«Todos están muertos» obtuvo diversas Biznagas de Plata en la última edición del Festival de Málaga, destacando la obtenida por la gran Elena Anaya o Akrobats.
La elaboración del duelo
Curioso, valiente e intelectualmente estimulante nos ha resultado el ejercicio de estilo de la debutante Beatriz Sanchís. Máxime cuando lo centra en un tema tan delicado como es el duelo patológico. La gran baza es otorgarle esa pátina de realismo mágico, tan característica de la imaginería latinoamericana tanto literaria como cinematográfica, de manera que la voz narrativa de la joven realizadora se enroca en cierta medida con los universos tan peculiares de Isabel Allende o García Márquez. Dice el dicho: “No hay mal que cien años dure”. La guionista y directora nos plantea un complicado sistema de tres ecuaciones con tres incógnitas. Una en la que se sitúa el duelo patológico de Lupe, la segunda en la que veremos el despertar sexual de Pancho y la tercera, en la que Paquita se desvive por ayudar a ambos. El problema es que nos ofrece una solución en la mejor tradición del cine norteamericano de los ochenta, totalmente heredera del cine de John Hughes o Steven Spielberg. Con lo que el espectador no acabará de creerse el viaje emocional de Elena Anaya por muy gran actriz que sea, porque lo es. Merecida es su Biznaga de Plata.
Al igual que Juliane Moore en “¿Qué hacemos con Maisie?”, nuestra famosa actriz palentina da vida en “Todos están muertos” a Lupe, una vieja estrella de la escena de la movida madrileña, que lideraba una banda llamada “Groenlandia” en compañía de su compañero sentimental Diego. La pena es que a diferencia de la norteamericana no la veremos cantar en ningún momento con los Akrobats, mientras que Moore se desataba con aires post-punk con The Kills.
En la actualidad es una mujer amargada y resentida con la vida, que vive en compañía de su madre y su hijo Pancho, al que no puede ver. Además, sufre de agorafobia, por lo que no puede salir de casa. Eso la lleva a ganarse la vida haciendo tartas de manzana. El motivo es que Lupe conducía la noche en la que Diego perdió la vida. Pero Paquita, la madre de Lupe, está firmemente decidida a ayudarla.
Imposible huir de lugares comunes
Una mezcolanza de ideas arrebatan al espectador tras visionar los primeros minutos de esta ópera prima. Para empezar, está Almodóvar tan arraigado a la imaginería del cine de la década de los ochenta y la movida madrileña que, en cierta medida, es imposible no pensar en el realizador manchego. Máxime si en la trama hay fantasmas del pasado que buscan colocar las cosas en su sitio. Las referencias cinematográficas ligadas son diversas, aunque la más exitosa es, sin lugar a dudas, “Volveré”. En mayor o menor medida, los que hayan vivido ese movimiento cultural el coranzoncito les dará un vuelco al volver a ver en pantalla grande esos flequillazos tan característicos de los nuevos románticos, léase bandas como Spandau Ballet, Duran Duran, etc. Al ver las imágenes del videoclip titulado “Corazón automático” es inevitable acordarse del mítico programa “Tocata”. Y para terminar, volverse a reencontrar con esas canciones de títulos y letras tan inocentes, como las que escribían los integrantes de Mecano, pues en cierta medida hacen muy meritorio el excelente y galardonado trabajo de Akrobats en el último Festival de Málaga.
Lo que el espectador debe esperar de “Todos están muertos” es un filme popy-digestivo, tanto como un almax en un día de resaca, porque a la salida no albergaréis el menor síntoma de epigastralgia. Beatriz Sanchís dirige de manera excelente a su reparto, donde brilla sin duda Anaya y Angélica Aragón, nos brindan los mejores momentos. Además, huye de generar ninguna problemática, haciendo un producto sumamente amable, posiblemente porque los tiempos no andan para muchos ruidos. Por ese motivo, para bien y para mal, es más heredero de la mejor tradición cinematográfica comercial norteamericana que de la europea.
Frases destacadas de “Todos están muertos”:
- Pancho: “A todo el mundo le gustaría que su madre fuera una estrella del rock. Pero eso es porque no conocen a mí madre”.
- Paquita: “Escuchando una ranchera todo es más bello”.
- Pancho: “Aquel día aprendí que algo no te salga bien, a veces, es lo mejor que te puede pasar”.
- Diego: “Él tiene mi cuarto. El sótano está cerrado. Así que el baño es mío. De aquí no me muevo”.
- Lupe: “Como dice mamá, trae mala suerte guardar las cosas de los muertos”.
- Lupe: “Si quiere ver animales en cautiverio que vaya al zoo. Aquí no se admiten visitas”.
- Pancho: “Es duro despedirse, pero es más duro irse sin decir adiós”.
Totalmente del estilo de series televisivas como «Soy tu fan», lo que hace al film bastante desagradable si odiaste y alucinaste dicha serie.