El mítico actor Jeremy Irons regresa una vez más a nuestras carteleras esta Semana Santa con el film «Tren de noche a Lisboa» un drama lirico con suspense.
En 1992 Stephen Gyllenhaal llevaba a la gran pantalla en el libro éxito en ventas “Waterland” de Graham Swift, que en nuestro país se tituló esta maravillosa película “El país del agua”. En ese film Jeremy Irons daba vida a un profesor de historia en un instituto y en un momento dado se jugaba con la idea de contar la Historia a través de un relato, para crear un interés en sus alumnos por la misma. Ahora, Bille August (“La casa de los espíritus”, 1993) adapta la novela de Pascal Mercier “Tren de noche a Lisboa” donde Irons repite el papel de profesor. Pero en este caso será la historia la que modifique al docente, y el relato le marque haciéndole evolucionar.
Raimund Gregorius es un amargado profesor de literatura que está divorciado y vive solo en la ciudad de Berna. Lleva una vida tan monótona como sus clases. Un día dirigiéndose al instituto ve a una joven en el puente de Kirchenfield que está a punto de tirarse a las aguas del Aar. Corriendo, acude a su socorro. Cuando se baja la desconocida portuguesa le acabará acompañando a clase. De repente se levanta y desaparece dejándose su gabardina que en su interior alberga un libro con un billete para esa misma noche con destino Lisboa. Comenzará a leer el libro y se sentirá tan intrigado por la joven y el libro que decidirá usar el billete.
Una historia narrada desde tres vértices
Este magnífico thriller firmado por Bill Auguste, consigue que el espectador tenga un interés constante sobre el desarrollo de la trama y por el destino de los personajes. Ahí juega en su favor que la trama creada por el escritor Pascal Mercier no se trata de una historia predecible. En absoluto. Además, encuandra el relato en uno de los momentos más convulsos de la historia contemporánea portugesa la Revolución de Salazar.
Interesantísimo me ha parecido el ejercicio de Greg Latter (Red Scorpion, 1988) – guionista del film- porque establece una estructura triangular para mantener vivo el desarrollo del film. De esta manera poco a poco, a pesar de que conocemos de antemano el destino del autor del libro “El orfebre de las palabras”, iremos conociendo las motivaciones e iremos completando los arcos de los personajes, para obtener finalmente una fotografía completa de lo que fue vivir y amar en tiempos tan convulsos. En un primer lugar tenemos el establecido por Amadeo (autor del libro), la joven portuguesa y nuestro particular antihéroe, Raimund Gregorius. El segundo es el integrado por Joao, su hija y Raimund. El tercero lo componen Adriana, Joao y el profesor. Amadeo, George y el profesor dan lugar al cuarto, mientras que el quinto lo forman Amadeo, George y Estefania. El sexto y último, donde se haya la clave de todo lo integran el Raimund, Amadeo y Mariana.
Los paralelismos
Los que llevamos un amplio bagaje cinematográfico a nuestras espaldas no podemos evitar crear paralelismos con “El país del agua”. Eso es porque poseen muchas cosas en común con este “Tren de noche a Lisboa». Para comenzar ambos se tratan de grandes largometrajes en el que los personajes crean la un relato que acabará forjando la Historia. En ambos casos los personajes se hayan atados por un secreto, el amor pasional y la muerte, elementos básicos de la dramaturgia. Otra coincidencia es el magnífico reparto de ambas cintas, en esta en concreto arropan al gran Jeremy Irons: Lena Olin, Tom Courtenay, Geraldine Chaplin, Christopher Lee, Bruno Ganz, Jack Huston y Mélanie Laurent. Y finalmente, la profesión del personaje principal es profesor.
