Es la historia de los hermanos Milo y Maggie, después de 10 años sus vidas han cambiado, pero en el fondo tienen mucho en común.
Almas Gemelas
La vida de Milo (Bill Hader) se puede resumir en una palabra: depresión. Sin rumbo alguno, sin amor, sin alguien con quien compartir. La situación sólo da a elegir por un cambio drástico en su vida o por el camino difícil de abandonar este mundo. Tras su intento de quitarse la vida aparece al rescate su hermana, Maggie (Kristen Wiig), que le acoge en su casa. A partir de aquí Milo es obligado a empezar ese cambio drástico.
La vida de Maggie se puede resumir en una palabra: desesperación. Tiene opciones de futuro, un trabajo estable y formar una familia con su marido. Pero los secretos y la inseguridad la llevan al límite. Está en una tesitura complicada. Le oculta a su marido tanto su infidelidad como que no desea ser madre. Eso la llevará a elegir entre contar la verdad y sufrir las consecuencias o abandonar para siempre. Y cuando se va a suicidar, en ese preciso instante, es salvada por una llamada telefónica, informándola que su hermano está en el hospital y necesita ayuda. Ella querrá complementar su rutina diaria acogiéndole y con ayuda mutua tratarán de poner en orden sus cabezas.
Trabajo realista
Craig Johnson (“True Adolescents”) se encarga de dirigir y coescribir este guion junto a Mark Heyman (“Cisne Negro”). La idea principal es mostrar la vida de estos hermanos con sus altibajos: enfados, momentos de cariño, peleas, humor, la relación con el resto, la forma de ser con el mundo. Pero va más allá. Lo que ha conseguido Craig Johnson no se queda en la “no tan simple” relación de hermanos. Ha conseguido una cinta auténticamente humana. No solo pretende encontrar la empatía del espectador, de buscar el sentimiento fácil, sino que expresa lo dura que puede resultar la vida y lo que necesitamos para que sea mejor. Te crees la película. La vives.
El conjunto de una correcta dirección y un gran guion no bastan siempre para conseguir buen cine. Pero si hay algo en el filme que realmente me ha hecho pensar en que merece la pena conservarla en la filmoteca personal de un cinéfilo ha sido el trabajo de maquillaje. Es algo que a veces pasa desapercibido, y estamos acostumbrados a ver a personajes sin ninguna imperfección en la piel, o un pelo perfecto, o una mirada intensa. Aquí no. Hace mucho que no veía una producción cinematográfica que simplemente con el maquillaje (o la discreción en este) en los actores, mostraba e iba acorde con el ambiente y el sentimiento en la historia. Todo un gran acierto.
Pelea de hermanos
El humor ácido engloba el resto de las vidas de Maggie y Milo. Desde tópicos gays hasta cotidianas peleas de hermanos llevadas al absurdo. La mejor parte llega justo en el clímax, cuando Milo empieza a animar a Maggie con el tema “Nothing’s Gonna Stop Us Now” de Starship. Una escena muy graciosa y divertida en la que ambos tienen una batalla por el mejor playback en la canción.
La batalla de la pareja va más allá de los protagonistas, transciende a los actores. Es como si hubiera una sana peleantre ellos por ver quién interpreta mejor a sus respectivos, y quién llega más al público, ae mejor. Aunque cada uno tenga sus pros y sus contras, se puede empatizar más con uno que con otro. Personalmente esta confrontación profesional para mí la gana Kristen Wiig interpretando a Maggie. Os animo a que la veáis y toméis la decisión vosotros mismos.
A destacar la presencia de Ty Burrell (ganador del Emmy a mejor actor de comedia por “Modern Family”), que interpreta al ex profesor Rich, alguien muy importante en el pasado de Milo. Y también a Luke Wilson (“Una rubia muy legal”) por ser Lance, el paciente y buenazo marido de Maggie. Personalmente se agradece presencia de Boyd Holbrook (“Perdida”) interpretando al guapo profesor de buzo de Maggie, sobre todo porque le otorgan toque pícaro en la película.
Frases destacadas de “The skeleton twins”:
- Maggie: “¿Ahora mandas tú en el hospital?
- Milo: “Estoy deseando ser el tío rarito gay.”
- Maggie: “Me acosté con mi instructor de buzo” – Milo: ¿Cuántas veces? – Maggie: ¿Con él? – Milo: ¡¡¿¿CON ÉL??!!
- Milo: “Unas bolleras muy agradables han estado enseñándome a jugar a los dardos. Ahora que somos familia creo que deberías saberlo. No buscaba una noche de dardos. Lo que buscaba era un buen rabo”.
- Maggie: “Deberíamos acabar con esto. Esto ha terminado”
- Milo: “Lo mejor de esta experiencia es que todos los tíos están buenísimos”.