Drama romántico indie con tintes de road movie sustentado por la ciencia ficción
Cuántas veces hemos deseado volver al pasado para decir y hacer todas aquellas cosas en las que no caemos en el día a día. Sincerarse con la persona amada, demostrarle que no hay nadie ni nada más importante, que recuerdas con inmenso cariño la historia de la relación. Y a veces, la distancia entre la indiferencia cotidiana y la angustia por la amenaza de la pérdida, no es tan lejana como parece. Incluso puede, que en tan solo un par de días, una persona sea capaz de comprender, de abrir los ojos, de valorar lo que es realmente importante.
«Sin fin», primer largometraje de los hermanos César y José Esteban Alende, que recupera el argumento y la pareja protagonista de su anterior cortometraje «Not the End» (2014), es ante todo un debut ambicioso. Lo es en su manera de englobar distintos géneros dentro de un solo relato, lo cual nos ofrece un resultado harto irregular, si bien es de justicia señalar que predominan más los aciertos sobre las escenas más cuestionables y que el filme se dispara yendo de menos a más en todo momento. La historia nos presenta un dramático presente donde la relación entre Javier (Javier Rey) y María (María León) está al borde de la muerte. El primero, trabaja en una especie de laboratorio y a los pocos minutos de filme, descubrimos que existe una versión suya del futuro, un hombre casi anciano, quien a su vez intercambia unas palabras con el Javier de dentro de dos días. Este último, aprovecha cuando su versión actual se va a trabajar para suplantar su rol y dedicarle un día a su pareja. Lo hace rememorando el viaje iniciático que tuvieron antaño, en los noventa, cuando él era Trigo, y ella se hacia llamar Nina.
El indie americano, en español
Quizás sea el primer encuentro de los protagonistas la secuencia más floja del filme. Lo sería porque los cineastas buscan construir dos roles muchas veces vistos en filmes indíes norteamericanos o series juveniles, donde una chica extrovertida y alocada entabla conversación con un oscuro y casi autista desconocido. Clichés, sobre todo los de él, que no acaban de congenionar con armonía en una versión españolizada. Siendo las respuestas de Trigo totalmente recitadas, restando credibilidad a la naturalidad de Nina, fallando sobre todo a la hora de querer hacernos creer que el actor interpreta a un postadolescente. Tampoco ayudaría la escena, creemos que irónica, donde el los pasajeros del autobús Alsa vitorean a su nuevo héroe. Escenas que restan calidad a un trabajo que por lo demás derrocha energía y buen hacer, que plantea reflexiones y emociones intensas, bebiendo incluso del mejor Spike Jonze y Michel Gondry. Porque la cinta, detrás de su entramado temporal de ciencia ficción y el curioso montaje paralelo del mismo viaje separado por casi 20 años en el tiempo, nos presenta además un drama romántico sugerente, poderoso visualmente, demostrando que existe un talento emergente en sus realizadores y que culminan un trabajo satisfactorio que nos deja con ganas de seguir confiando en los que nos depare su trayectoria.
Frases destacadas:
- «Corre»
- «Aquí tienes tu puesta de sol. Yo me voy»