El director Cédric Klapisch vuelve a hacer un certero retrato del individuo perdido en el mundo moderno en una comedia romántica con un trasfondo dramático.

Melancolía social
El cine de Klapisch suele ser bastante autorreferencial, y en «Tan lejos, tan cerca» se le puede reconocer en todos los aspectos. Para empezar, la película podría formar un círculo cerrado con «Cada uno busca su gato» (1996), el primer éxito del director, que con la premisa de la pérdida del gato de la protagonista, mostraba las ventajas y desventajas del anonimato en la capital francesa, y en las grandes ciudades en general, pese a estar rodeados de gente. También en la que nos ocupa un gato que se escapa servirá a mitad del metraje como nexo invisible de la pareja de perdedores protagonista, a la que dan vida de forma muy apropiada además dos de los protagonistas del anterior filme de Klapisch, «Nuestra vida en la Borgoña» (2017), Ana Girardot y François Civil. El director va abrazando con los años un estilo más maduro que quizás ha hecho que pierda cierto pintoresquismo y frescura (el montaje, pese a seguir siendo muy dinámico, parece más estético que naturalista), pero que también hace que aborde los temas que toca en cada película con una mayor profundidad. Aún así aún nos vamos a encontrar con momentos más livianos, como las escenas con las amigas hablando de parejas y ligues, que parecen más sacadas de series como Plan Coeur, o las secuencias de las pesadillas, que desentonan dentro de un conjunto más realista.
«Tan cerca, tan lejos» es una película que aparenta ser una comedia, pero que es más un drama reflexivo que explora sentimientos muy complejos con mucho respeto, especialmente la dañina tendencia de recurrir al pasado para buscar la felicidad perdida y no para aprender de los errores. Lo que viene a decirnos Klapisch es, no por conocido, menos cierto: que para ser feliz con otra persona uno tiene que conocerse y arreglarse a sí mismo primero. De este modo, el happy ending sirve casi como respiro necesario, sea lo que venga después temporal o duradero.
Frases destacadas:
- Mélanie: «Últimamente no hago más que dormir»
- Médico: «¿Está estresado últimamente?»
- Rémy: «Estoy solo y vivo solo»
- Rémy: «Esto es París, hay mucha gente»
- Rémy: «En París el aire en menos puro pero puedo respirar»
- Psicólogo: «Tiene derecho a vivir, y tiene derecho a ser feliz»