El andén como punto de inflexión vital
Brillante me ha parecido la reflexión de August y Latter. Obviamente, en la vida hay que mostrar determinado arrojo y valentía para subirte en algunos trenes que no sabes a dónde te llevarán. Lo que es evidente, y a lo mejor no eres plenamente consciente de ello, es que ese viaje te marcará profundamente tu personalidad, hasta tal punto que no volverás a tu destino siendo el mismo. Algo de ti queda atrás para siempre en la estación y el resto no deja de ser mera evolución ante las nuevas vivencias. Uno no puede dejar de pensar en aquella “Tía Tula” (Miguel Picazo, 1964) en la estación y el tren pasando, o en Jesse viendo a su amada en el andén en “Antes del amanecer” (Richard Linklater, 1995)o a Russell viendo partir a Chris en “Weekend” (Andrew Haigh, 2011). De esa manera las estaciones de tren se convierten en auténticas representaciones físicas de los puntos de inflexión de las biografías de los personajes, de nuestros héroes particulares. Aunque la más interesante de todas las interrogantes planteadas por la trama es ¿si serías capaz de salvar la vida a un torturador o un genocida? Esa cuestión a debate estaba en el fondo del film de ciencia ficción “La zona muerta” (David Cronenberg, 1983), basada en el relato homónimo de Stephen King.
Por eso os recomendamos esta “Tren de noche a Lisboa”, film tan lleno de suspense como tierno, que posee mucho subtexto y grandes líneas de guión, que seguro dará que hablar al espectador a la salida del cine.
Frases destacadas de “Tren de noche a Lisboa”
Amadeo: “Si sólo vivimos una parte de la vida que hay dentro de nosotros, ¿qué pasa con el resto?”
Amadeo: “Vivimos aquí y ahora. Lo ocurrido en otros lugares pertenece al pasado. Está casi olvidado”
Adriana: “Creía que nadie debería sufrir”
Amadeo: “Cuando abandonamos un sitio, dejamos allí una parte de nosotros… y hay cosas de nosotros que sólo recuperaremos si regresamos a ese sitio”.
Amadeo: “Todo lo que hacemos, lo hacemos por miedo a la soledad”.
Amadeo: “Cuando la dictadura es un hecho, la revolución es un deber”.
Amadeo: “El miedo a la muerte puede ser el miedo a ni haber sido capaz de convertirse en quién planeabas ser”.
Amadeo: “La muerte es lo que hace que cada instante sea bello y horroroso. La muerte da vida al tiempo”.
Raimund Gregorius: “La imaginación es nuestro último santuario”.
George: “Una vida por muchas vidas”
En este momento para mi, demasiado tierna, poética, lúdica. Necesito acción, mucha acción. Eso que Jeremy me pone, el otro día en el programa de Pablo Moto casi me tiro al tubo catódico ese que ya no tiene ninguna tele. ¿Menos mal? dirán algunos al pensarlo. Mientras seguimos con estos pelos, sin piños y en plena precampaña electoral para ir a Europa a no hacer nada y llevarselo muerto.
La verdad es que el señor Irons se conserva muy, pero que muy bien. Me llama la atención que fuera al programa del Motos, pero mucho. No le veo yo en esas lides. El filme te gustará cinéfila
La verdad que me gustó esta película. Es un poco lenta pero no resulta pesada. Y la historia de fondo es muy bonita. Me apasionan las historias de luchadores que dan su vida por una causa en la que creen. Estaba buscando la frase “Cuando la dictadura es un hecho, la revolución es un deber”, y me ha llevado a tu post. Un saludo.
Me alegro que la frase te llevara al post y nos descubrieras. Medea, nosotros le damos mucha importancia al guión de ahí el sentido de las frases destacadas, que ponen de relevancia lo bueno o lo malo que puede ser el guión objeto de la crítica. A mi me gustó bastante. No entendí ciertos palos que le dieron al filme en su momento. Pero lo de los pesonajes luchadores, estoy totalmente de acuerdo contigo, me atraen tanto como a ti.
Vi la peli por segunda vez y me pareció brillante. Un hecho llamativo es que se proyecto en un lugar que no era una sala de cine, un tanto incomodo y las 100 personas que vimos el film permanecimos sin movernos y sin hacer ruido.
Es una película totalmente clásica con grandes actores, buena fotografía, adaptación de lugares e importante dirección.
Tiene ternura, inquietud, postura social y política, distintas vidas y lecturas, todo reflejado con talento y buen gusto.