Los viernes, no me acuerdo bien si a la seis y media o las siete de la tarde, todos los niños nos congregábamos con el chocolate y el trozo de pan ante el televisor para ver una nueva entrega de “Los teleñecos” que era el nombre que recibía aquí “The Muppet Show”. Nos encandilaban tanto los muñecos creados por Jim Henson como su canción “mana mana”, que llegó a ser todo un himno generacional. Las grandes estrellas se pegaban por ser los artistas invitados, y no tenían ningún inconveniente en reírse de sí mismos. Tras su desaparición catódica, los teleñecos hicieron diversas incursiones cinematográficas, la más recordada su versión de “El cuento de navidad” de Dickens con el gran Michael Caine. Ahora, después de once años, ahora nos llega la séptima película de estos particulares personajes bajo el título de The Muppets, con James Bobin que hace su debut como director. El guión es obra del comediante Jason Segel y Nicholas Stoller, al que todos recordaréis por esas joyas como “Di que sí” o “Los viajes de Gulliver”.
En este caso, The Muppets se trata de todo un gran ejercicio de nostalgia en el que Walter y su hermano Gary y Mary dejan Smalltown para irse de vacaciones a Los Ángeles. Como son grandes aficionados al show de Jim Henson, uno de sus lugares obligados de visita es el museo-teatro de los Muppets. Allí Walter, sin querer, descubrirá que el petrolero Tex Richman planea arrasar con el viejo local para perforar y extraer el petróleo hallado debajo del viejo solar. Para montar el mayor Teletón de los Muppets jamás visto y recaudar los 10 millones de dólares necesarios para salvar el teatro, Walter, Mary y Gary ayudarán a Kermit La Rana a reunir nuevamente a los Muppets, cuyas vidas ahora han tomado rumbos diferentes.
La trama es básica y funciona, es en esta premisa tan manida y previsible donde surgen grandes situaciones cómicas, muchas basadas en la ironía que harán las delicias de los adultos y el humor físico con el que se divertirán los más pequeños de la casa. Pero no se trata de una comedia pura, porque también los guionistas han buceado en el género musical, para que no hubiera quedado como un mero programa hinchado. Hay que reconocer que el número musical más logrado y bonito, desde el punto de vista argumental, es el protagonizado por Gary y Walter en el que cada uno busca su verdadera identidad.
Se nota que todos los que han participado en este largometraje ha crecido como nosotros viendo “Los teleñecos”. Así los mayores de la casa podemos encontrar infinidad de pequeños detalles y homenajes que os conmoverán y os harán reír, yo me reconozco un gran fan del cocinero ruso o de los grandes Birli y Birloque, que siempre ponen la nota ácida y mordaz. Otra gran baza radica en la elección de la estrella invitada, que era una de las grandes sorpresas del programa, obviamente en este caso se ha guardado bien el secreto, así que si acudís al cine sin saber de quién se trata en el caso del filme pues mucho mejor.
Eso sí la lista de actores y actrices que han hecho un cameo es enorme, y a los cinéfilos os servirá para jugar un rato, desde Alan Arkin, Zach Galifianakis, Ken Jeong, Emily Blunt, Whoopi Goldberg, Judd Hirsch o Neil Patrick Harris, pero el que me dejó de piedra fue Mickey Rooney (he’s alive!) padre del coreógrafo Michael Rooney, que ha creado los números musicales del filme. Hay que reconocer que la gran campanada la da Chris Cooper dando vida al magnate petrolero avaricioso. Crea un villano de altura con una gran vis cómica, además su número musical es muy bueno.
Antes de la película podréis visionar el nuevo y divertidísimo corto de Pixar con los personajes de Toy Story titulado “Pequeño gran Buzz”, en el que Buzz Lightyear se queda olvidado en un restaurante de comida rápida al ser confundido con la versión del propio Buzz que viene de regalo en el menú infantil. Mientras los juguetes de Bonnie soportan a este imitador de 7cm de alto que emite un molesto zumbido, el Buzz real asiste a un grupo de terapia de apoyo que hay en el propio restaurante para todos los juguetes desechados y olvidados allí. Woody y la pandilla idean una manera de rescatar a su amigo, mientras que Buzz trata de escapar de esa reunión de psicoterapia de juguetes para poder reunirse con sus amigos. Las sesiones grupales de psicoterapia no tienen desperdicio y son delirantes.
Mana maná
Calificación: 5