Mar. Mar 19th, 2024

Libre y desenfrenada en sus formas, punzante y directa en su contenido

El título escogido para la nueva obra de Nadav lapid, «Sinónimos», nos retrotrae a las similitudes existentes entre sistemas. También entre personas. A la fatídica huída hacia delante buscando un porvenir mejor y encontrándose con el fango de la incomprensión irremediable en las relaciones establecidas entre los seres humanos. Desnudando al personaje principal, literal y metafóricamente, Lapid nos revela desde sus primeros compases la esencia conceptual de su propuesta fílmica. Olvidénse de verosimilitud o hiperrealismo, porque a veces, valiéndose del artificio, se consigue transmitir de manera más clara y fidedigna la penosa existencia de nuestro protagonista.

El nuevo filme del laureado director de «La profesora de parvulario» (2014), que se llevó el Oso de oro en Berlín en la edición de 2019, es toda una confrontación política y social vista desde el individuo. La cinta nos presenta a Yoav, un joven que vive en París después de renunciar a la política estatal de su país de origen, Israel. Da su relación acabada con todo lo unido al lugar donde se crió, decidiendo no volver a emplear el hebreo nunca más. Desnudo y sin absolutamente nada, es cuidado por sus dos benefactores, un aspirante a escritor, Émile, y su novia Caroline. Dos parisinos acomodados, que viven del rendimiento que da una fábrica en propiedad de ellos y cuya relación con Yoav representará la esencia parasitaria de los ricos sobre los pobres.

Lapid emplea para su proyecto una dirección libre y salvaje, que se corresponde con la pasión interna de su protagonista. Movimientos de cámara desenfadados, que emulan al Jean-Luc Godard de los años sesenta. Las imágenes, el tratamiento que se hace de ellas o el uso de la palabra, abrazando al artificio y rechazando la verosimilitud, son sus armas a la hora de engranar una construcción que se cimenta sobre sus arriesgadas decisiones formales.

El filme ataca con sorna la realidad israelí del momento, defendiendo la postura apátrida de su protagonista. La crítica al estamento militar es constante. También el recelo continuado y la búsqueda de entablar conflicto, evidenciado a partir de un personaje que representa el rol de quien busca continuamente pelea. El rencor de un pueblo judío que ha evolucionado de víctima a verdugo. Aunque realmente, es esa actitud la que la vuelve a convertir en víctima. Pero a su vez, la cinta también realiza un paralelismo con Francia. Y lo que muestra de la sociedad moderna parisina no es nada cómodo. Desde la clase parasitaria a la impostura de los valores repúblicanos a cualquier coste. También de la traición sentimental entre las clases altas y la ausencia de dificultades por salir adelante desde una posición privilegiada.

Una película en definitiva que nos muestra el absurdo de la realidad que nos rodea, que exagera sus deficiencias para hacernos conocedores, desde la incomodidad, de los recovecos que fallan en el sistema, de la complejidad de la situación de muchas personas y la falsedad que envuelve diferentes estamentos de dos países más similares de lo que parecería en primera instancia.

Frases destacadas:

  • Frases destacadas:
  • «¿Qué vas a hacer?»
  • «No lo sé. Voy a ser francés».

Tráiler de «Sinónimos»:

 

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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