Mar. Mar 19th, 2024

Tras siete años de inactividad, el taiwanés Hou Hsiao Hsien regresa con una asombrante obra maestra

Wuxia

Uno de los géneros tanto literarios como cinematográficos más genuinamente chinos es el llamado wuxia (caballeros de las artes marciales). En él, los héores, los cuales se mueven en diferentes dinastías pasadas del imperio, realizan empresas secretas con muchas dosis de intrigas palaciegas saltando por los aires y blandiendo sus espadas de manera acrobática. En la gran pantalla ha habido grandes maestros de este modelo, quizás el más reconocido internacionalmente tanto por su acelerado montaje como por su participación en Cannes es King Hu. Películas como “Dragon Inn” (1967) o “Tocado por el Zen” (1969) así lo atestiguan. Un cine popular de gran influencia que ha sido también homenajeado en el futuro como por ejemplo por Tsiao Ming Liang (compañero de la nueva ola taiwanesa junto de Hou Hsiao Hsien) en el filme “Good Bye, Dragon Inn” (2003).

Sin embargo, su internacionalización máxima, gracias a interesantes productos de calidad, se origina a principios de siglo cuando la cinta taiwanesa de Ang Lee “Tigre y Dragón” (2000) da la vuelta al mundo.  Años después nos asombramos por la espectacular trilogía wuxia del chino Zhang Yimou formada por “Hero” (2002), “La casa de las dagas voladoras” (2004) y “La maldición de la flor dorada” (2006). Unas películas que estilizan el apartado que remite a la acción sin descuidar su apasionante fotografía. Y sin embargo, muy lejos de estos filmes queda esta nueva propuesta de Hou Hsiao Hsien, quien decide sustentar su película en el poder de sus imágenes y el fino y escurridizo hilo que articula su argumento, desguazando y vaciando las escenas violentas hasta reducirlas al mínimo.

Hou Hsiao Hsien se confiesa un ávido seguidor de este género literario. Al mismo tiempo, admite que desde siempre ha querido realizar una película de estas características, algo que le ocuparía mucho tiempo y requeriría el haber sido consagrado como director para poder llevar a cabo un proyecto tan ambicioso. Ya en su primer año de universidad leyó un relato popular de la dinastía Tang titulado Chuanqi, el cual pasaría más adelante a llamarse Nie Yinniang, que no deja de ser el nombre original de la película que hoy tratamos de abarcar.

The Assassin (3)

Dinastía Tang

“The Assassin” se sitúa en pleno siglo IX sumergida en la debacle irremediable de la dinastía Tang. En las luchas de poder, Weibo se erige como un reino importante y poderoso a quien no le sobran los enemigos.

Por todos es sabida la exactitud y delicadeza con la que Hou Hsiao Hsien ambienta sus películas. Esto le llevó tanto a él como a sus coguionistas a hurgar en archivos y encontrar documentos situados en esas fechas que demostraran la actividad política de algo que se pudiera adaptar al medio cinematográfico para crear tensión dramática. Pero la obcecación del taiwanés por la verosimilitud no se queda tan solo en eso. También contrató a una joven china experta en esta dinastía. Gracias a ella supieron que conreos filmar y cuales no, dotar de importancia a la seda (papel crucial en el filme) por ser un momento de plena explosión de su ruta y también en utensilios, vestuario e incluso música. Y es que los tambores que se escuchan en algunas secuencias del largometraje no son tanto música extradiegética sino el sonido propio de los instrumentos que se tocaban de forma ritual tanto al empezar el día como al caer la noche. A su vez, también es destacable comentar que los actores hablan usando el dialecto antiguo propio de su época.

The Assassin (4)

Extasiados por la forma

Resulta muy complicado comprender todos los entresijos que desenvuelve “The Assassin” en un primer visionado. Por consiguiente, su inclasificable despliegue visual acaba por sobresaturar por su preciosismo al espectador, quien no puede dejar de asombrarse por el continuo aturdimiento de hermosos lienzos en movimiento. No por ello hay que desestimar su guion, al cual recurriremos más adelante.

“The Assassin”, premio al mejor director en el pasado festival de Cannes, es una obra libre capaz de abarcar todo aquello que se ponga por delante. Desde el blanco y negro y los 4:3 al panorámico. Nos asombra en sus barrocos interiores, tirando de amarillos (que rememoran a la bella “Flowers of Shanghai” (1998) del propio director), pero también de azules o rojos, creando un cuadro dentro de otro cuadro, jugando con la profundidad de campo, con el movimiento que otorga el viento en los velos y la evaporación del agua. Llega incluso a dibujar escenas exteriores en tres colores como el palacio en la noche con el azul del cielo, el verde del césped y el rojo del fuego. Los espacios naturales se antojan inmensos, inabarcables, casi imposible de ser afectados por el ser humano. Y sin embargo, nuestra asesina, es capaz de moldearlo a su gusto y deseo, de ser la dueña del tiempo, de llevar la película por donde ella desea. Es capaz incluso de manejar a su antojo una luz azul que entra por la ventana y desvía y deforma a voluntad.

The Assassin (2)

La princesa que se convirtió en asesina

Si algo llamó la atención de Hou Hsiao Hsien sobre esta historia es el hecho de ver como una princesa puede acabar convirtiéndose en una asesina. Y es que el tema de la mujer que lucha por forjar y ser dueña de su propio destino es algo que ya vimos en el homenaje a Ozu financiado por la Toho japonesa “Café Lumière” (2003) y “Millenium Mambo”, donde Shu Qi (que repitió en “Three Times” en 2005 y en este nuevo filme) da vida a un joven que aborda la búsqueda de su realización personal ante la inminencia del nuevo milenio.  “The Assassin” nos presenta a Yinniang, una joven entrenada en las artes marciales por la monja madre, hermana gemela de la princesa Jianchen, madre de Tian Jian, actual monarca de Weibo. La princesa Jianchen prometió a su hijo con Yinniang en su adolescencia, para acabar reculando y entregarlo a otra mujer, la actual reina. Yinniang se especializó en las técnicas más mortíferas y siguiendo la estela de la monja trató de matar a Tian Jian, no pudiendo hacerlo en el prólogo del filme por verse sorprendida ante su paternidad. Y la paternidad será algo presente que afectará a Yinniang, quien ofrece un sufrimiento perpetuo en su rostro y comprende a quien debe ayudar y a quien no, así como también a quien enfrentarse y a quien perdonar la vida.

El hilo de “The Assassin” es un continuo velo que esconde y descubre el devenir de los acontecimientos, siempre fusionando su desarrollo con la funcionalidad de sus formas. En una de las últimas secuencias del filme, una niebla espesa protagoniza el penúltimo encuentro entre Yinniang y su maestra, una niebla que nos deja entrever que las motivaciones que envuelven sus órdenes son confusas, quizás erróneas, y que indican a Yinniang como persona sensata e independiente cual es el camino que quiere tomar en su vida.

The Assassin (5)

Frases destacadas de «The assassin»:

  • Yinniang: “No pude hacerlo”.
  • Monja: “La próxima vez, mata a quien él ama, y luego acabas con el hombre”.
  • Tian Jian: “Para asegurar que yo heredaba Weibo, madre traicionó a Yinniang”.
  • Huji: “Lo siento por Yinniang
  • Yinniang: “Huji está embarazada”.
  • Monja: “Tus habilidades son inigualables, pero tu mente es rehén de los sentimientos”.

Trailer de «The assassin»:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

2 comentarios en «“The Assassin” La sotisficada elegancia de Hou Hsiao Hsien»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.