Tras el divorcio creativo, Alfonso Albacete regresa con fuerza y en plena forma con una comedia romántica de tintes musicales.
El divorcio profesional del tándem Albacete-Menkes nos ha revelado quien llevaba los pantalones. Albacete antes que realizador es todo un amante de la buena arquitectura y del séptimo arte y eso se deja traslucir en “Sólo Química” rodada en Barcelona y alrededores. Esta romántica historia escrita por el propio Albacete, a dos manos con Mireia Llinàs, nos cuenta como Oli, una dependienta de perfumes, y vive en un piso compartido de Barcelona. Allí convive con Carlos, un estudiante de psicología, Hans y Melanie. Carlos es un descreído del amor. Un día acude a la tienda donde trabaja para promocionar un perfume el famoso actor Eric Soto. Poco a poco se irán conociendo y acabarán enamorándose. De esta manera, Oli conseguirá hacer realidad su sueño, aunque Carlos no lo vea igual.
Desconstruyendo historias románticas
Como se puede apreciar en la sinopsis estamos ante la esencia del deconstructivismo de un cuento de hadas. Albacete y Llinás deconstruyen los típicos relatos románticos sobre qué tiene que hacer en este caso el chico para conquistar a una mujer moderna, para posteriormente tomar sus elementos y reformularlos, porque la mujer de hoy en día es proactiva en base a sus problemas, necesidades y criterios, con lo que la ecuación se complica un poco. Todo ello narrado siguiendo las normas del género bajo unas claves llenas de positivismo, tolerancia y gran amplitud de miras. La razón es obvia, estamos en el Siglo XXI, y queda claro que el amor no entiende de límites y clichés. Es más, creemos firmemente que Albacete es un romántico empedernido que sabe traspasar los límites de los convencionalismos culturales si miramos su filmografía en términos globales.
Los guionistas juegan con la idea motriz de que los hombres son más inmaduros e inseguros. Les cuesta apreciar lo que tienen y se dejan llevar por los instintos, son machos muy primarios. Desde esa óptica el resultado es un filme muy feminista. En un tour de force sus creadores deciden darle una pátina de magia visual el producto elaborando lo que podríamos denominar un musical romántico postmoderno gracias al granito de arena aportado por Fangoria. De tal forma que la narración de Albacete se deja llevar por momentos de fantasía donde da rienda suelta a sus pulsiones cinéfilas con esos homenajes explícitos en las coreografías a realizadores de la talla de Jaques Demy, Bob Fosse o Stanley Donen. Pero la cinefilia de Albacete no tiene límites y eso se aprecia en detalles como el nombre del gimnasio o del festival de cine. ¡Cómo añoramos el IMAGFIC!, todo sea dicho.
El príncipe azul como objeto sexual
Espiritualmente y psicológicamente los príncipes azules postmodernos son iguales que los clásicos. La gran diferencia estriba en el poder de la carne, esa musculatura perfecta, siguiendo los claros cánones de belleza greco-romana. Esos cuerpos de Alejo Sauras y Rodrigo Guirao Díaz esculpidos bajo el cincel de las pesas del gimnasio y del personal trainer. Esto se dejaba traslucir en cierta medida en el musical “Into the Woods” (Rob Marshall, 2015) con ese pedazo de número musical de fuerte aroma homosexual en plena cascada del río. Albacete en cierta medida, al principio del metraje juega con esa metrosexualidad del príncipe azul contemporáneo. Es divertido ver como son enunciados en cierta medida como objetos sexuales, aunque nuestra heroína tendrá que debatirse entre el hombre deseado y el real. El deseado que posee cuerpazo, fama, dinero y lujo, frente a real, que no tendría reparos en satisfacer sus necesidades sexuales, reproductivas y amorosas. El actor argentino está perfecto, se amolda como un guante a una mano. No hay fisuras, porque Albacete sabe cómo rentabilizar este personaje. Sauras, por su parte es más irregular, aunque cuando saca su lado femenino de la mano de Hans está simplemente magnífico. Aquí llegamos uno de los problemillas del filme la elección de Ana Fernández para dar vida a esa perdida heroína postmoderna, que tiene iniciativa pero es incapaz de jugar sus bazas. Es una pena pero su actuación posee demasiados aditivos y edulcorantes, que la hacen muy artificiosa, parece más una heroína de un vodevil que una mujer del Siglo XXI. Por contra, María Esteve, que da vida a Berta en un papel pequeñito, sí haya sabido leer esas claves componiendo toda una heroína almodovariana.
Frases destacadas de “Sólo Química”
- Carlos: “Como todo el mundo sabe, el amor no existe. Es sólo un efecto químico que genera nuestro cerebro”
- Carlos: “Intento demostrar la influencia negativa de Hollywood como propaganda sentimentalista”
- Carlos: “No te habrás dejado llevar por convencionalismos culturales, las comedias románticas están llenas de ellos”
- Oli: “Qué pesado con la química”
- Carlos: “Misterio y cine, esa si es una gran combinación”
- Carlos: “Tengo erección… elección”
- Oli: “Yo no soy la típica que va por ahí persiguiendo estrellas”
- Lola: “Tu padre no es homofobo, es un ignorante”
- Hans: “La verdad es que a los heteros no hay quien os entienda”
- Sabrina: “Ya nadie se acuerda cuando estas piernas casi estrangulan a Sean Conery”
- Hans: “Nena, vas vestida para matar”
- Berta: “¿Tu sabes lo que te pasa? Que no eres lo suficientemente guarra”
- Oli: “Contigo siempre me siento una golfa”
- Hans: “Hay que ser muy valiente para preguntar lo que realmente uno quiere”
- Carlos: “¿Qué tendrá que ver con el ser educado con ser homosexual?”
Me encantaría ver la película. Por eso no califico las frases, prefiero antes, oírlas en su contexto real.
Yo te recomiendo que la veas. Las frases las usamos para que el lector se haga una idea de por dónde van los tiros María Teresa