Una reivindicación teen a la americana al estilo del cine complaciente y pagado de sí mismo made in Sundance que se queda demasiado vacía como para convencer.
Esa reivincicación teen a la americana
Es ciertamente hermoso ver a unos adolescentes reivindicando su espacio de independencia, encontrárselos retomando los bosques para construirse de cero una casa (crisis subprime), contestando así a los que piensan que ellos mismos son incapaces de ejercer de manera eficiente una autonomía, de los que piensan que las nuevas generaciones sólo sabrán amoldarse a las circunstancias tal y como les vengan heredadas. Es hermoso, sí, ver a unos hijos demasiado geniales aguantar a unos padres que, literalmente, les están provocando urticaria. Si los adolescentes son, además, bellos y lampiños, si las tomas están estilizadas y tratadas con buen ritmo y gracia técnica, si el cásting despierta simpatías del espectador de comedia americana actual (nombres potentes como Alison Brie, Nick Offerman, Megan Mullally o Tony Hale) y si los chistes son en ocasiones lo suficientemente originales y en otras simplemente transgresores (hay un par de gracietas racistas, sexistas y homofóbicas) tendremos la mitad del camino hecho. Pero es en esa otra mitad (y este es el problema), en esa que piden, aquellos que buscan algo más que una distraccion, que se confeccione algo nuevo, donde no nos aparece nada más que un aparato vacío, dejándonos un regusto a cine de nicho nostálgico que se vende por el mero hecho de rememorar.
Un coming of age despersonalizado
En la tónica de ese cine complaciente y pagado de sí mismo made in Sundance de los últimos tiempos, «The Kings of Summer» tiene la desgracia de coincidir, no sabemos si voluntariamente o no, con demasiados elementos de otras subjetividades recientes dentro del mapa fílmico estadounidense. Por un lado, la fotografía (con ese grano pesado veraniego) y el universo estético en general nos recuerda profundamente al hit que supuso el año pasado «The Spectacular Now». Por el otro, el guión humorístico desabrido e ingenioso pero profundamente conservador, familiar, fantasía (bromance incluido) de la comedia de Apatow también se percibe aquí en demasiadas ocasiones.
O fijándonos en el mismísimo personaje secundario cómico y tercer hombre llamado Biaggio (Moises Ariasde es de lo mejor de la cinta), que se nos figura prácticamente el mismo verso suelto de ingenio absurdo rozando el aspergerismo de Zach Galifianakis en «Resacón en Las Vegas«. Se nos hace difícil, pues, siendo este su debut como director de un largo para la gran pantalla, saber si Jordan Vogt-Roberts encaja en ese prejuicio del plagio o si en verdad está conjugando una idiosincrasia de reglas propias. En cualquiera de los casos, lo que seguro es que la película es una mímesis musculada del género del cine adolescente en pleno coming of age del tipo del John Huges, con su picaresca y su homenaje a Tom Sawyer, y dentro de un escenario con ecos al «Cuenta Conmigo» de Rob Reiner… sin aportarnos ninguna nueva sensación o experiencia que la justifique como obra con carácter. Es duro de creer pero, hasta para dentro de los estándares de su género cinematográfico, «The Kings of Summer» es una película demasiado artificial.
Frases destacadas de “The Kings of Summer”:
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Mrs. Keenan: «Los irlandeses son los negros de Europa«
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Biaggio: «La verdad es que no creo que me vea a mí mismo definido por un género concreto«.
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Patrick: «¡Todo iba bien hasta que esta zorra llegó aquí! ¡Joder, eres un cáncer!«
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Patrick: «Es sólo un trueno, no es ningún signo de Dios«.
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Biaggio: «Ese hombre tiene sombras debajo de los párpados«.
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Biaggio: «Un oso que no crea en nada en concreto será más fácil de abatir«.