Tenía dos posibilidades para cerrar la jornada del viernes, la primera ver el capítulo piloto de la serie que produce T5, “Piratas” con Pilar Rubio, o probar a ver el film que rompió la taquilla en Estados Unidos, con acción a raudales, y que se proyecto fuera de la sección oficial a concurso. Obviamente sólo puedo hablar de la cinta dirigida por Jaume Collet-Serra titulada “Sin identidad”. Que por cierto, para mis lectores valencianos, la proyectan hoy de nuevo.
No sólo se olvida la historia, también los personajes.
Ernst Jürgen
¿Qué ganarían suplantándole?
Ernst Jürgen
¿Por qué tuviste que subir a mi taxi?
Gina
El Dr. Martin Harris tiene un accidente de coche en Berlín. Al despertar descubre que, de repente, su mujer no le reconoce y que otro hombre ha adquirido su identidad. Las autoridades le ignoran porque no le creen y unos asesinos le persiguen. Así que se encuentra solo y cansado y se ve obligado a huir. Sin nadie a quien acudir, en un país desconocido, acabará por pedirle ayuda a la taxista con la que tuvo el accidente, que obviamente reaccionará de una manera reticente, aunque al final acabe por brindarle su apoyo en la búsqueda de su verdadera identidad.
Oliver Butcher y Stephen Cornwell han adaptado la novela de Didier Van Cauwelaert a la gran pantalla, y le ha dotado de fuertes aromas hitchcocknianos, que a más de uno le recordará al Polansky más frenético. Pero a los más mayores del lugar, les podrá llevar a “Odessa”, «El fugitivo» o “A cara descubierta” donde Roger Moore lo pasaba igual de mal.
Serra dirige con mano firme esta cinta de acción y suspense en la que destaca la buena planificación, así como su estructura y la forma en la que suministra la información. Además, una vez más, sus actores son la gran baza desde la breve pero intensa aparición de Frank Langella, pasado por Bruno Ganz, Aidan Quinn o el tandem Diane Kruger–Liam Neeson, que consiguen tener la química necesaria. Además, con pocos elementos consigue mantener toda la atención del espectador.
Las escenas de acción están bien rodadas, a la vieja usanza, pero con alguna pincelada de imagen generada por ordenador. Es un film que no rompe con las expectativas que un servidor tenía de él antes de entrar, es más las cubre satisfactoriamente con independencia de que el final sea un poco atropellado y carente de la menor verosimilitud, vamos un final sorprendente muy a la americana, pero como te lo has pasado tan bien durante el visionado pues como que le perdonas que no haya sabido rematar la faena.
Me ha llamado la atención que John Ottman, habitual colaborador del realizador Bryan Singer, no haya encargado de las labores de montaje, cosa que suele simultanear con su faceta de compositor, y concretamente en este caso con la ayuda de Alexander Rudd. Con esto no quiero decir que sea malo, para nada, es eficaz y sabe darle la tensión necesaria. Pero no deja de parecerme una enorme curiosidad.
Mala de solemnidad. El guión es bochornoso (parece que lo han escrito con las sobras de «Frenético» de Polanski), el personaje de Neeson da pena, todo está lleno de cabos sueltos, vaguedades, giros caprichosos y trampas argumentales. Collet-Serra, pues sí, correctito en la dirección, pero me pregunto yo si ya de una vez podemos de dejar de «chuparnos las p…», como diría el Señor Lobo, con esto de que los directorcetes españoles «hagan las Américas». Observemos la carrera de Collet- Serra allí, y preguntémonos si, más allá del derecho de todo ser humano a ganarse el pan donde y como pueda, merece que se gasten ríos de tinta en alabar el hecho de que sea el ojito derecho de la taquilla adolescente norteamericana: «La casa de cera», «La huérfana», esto, y aquel petardo sobre el Real Madrid. ¿Es eso una carrera? Para ciertas cosas, manutención aparte, mejor no salir de casa.
Saludos.
Mi estimado 39 escalones, a mí perosnalmente no me aburrió, los diversos giros argumentales están en la novel, así lo reconcoe en la entrervista que le realicé. Por cierto, échele un ojo porque hay curiosidades, que me sorprendieron sobre todo referente al montador y músico Ottman. El filme no es aburrido, posee acción que es de lo que se trata. No lo veo tan insulto a la inteligencia, yo creo que funcionará.
Mi querido Alfie, «que funcionará» en taquilla, supongo. Lo cual hace mucho tiempo que dejó de ser distinto a que funcione como película. Y no, no es aburrido (sólo faltaba ya), pero he de confesar que me divertí más descubriendo inconsistencias que siguiendo la trama. De todas formas, tampoco un chimpancé es aburrido…