Cinta familiar en la que Christopher Walken convierte a Kevin Spacey en un gato.
Estructura más que tópica
Un padre de familia, abducido por su éxito laboral, tapa las carencias que tiene con su familia utilizando el dinero. Tras ignorar durante tanto tiempo a sus seres más queridos, aparece un peculiar e inquietante personaje que le priva de su apariencia humana y le obliga a reflexionar sobre lo mucho que estima a aquellos que ha desatendido aprendiendo una valerosa lección moral que le hará cambiar su forma de apreciar los verdaderos valores de la vida. Desde luego, una estructura más de mil veces vista, una reformulación del Cuento de Navidad de Charles Dickens o de «Qué bello es vivir» de Frank Capra (1946) modernizando los clichés de este tipo de cintas marcadamente kitsch de los noventa como por ejemplo «Un padre en apuros» (1996), incluyendo efectos especiales y adelantos informáticos que sirven de aliciente para trasladar este tipo de películas a nuestro tiempo. Algo que no debería extrañar a los espectadores si no fuese por el pequeño aliciente comercial que envuelve el filme, en él no sólo aparecen rostros conocidos como Jennifer Garner o el oscarizado Christopher Walken, sino que el protagonista es el también premiado por la Academia Kevin Spacey.
Kevin Spacey… ¡es un gato!
Protagonizando papeles inolvidables en las cintas de lo más grandes, como puede ser «Seven» (David Fincher, 1995), «Sospechosos habituales» (Bryan Singer, 1995) o «American Beauty» (Sam Mendes, 1999), últimamente nos habíamos acostumbrado a ver al actor merodeando la Casa Blanca. Hace una semana disfrutábamos del estreno de «Elvis & Nixon», donde daba vida al impopular presidente republicano. Sin embargo, su rol más laureado de los últimos años es el del congresista Francis Underwood, el fascinante personaje de la pequeña pantalla de la serie de Netflix «House of Cards» (2013 – actualidad).
En esta ocasión, Spacey da vida a un padre de familia que dirige de manera excéntrica una importante empresa que ha levantado él mismo. Y apreciamos en su prólogo como le cuesta sentir algo de empatía hacia su mujer y su hija, y al mismo tiempo, la falta de confianza que guarda hacia su hijo en el terreno de los negocios, estando éste integrado en la empresa familiar. Encontramos pues un carácter marcado, repleto de ironía y salvajismo, con un toque arisco. Algo que seguirá desarrollando tras su transformación en gato.
Siete vidas, este gato es un peligro
Siete vidas tiene un gato. Y esa una de las ideas con las que juega la cinta. Pues el personaje al que da vida el siniestro Christopher Walken le ofrece la posibilidad al magnate de los negocios de poder vivir una nueva oportunidad. Salvar la vida, pero no de manera solo física, sino psicológica y emocional. A partir de entonces, viviremos las aventuras de un hombre que trata de todas las maneras posibles de comunicarse con su familia sumido en sus limitaciones gatunas, viviendo en sus propias carnes el distanciamiento que ha llevado con ella. Disfrutaremos las travesuras de un felino que con su comportamiento malhumorado y las continuas ironías que escuchamos de la voz de Spacey nos regalarán una historia divertida, entretenida y que cumple las expectativas de lo que se puede pedir a una cinta familiar veraniega.
Frases destacadas:
- Tom: «No soporto los gatos»
- Vendedor: «Le conozco de los periódicos. Uso ss hojas para las cacas de mis gatos y siempre veo su cara».