.
Para ello el filme enfoca sus bazas sobre tres aspectos. Por un lado tenemos el carácter atormantado del protagonista, Vladimir, quien tras un incidente en el espacio queda relegado de su puesto. La película en sus primeros compases busca ser introspectiva respecto al personaje, aunque una vez iniciada su gran hazaña espacial quede desdibujado y en un segundo plano. Y es que todo lo relativo a la pasiones internas de los protagonistas, que estarán sustentadas por la relación que guardan con sus familias, poco o nada tendrán que aportar a la trama princpal. Si bien las imágenes de archivo de los títulos de créditos finales nos demuestran la veracidad de estas escenas, el tinte melodramático continuado y el intento extenuante de manipulación emocional empañarán casi la totalidad de secuencias familiares del filme. Por suerte, pese a tender a buscar el recurso fácil de tirar de la humanidad y sentimientos de los personajes, y además no contar con un guion muy elaborado en esta parte, no serán estos minutos del metraje los que nos muestren la verdadera naturaleza de la película.
Por su parte, la segunda baza sería el ya mentado contexto de guerra fría. La decisión formal para mostrarlo es materializar un seguido de reuniones con los mandatarios comunistas y, sobre todo, a modo ameno y dinámico, un batiburrillo de noticiarios de distintos paises donde encontramos la neutralidad del tercer mundo, las acusaciones infundadas norteamericanas y el silencio y la propaganda de los medios soviéticos. Una decisión que torna este clima en sencillo de cara al espectador, mientras que renuncia hacer un estudio más concienzudo de ello.
Por último, la cinta destaca en el gran reclamo que la precede. Es decir, en su impecable factura técnica en sus escenas espaciales. Los efectos especiales logran transmitir una sensación de verosmilitud constante, mientras que la fotografía dentro de la estación especial, donde los dos cosmonautas libran una lucha antigráveda contra los elementos que deterioran la nave, resulta exquista y generosa en sus detalles. Las incidencias que viven tanto en el interior como en el exterior, demuestran donde ha ido a parar la mayor parte del presupuesto de una superproducción que visualmente se eleva al cielo de las grandes cintas de aventuras espaciales. Además, la épica contrarreloj se respira en cada uno de sus fotogramas, pese a que el resultado de todo ello se mancille con una banda sonora machacona que parece no confiar del todo en la magnífica puesta en escena en sus secuencias más heroicas.
Frases destacadas:
- «Aquí, en la Tierra, las cosas caen»
- «No puedo volver yo solo. ¿Qué le diría a mi hijo? ¿Y a tu hija?»
- «Ahora ya eres un cosmonauta de verdad»