Seth MacFarlane se plantea un duro reto al intentar introducir en el delirante y lúcido argumento cómico una línea dramática muy reivindicativa.
Seth MacFarlane, una vez más, ejerce de director, guionista, actor, productor en la nueva entrega de las aventuras del osito más irreverente del séptimo arte, con la que espera repetir el mismo éxito de su primera entrega. La magia y los deseos de un niño convierten a su peluche en un ser que posee todas las virtudes y debilidades de un ser humano. Entre ellos se crea una amistad que está por encima de todo. La vida sigue y John Bennett se ha divorciado de Lori Collins. Por el contrario, Ted se casa con la cajera Tami-Lynn. Poco a poco, los problemas de pareja surgen y deciden resolverlo como hacen muchas parejas, teniendo un hijo. De esta manera Ted se enfrenta a su naturaleza, por eso deciden usar métodos alternativos como la inseminación, pero Tami tiene problemas de fertilidad, lo que les aboca a la adopción. Es ahí cuando se topan con la ley, porque el estado no le reconoce su condición, su verdadera naturaleza, le quita todos los derechos y su matrimonio es declarado nulo.
La lucha por los derechos civiles
Irónicamente, en el país de las libertades, la tolerancia y de la diversidad, eso ha estado pasando en la realidad hasta hace un mes, cuando el Tribunal Supremo dictaminó que debía ser reconocido el matrimonio entre dos personas del mismo sexo en todos los estados. MacFarlane nos muestra su vena más militante y usa a Ted como metáfora para hacer una crítica de la sociedad en la que vive. Es conocido por todos que una de las comunidades gays más famosas son los osos. Esos gays de pelo en pecho con pobladas barbas y camisas de leñador. Para los fieles seguidores de este cómico estadounidense sabrán que gusta jugar con el sexo en la delgada línea roja entre el mundo gay y hetero, haciendo constantes chistes al respecto. Pues “Ted 2” no iba a ser menos. El chico irreverente de Connecticut pone toda la carne en el asador.
Tampoco podemos dejar pasar por alto que este hombre orquesta es originario de Connecticut. En su obra se aprecia que ama, adora y venera todo lo que concierne a la Costa Este de los Estados Unidos. En esta nueva entrega fusiona ambos conceptos en la figura del venerado jugador de los “Patriots” Tom Brady, protagonizando uno de los gags más queer y divertidos. Aunque hay más cameos, es inevitable destacar el protagonizado por Dennis Haysbert, Liam Neeson o los famosos presentadores de televisión Jay Leno o Jimmy Kimmel. Esto puede llevar al espectador a reflexionar cuál es el motivo por el que cineastas como Segura o MacFarlane llenan sus “Torrentes” o “Ted” de estrellas invitadas. Qué tienen esos personajes que todos quieren aparecen en sus películas.
El drama agua la fiesta
En su mirada referencial a la ciudad de Boston tampoco podía faltar, ya que hablamos de la lucha de derechos civiles, el mundo de los abogados. En este caso representado en una divertidísima Amanda Seyfried que da vida a una abogada fumeta llamada Samantha, y en Morgan Freeman que interpreta a Patrick Meighan que acabará ayudándoles en la apelación ante la Corte Suprema, porque ante todo Ted no es una “propiedad”, quiere ser un ciudadano más, con todos sus derechos, deberes y libertades. Para ello, ha tomado como base y de hecho hace una referencia explícita al caso de Dred Scott contra Sandford, resuelta por la Corte Suprema de dicho país en 1857.
Es aquí donde la delirante sucesión de situaciones cómicas basadas en el humor absurdo, cinéfilo, a veces lúcido, surrealista, friki e irreverente pierde fuelle. MacFarlane, como guionista, y sus dos ayudantes Alec Sulkin, Wellesley Wild no han sabido articular la vertiente más dramática del filme con la cómica, de tal forma que entra en barrena en el tercio final, máxime cuando recuperan al personaje de Donny, la némesis de Ted, interpretado de nuevo por Giovanni Ribisi. Está claro que el chico de Connecticut ha evitado repetir la fórmula de “Ted” adentrándose en territorios más militantes, con esa alegórica lucha de derechos, pero lo cierto es que en cierta medida ha fallado en el intento, aunque el largometraje arranque por todo lo alto con esos magníficos títulos de crédito, que le sirven para homenajear al musical estadounidense de los 50. Con lo que queda patente que era mucho más compacta como comedia la primera entrega. En este caso, el planteamiento es sumamente interesante por las diversas lecturas que posee, pero lo cierto es que le ha faltado al menos una revisión a fondo del tercio final del guion.
Frases destacadas de “Ted 2”
- John Bennett: “We are buddies forever”
- Ted: “Oh My God! Tremendous baby factory!”
- Ted: “You’re covered in rejected black men’s semen. You look like a Kardashian”
- Samantha Jackson: “Do I have «fuck me» eyes?”
- Adoption Lawyer: “Ted, in the eyes of the State, you are not a person”
- Ted: “Piss off. I’m standing for me and I stand for homos”
- Donny: “I want a Ted for my very own”
- Shep Wild: “Is Ted a human being or a property?”
- Ted: “I’ve got ‘Earnest Goes to Jail,’ ‘Earnest Goes to Camp’, and ‘The Importance of Being Earnest.’ Big disappointment that last one”.
- Ted (to Patrick Meighan): “I want to sleep in a bed made with your voice”
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“Mank”: la reivindicación del guionista
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