Judd Apatow regresa con una comedia titulada Si fuera fácil. Podría asegurar que posee tintes muy biográficos, porque cualquiera que esté en la década de los 40 se sentirá identificado con sus protagonistas en algún momento.
Una década después…
Apatow se siente cómodo retomando los personajes de Lío embarazoso, el matrimonio integrado por Pete y Debbie, diez años después, así veremos a dónde les ha llevado la vida, cómo es su relación. Podremos ver que sus hijas han crecido y los diversos quebraderos de cabeza que generan. Eso sumando a sus propias crisis existenciales e imposiciones sociales, como por ejemplo dejar de fumar, adelgazar o innovar en el sexo para que no caiga en la rutina. Pero, además, se permite el lujo de mostrarnos cómo es la relación con sus respectivos ascendientes. Y aún hay más, porque nos mostrará sus esferas laborales con sus respectivas problemáticas en sus negocios: él persigue sueños y ella peca de ingenuidad.
Si fuera fácil debería haber sido una serie de televisión
Como se puede apreciar el argumento es muy interesante a la par que denso. Posee una vocación costumbrista llevado al extremo, para generar situaciones cómicas, en las que podremos ver como ha cambiado la sociedad y nuestros hábitos. Como por ejemplo, Pete en lugar de llevarse al baño el periódico para leer mientras hace sus necesidades ahora se lleva la tablet para jugar al apalabrados. En 134 minutos que dura esta larga comedia es lógico que haya momentos logrados, pero al salir del visionado la pregunta inmediata que surge es ¿por qué no has hecho una serie de televisión? Este argumento daba para ello y para más, máxime cuando rinde homenajes a sus cantantes favoritos (Graham Parker o Simon y Garfunkel) o se adentra en territorios psicológicos un tanto complejos e inverosímiles como mostrarnos a una princesita destronada a los cuarenta. Obviamente, el formato cinematográfico se queda pequeño para estas grandes ambiciones de su guionista y realizador, que con Si fuera fácil crea un monumental fresco cotidiano con el que llega a saturar a la audiencia.
Entre el exceso y lo inverosímil
En cuanto al ritmo y calidad de las situaciones cómicas es un tanto irregular. No consigue mantener un tono ideal. En su favor hay que decir que la construcción de los personajes es elaborada y rica en detalles. Dicen que deportes como correr o el ciclismo son típicos de cuarentones que poseemos todo el tiempo del mundo, pues sí amigos, es cierto, nuestros hijos ya están más aposentados, tienen sus obligaciones con lo que queda más tiempo libre. Así Debbie posee un entrenador personal y Pete su grupo de ciclistas, con los que luchan por perder ese músculo cinturero que aparece sin quererlo. Todo el reparto está muy bien, pero lo malo es que hay personajes secundarios que pueden ser excesivos como el padre de Pete, interpretado por Albert Brooks, o inverosímiles como el progenitor de Debbie (John Lithgow) máxime porque no acabas de creerte su cambio de parecer. Lo mejor, las hijas, están inmensas y poseen los momentos más hilarantes y frikies. En cuanto a Megan Fox pues como que nos ofrece lo mismo que en otras películas pero a ritmo de los Stone Temple Pilots.
Stone Temple Pilots – Vasoline
La mejor baza: la empatía
En resumidas cuentas, curiosa me parece esta aproximación para ver lo que pasa cuando no se llega Virgen a los 40, ver como esta pareja lucha contra la rutina que se instaura sin querer en la vida de cualquier pareja, pero también me ha saturado a la vez, y mucho. Es mejor que la olvidable Hazme reír o Sácame del paraíso quizás por la cercanía de la historia al espectador, es más fácil identificarse en algún momento con esta pareja y entrar al trapo de algunas situaciones. Recomendarla cuesta y no puedo, porque la tijera era necesaria para acortar su excesivo metraje, y debería haberle dado un par de vueltas más a este buen proyecto y haberse centrado en algo. Pero, de ahí a decir que es mala pues como tampoco, porque posee grandes interpretaciones y momentos muy lúcidos. En síntesis, que le damos un aprobado por los pelos siendo sumamente generoso y con muchos condicionales.
Frases destacadas:
Debbie: El sexo es el primer motivo de discusión.
Debbie: Necesitamos más pasión.
Debbie: Me siento triste cuando no eres sincero.
Pete: Somos como Simon y Garfunkel. Yo soy Garfunkel.
Pete: Son los sonidos del silencio.
Desi: ¿Qué diferencia hay entre un bigote gay y hetero?/ Ronnie: El olor.
Charlotte: Esto es de adultos, vámonos.