Con su ópera prima, Adina Pintilie aborda el complejo tema de la intimidad y la sexualidad, su origen sociológico y la función que ejerce como motor de la autoestima.
Al igual que en los Oscars, los festivales de cine no andan exentos de polémicas cuando llega la entrega de premios. En la gran mayoría de ellos, un jurado formado por un reducido grupo de profesionales de la industria tienen la difícil tarea de escudriñar entre una lista de sugerentes propuestas cual de ellas es la mejor. Legendarios son ya casos polémicos como en Cannes 2015 cuando el “Dheepan” de Jacques Audiard le arrebató la Palma de Oro a “Carol” (Todd Haynes) o a “El hijo de Saúl” (László Nemes), o en 1989 donde la cinta “Sexo, mentiras y cintas de video” del entonces debutante Steven Soderbergh quedaba por delante de la incontestable “Haz lo que debas” de Spike Lee. Incluso un clásico indiscutible como “Pulp Fiction” (Quentin Tarantino, 1994), ganó el máximo galardón en la croisette entre silbidos y abucheos. Hace menos de un mes “Parasite” de Bong Joon-ho triunfaba en el festival galo con el beneplácito de la crítica, pero “Touch me not” (2018), la ópera prima de la realizadora rumana Adina Pintilie que se estrena este viernes, no tuvo tanta suerte cuando en la edición de 2018 de la Berlinale se alzó con el Oso de Oro.
A medio camino entre el documental y la ficción con una puesta en escena brusca y árida y una narrativa basculante entre el documental y lo experimental, Pintilie no nos lo pone nada fácil para enfrentarnos a un tema todavía más peliagudo, sobre todo para las mentes más cerradas y pudorosas que inundan nuestra sociedad: la intimidad y la sexualidad. La directora rumana te coge fuerte de la mano para bajarte a las profundidades de la condición humana como sujeto social, allí donde los tabúes no son bienvenidos y la definición abstracta de los sentimientos adquiere forma. No es de extrañar pues que una propuesta tan ensayística que camina tan lejos de la prosa cinematográfica común y tratando un tema tan polémico sea del agrado de la mayoría y solo un jurado formado por mentes abiertas y dispuestas a dejarse llevar por la tesis de Pintilie vean en “Touch me not” una merecedora ganadora del preciado Oso de Oro. Incluyendo dejar a un lado el hecho de que diste tanto de ser un trabajo redondo, abstrayéndose de sus fallos y de su errática narrativa ciclada.
La sexualidad como medida del autoconocimiento
A través de 3 personajes, Laura, Tomas y Christian, con inquietudes y problemas muy diferentes, la realizadora va entrelazando sus historias y sacando factores comunes que reprueben su hipótesis. Una hipótesis que plantea magistralmente tan solo con un plano inicial que recorre un cuerpo masculino desnudo con la mayor proximidad posible para plantearnos: ¿cuan cerca puedes estar de una persona ajena sin incomodarte? ¿Cómo de importante es la intimidad en tu vida y para la sociedad en general? Mediante sesiones de terapia tanto personales como grupales y entrevistas ficticias con la realizadora que se refleja en el teleprompter de una cámara, tomando a la vez posición de guía y espectadora, va adentrándonos poco a poco en un tema difícil y farragoso proponiendo más preguntas que respuestas para el espectador despierto que esté dispuesto a aceptarlas. Sin embargo, es en esta parte más profunda donde la realizadora se pierde. A veces la película anda en círculos sobre la misma idea, otras veces incide demasiado en detalles que te meten en callejones sin salida que no aportan nada nuevo a lo ya propuesto y que estira el metraje innecesariamente más allá de las 2 horas.
En su primer asalto en el mundo cinematográfico, Adine Pintilie consigue con “Touch me not” acercarnos al abstracto mundo de la intimidad y demuestra con rotundidad su influencia directa con la sociedad humana. No intenta abrir mentes, de hecho repudia las más alterables a golpe de desnudos de cuerpos no normativos y de prácticas sexuales poco habituales. Solo busca que mentes hambrientas encuentren comida. Un manjar envuelto en una narrativa lenta, auto alimentada y farragosa con un estilo visual aburrido y monótono. Una cinta feísta como reflejo de como la sociedad que retrata ve el tema que propone y demostrando así mismo su premisa a través del rechazo que pueda generar en ciertos estratos sociales que se enfrenten a la pelicula como espectadores. Sujeto y objeto se funden en un ente donde el término disfrutable adquiere otro significado. En definitiva, “Touch me not” es un acto de valentía. Pintilie arriesga su primer filme rechazando toda belleza formal a costa de potenciar su concepto y de ser consecuente con él. Y con todo ello se ofrece en bandeja para que la tachen de provocadora, pero no se equivoquen, “Touch me not” está más cerca del “Shame” (2011) de Steve McQueen que del “Love” (2015) de Gaspar Noé.
Frases destacadas:
- Tomas: “Es una parte muy íntima del cuerpo, la cara.”
- Seani: “Hay quien quiere que les dominen físicamente. Que te agarren las muñecas, que no te dejen moverte y que te hagan pedazos emocionalmente.”
- Christian: “El cuerpo es un regalo y la vida un viaje para experimentar con ese regalo.”
- Seani: “¿Puedo lamerte las lágrimas? Tengo un fetiche con las lágrimas.”
Tráiler de “Touch me not”: