Un año más iniciamos la cobertura de una nueva edición del OUT Film CT, y abrimos fuego con esa inquietante obra que es «Tom at the farm» de Xavier Dolan.
De Montreal a la granja
Xavier Dolan a sus veinticinco años, recién cumplidos, tiene en su currículo cinco largometrajes. Prolífico e incansable nos brinda un trabajo por año, al igual que Woody Allen. “Mommy” es su último trabajo hasta la fecha. Anoche en el OUT Film CT pudimos ver su cuarto trabajo “Tom at the farm”. En este caso a pesar de que se mantiene en el cine de género, da un giro inesperado, abandona la temática del amor imposible para ofrecernos un thriller psicológico de gran intensidad. Encuentra el material idóneo en la obra teatral homónima del dramaturgo canadiense Michel Marc Bouchard. En ella se nos cuenta cómo Tom, un joven escritor publicitario, acude al funeral de su pareja Guillaume, que acaba de fallecer en un inesperado accidente. Para ello se desplazará hasta su pueblo natal donde la familia de su novio tiene una granja. Poco a poco irá descubriendo sus secretos y se irá introduciendo en una espiral de violencia psicológica y física.
Perturbadoras y peligrosas relaciones
Puede que no sea el mejor trabajo de Dolan, pero la intensidad de sus imágenes y las emociones que despierta le hacen merecedora de un visionado cinematográfico. Nos demuestra que conoce las claves del cine, maneja la Gestalt con suma eficacia al igual que hacía Kubrick o Hitchcock, todo con el sano objetivo de generar en el espectador escenas de alta tensión. Hablando de maestros, la relación entre Tom y Francis nos recuerda a la malsana relación entre Barret y Tony en “El sirviente” (Joseph Losey, 1963) o a la de Andrew Wyke y Milo Tindle en “La huella” (Joseph L. Mankiewicz, 1972). En estos tres casos, subyace un poso homosexual en esa relación, que Dolan afronta de una manera directa. Así, el duelo patológico de Tom acabará llevándole al interior de una relación de tintes sadomasoquistas con Francis. Es justo ahí donde juega un papel innegable y trascendente la iconografía Hitchcockniana en este trabajo, apelamos a ese clásico que es “Frenesí” (1972). Pero Xavier Dolan, que es un animal cinematográfico, lucha con uñas y dientes para que el espectador olvide por completo el origen teatral y, al igual que Christopher Nolan en “El caballero oscuro” (2008), no duda en cambiar de formatos para incrementar la tensión en el espectador en las escenas de violencia protagonizadas por Francis y Tom.
Un viaje del teatro al cine
Las referencias a Hitchcock van más allá de la imagen, porque la excelente banda sonora de «Tom at the farm« firmada por el gran músico Gabriel Yared, se inspira por completo en el excepcional trabajo de Bernard Herrmann. Y no sólo en los acordes, es como usa el sonido, que hay momentos que llega a ser muy Lynchiano por lo perturbador («Eraserhead», 1977). Pero que no se asusten los fans de Dolan, porque una de las mejores escenas del filme tiene su sello característico, hablo de la escena del granero, de claras reminiscencias a otro de los grandes realizadores, el australiano Peter Weir (“Único testigo”, 1985), más allá de sus coincidencias neorurales.
Todo ello nos lleva a pensar que este geniecillo canadiense película a película está consolidando su personalidad como autor, y de lo que no nos cabe la menor duda es de su capacidad de experimentación; se aprecia que sigue en proceso de formación, de asimilación, y de consolidación, que nos demuestra una vez más sus grandes dotes como narrador, porque es capaz de trasmitir millones de sensaciones y emociones, y sobre todo su gran capacidad para dirigir y descubrir grandes actores. En este caso, la revelación es Pierre-Yves Cardinal que da vida a Francis. Hace un magnífico trabajo al igual que Lise Roy (“Las invasiones bárbaras”, 2003).