Una vez más Oliver Stone escoge a una figura pública para analizar la sociedad estadounidense y sacar a la luz sus grandezas y miserias.
Cambiando el mundo
Ayer tenía un 45 rpm en la mano y de repente fui consciente que era totalmente incapaz de dejar de pensar en el regreso de Oliver Stone a las carteleras. Cuando uno se compraba el nuevo single de su banda favorita escuchaba mil veces la cara A, pero casi nunca la cara B. Pues bien, podríamos llegar a decir que “Snowden” es la cara B de ese magistral y oscarizado documental que es “Citizenfour”. El filme es una dramatización de los hechos acontecidos en la vida de este analista de la CIA desde el 2004 al 2013. Stone nos cuenta desde el momento en que debe causar baja del ejército de los Estados Unidos, por una fractura en ambas piernas, pasando a ser captado por la NSA, hasta su entrevista en Shanghái con realizadora Laura Poitras y los periodistas los periodistas Glenn Greenwald y Ewen MacAskill donde acabó revelando un secreto de Estado: el Gobierno estadounidense no solo espiaba a terroristas, también buceaba en las comunicaciones privadas de ciudadanos y miembros de otros Gobiernos para obtener beneficios en las negociaciones. Entregando a Greenwald y MacAskill documentos secretos que ponían en evidencia el alcance total de los abusos.
Obviamente Snowden no puede volver a pisar el suelo estadounidense y está en busca y captura porque tiene pendiente un juicio por revelación de secretos de estado. La sociedad estadounidense está totalmente polarizada en torno a este personaje público. Esta el grupo de los que opinan que es un traidor, porque cuando te enrolas en el ejército, la CIA o la NSA, eres consciente que aceptas la letra pequeña de tu trabajo, y debes hacer todo lo posible por servir a tu país, sin importar nada más. Luego están los defensores, que opinan que hizo bien en revelar secretos de estado, porque en realidad lo que hacía era denunciar un delito cometido por el Estado, todo para garantizar la seguridad a los ciudadanos.
Perdiendo capacidad de perspectiva
Oliver Stone y Kieran Fitzgerald construyen el guion partiendo de dos libros “The Snowden files” de Luke Harding, y “Time of the octopus” de Anatoly Kucherena. El resultado es una tremenda elegia. Esta división de la opinión pública en torno a la figura del analista no se aprecia en ningún momento del metraje. Es más, Stone guía con mano férrea la opinión del espectador. No hay un margen de libertad para que el espectador se forje su propia opinión. Es más genera una elegía en toda regla. Para ello usa todos los recursos narrativos a su alcance, por ejemplo, esas auras blancas en torno a la figura de Snowden cuando está abandonando la NSA en Hawái dirigiéndose al final del túnel. Es en ese preciso momento cuando el espectador se puede hacer consciente que se le ha ido de las manos el proyecto. Y uno comienza a añorar al joven Stone que firmaba joyas como “JFK”.
Una vez grandes figuras de Hollywood no han dudado un segundo en trabajar con el reputado cineasta. Zachary Quinto, Melissa Leo, Tom Wilkinson, Rhys Ifans, Timothy Olyphant, Scott Eastwood y Joely Richardson realizan una gran labor. Nicolas Cage por su parte, nos brinda una pequeña actuación donde despliega toda su galería de tics personales. El joven actor Joseph Gordon-Levitt vuelve a realizar un extraordinario trabajo, que los espectadores españoles podrán disfrutar plenamente si acuden a ver el filme en versión original subtitulada. Levitt se está convirtiendo en una versión masculina de la actriz Meryl Streep. Trabaja y pule los acentos de los personajes que asume, hasta el punto que si el espectador cierra los ojos es incapaz de diferenciar al Snowden real del personaje, porque en los últimos minutos de la película ambos aparecen estableciéndose una solución de continuidad entre ficción y realidad. Y finalmente, Shailene Woodley nos brinda su peor actuación hasta el momento encarnando a la mujer de Edward.
“Snowden” es un trabajo menor porque le falta la fuerza y garra de otros trabajos de Stone. Solamente quedan pequeños destellos de aquel subversivo cineasta. Ha perdido su capacidad de análisis de la sociedad estadounidense. Le falta vitalidad a la mirada de este gran cineasta, que se ha vuelto ciertamente acomodaticia o hollywoodiense, como queráis llamarlo. Usa en exceso el score para subrayar la acción. Es incapaz de crear imágenes poderosas o de sembrar un mínimo de discordia en torno a este relevante personaje público. Eso lleva a que el espectador acabe perdiendo el interés por los acontecimientos narrados. Máxime si ha visto “Citizenfour”, que desde aquí volvemos a recomendar fervientemente, porque ese filme es un documento en toda regla, y esto no deja de ser una elegía con tintes panfletarios.
Frases destacadas de “Snowden”
- Edward Snowden: “I applied to help my country a difference in the world.”
- Edward Snowden: “Sounds really cool to have a security clearance.”
- Lindsay Mills: “It’s my country too and it has blood in his hands.”
- Lindsay Mills: “How can I make you sing?”
- Edward Snowden: “Terrorism is just an excuse.”
- Corbin O’Brian: “The modern battlefield is everywhere.”
- Corbin O’Brian: “Most of the Americans don’t want freedom, they want security.”
- Corbin O’Brian: “That’s Mr. Snowden is the state of the world: Secrecy is security, and security is victory”
- Lindsay Mills: “When this fucking job became more important than your life?”