La idílica América de los años cincuenta se fractura en la nueva película de George Clooney para dejar paso a la corrupción cargada de humor negro marca de la casa de sus guionistas, los hermanos Coen
El George Clooney director vuelve a indagar en la sociedad americana de mediados del pasado siglo (se supone que buscando ecos en el presente) en un relato que busca mostrar la fractura individual y social de la sociedad americana de los cincuenta. Al comienzo de la película, un anuncio nos muestra Suburbicon, un “ideal barrio residencial en el que solo faltas tú”. Como si fuese una relectura pastiche del principio de “Terciopelo azul” (David Lynch, 1986), la escena sigue con un cartero haciendo su ronda saludando a los “encantadores” vecinos, esta vez a nadie le da un infarto, tampoco aparece una oreja, pero resulta que la nueva vecina es negra. Un corte nos lleva a una reunión vecinal donde esos encantadores habitantes blancos ahora se ven sudorosos y deformes, calvos, rancios y furiosos en su indignación por vivir junto a una familia negra, elegante, educada y atractiva.
Qué es “Suburbicon”
Una vez hemos visto que la madera barnizada también puede estar llena de termitas pasamos a la historia individual, una familia idílica y tranquila que es asaltada una noche en su casa. Al más puro estilo de “Fargo” (tanto la película del 1996 como la serie de 2014), las victimas demuestran ser más criminales que los propios ladrones. El padre de familia, un Matt Damon que, pese a jugar a gusto en la ambigüedad histriónica del psicópata sosegado no llega a verse nunca como un cincuentón cabeza de familia de mediados del pasado siglo; y, especialmente, los ojos vidriosos y la sonrisa nerviosa de Julianne Moore en un doble papel que sigue completando su retrato de la perfecta ama de casa de los años cincuenta que ya idealizará en “Lejos del cielo” (Todd Haynes, 2002) para destruir ahora de forma paródica tanto en la reciente “Kingsman: El círculo dorado” (Matthew Vaughn) como en “Suburbicon”, conforman dos corrompidos retratos adultos que se contraponen con la bondad del niño de la casa. Auténtica víctima de todo esto, su natural amistad con el chico de la familia negra parece querer dejar, de forma excesivamente clara, los rayos de esperanza de una sociedad futura apoyándose en unos seres que, por edad, aún no han sido corrompidos por el ente social que les rodea.
Las cualidades de “Suburbicon”
La película cuenta con unos personajes mordaces, una historia que apunta en varias direcciones, unas situaciones y diálogos llenas de originalidad y marcada personalidad (véase la aparición del inspector de seguros interpretado por Oscar Isaac) y una interesantísima trama de sorpresivas revelaciones folletinescas capaces de congeniar a la perfección el dramático ridículo de la existencia de sus personajes, la crítica social de turno y suficientes dosis de humor que logran quitar caspa a todo el conjunto. Sin embargo, todos estos atributos se pueden asumir como mérito del guion y, por tanto, de sus guionistas, unos hermanos Coen cuyo personalísimo mundo se reconoce en cada elemento positivo del relato. Entonces, cuando pensamos en la falta de ritmo y cohesión entre estos grandes momentos, en la brocha gorda e insistencia visual de algunos planos (la imagen final por ejemplo) y el desperdicio de puesta en escena de cada uno de los personajes, cuya existencia solo se componen de actor y guion (exceptuando una pequeña insistencia en las barrigas de los físicos obesos) comprendemos porque la película no llega más lejos. Clooney es un narrador hábil, no estropea el guion que tiene entre manos pero su débil personalidad creativa, más centrada en el discurso estrictamente hablando que en la estética, no resiste la comparativa con unos guionistas cuyo apellido debería acompañar el “A Film By…” en los títulos de crédito. Nunca sabremos si los Coen en la dirección hubieran hecho una mejor “Suburbicon” pero lo que sí parece evidente es que si por algo nos gusta esta nueva película de George Clooney es por la pareja de hermanos de Minnesota.
Frases destacadas de “Suburbicon”:
- Voz de anuncio: lo único que le falta a Suburbicon eres tú.
- Cartero: ¿Está la señora de la casa?
- Mayers: Yo soy la señora de la casa.
- Gardner: ¿Conoces Aruba?, está en el Caribe, es un protectorado holandés.
- Bud Cooper: Esto no huele, esto apesta desde kilómetros, lo he olido desde la autopista.
- Tio Mitch: ¿Quién te quiere como un hijo?
- Nicky: tu, tio Mitch.
- Rose: Nicky baja a cenar o me tomo yo tu cena.