Elegante drama en forma de romance prohibido que denuncia el rechazo a la homosexualidad en Hong Kong
Desde la elegancia y la empatía, nos llega el poderoso drama «Suk Suk», un filme que perfilando con mimo, respeto y humanidad a sus personajes, señala la problemática existente en Hong Kong en cuanto al tratamiento de la homosexualidad. El director Ray Yeung, lo logra abordando la temática desde las bases más tradicionalistas de su sociedad. Muestra la relación de dos hombres mayores, Pak, taxista de 70 años sin intención de retirarse, y Hoi, de 65 años y jubilado. Ambos homosexuales encubiertos que han tenido que sucumbir a la presión social y formar su propia familia. Por un lado, Pak convive con una esposa que recela de él, mientras que su principal quebradero de cabeza es el hecho de que su hija haya quedado embarazada de un joven al que desprecia. Por su lado Hoi, solo tiene ojos para su nieta, mientras vive con un hijo que sigue unas costumbres radicalmente católicas, sintiéndose normalmente su convivencia de manera hóstil.
Sumergidos en la cotidianidad de una vida que les es ajena, encuentran en su relación homosexual secreta una vía de escape que les permite por una vez ser ellos mismos. A su vez, también de manera clandestina, compartirán sus experiencias con un grupo de hombres mayores homosexuales que se organizan con tal de reivindicar sus derechos y tratar de poder vivir su sexualidad libremente aunque sea finalmente durante los últimos años de su vida.
La brillantez de la propuesta, se rige sobre el enfoque realista de su realizador. Huyendo de efectismos, dramas innecesarios y moralinas, el cineasta se limita a reflejar con veracidad las emociones de sus personajes. Nos sumerge en sus realidades para comprender sus sentimientos, y lo hace sin juzgar a nadie, simplemente mostrando los hechos ante la cámara.
La cinta se consolidad finalmente como un manifiesto sobre la identidad sexual y la lucha del ser humano por vivirla a pesar de las miradas reaccionarias de una sociedad enquistada en el pasado. Dibuja una visión poliédrica de los distintos factores existentes a día de hoy en Hong Kong y de como el avance del progreso tendrá que obligarles a convivir en harmonía esperemos más pronto que tarde. La religión católica y el tradicionalismo asiático han oprimido durante muchos años a un colectivo que, aprovechando la visualización de sus derechos en el resto del mundo, se sublevan contra una realidad que les ha marginado durante su larga vida.
Estamos en definitiva ante una película valiente por todos los temas que toca, y que no solo señala con verosimilitud la situación actual de su país, sino que además consigue conmover al espectador, despertar su empatía hacía los protagonistas y apelar a responsabilidad social desde un prisma puramente humano, igualandonos en último aspecto a unos con otros, recordándonos que sentimientos como el amor y pasiones como la sexualidad son inherentes en todos los seres humanos, sean cuales sean su ideas preconcevidas y la cultura en las que han criado.