Mar. Mar 19th, 2024

Último trabajo del francés Arnaud Desplechin que de nuevo abarca las relaciones amorosas desde la juventud

 

Miembro del jurado del presente Festival de Cannes, el pasado año Arnaud Desplechin presentó dentro de la Quincena de los realizadores del certamen galo su último trabajo, “Tres recuerdos de mi juventud”, un filme que tras su paso por distintos festivales españoles (entre ellos el D’A, donde también os hablamos de ella) llega por fin a salas comerciales.

El espacio de los recuerdos

Si por algo destaca el filme que abarcamos hoy es por la estructura interna en la que se organizan sus distintas tramas. Así pues, asistimos a un viaje a los tres recuerdos que dan nombre al filme, pero, al igual que el libre fluir de los pensamientos, estos ocupan un espacio muy descompensados los unos con los otros. Y es que al fin y al cabo, las preocupaciones, las regresiones y las demás cavilaciones mentales no entienden de armonía. Si bien una secuencia del pasado que marcó para el resto de su vida a una persona se puede vislumbrar en unas vivencias exactas, las hay que se diluyen más allá en el tiempo, tomando distintos matices y evolucionando en el desarrollo espiritual de una persona. En ese aspecto, la distribución del filme se nos antoja en su premisa tan honesta como realista, lo cual no implica que su valor fílmico sea acorde al de su planteamiento.

Infancia

El metraje reducido en el que nos inmiscuimos en la infancia de Paul, un hombre maduro al que da vida Mathieu Almaric, quien ya interpretó al personaje del mismo nombre en “Comment je me suis disputé… (ma vie sexuelle)” (1996), nos presenta una infancia marcada por una figura paterna autoritaria, un tono seco y frío acorde con el clima y una dureza propia del drama.

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Rusia

En un segundo recuerdo mínimamente más alargado en la trama se nos muestra la dualidad entre el bloque capitalista y el comunista. Será entonces cuando el filme sufra una mutación genérica que nos sumergirá de lleno en el thriller. Sin embargo, no comprendemos cuales son las motivaciones reales de su protagonista, pues en una esfuerzo por sintetizar este segundo arco argumental, se reduce al máximo una voz interior que parece estar reservándose para una tercera parte que explota en demasía una figura de la cual cuesta creer que sufra una evolución intelectual tan marcada como la que se da entender tres años después de lo relatado en la Unión Soviética.

Esther

La tercera exploración en la memoria de Paul adolece de unos inicios influenciados por cierto cine que trata de adentrarse en la livianidad teenager convirtiendo las casas en discotecas y la sexualidad ajena al control paterno como la tónica reinante de vida. La relación fraternal y la vida estudiantil estará impregnada de un halo de violencia que acaba por resultar absurdo por la naturalidad con la que se tratan comportamiento anómalos y preocupantes. No obstante, tras una introducción excesivamente prolongada de la situación de su protagonista a los 19 años de edad, “Tres recuerdos de juventud” se vuelve a aproximar a los parámetros básicos que han caracterizado la filmografía de su director. La aparición de un primer amor de juventud, las problemáticas que conlleva la conservación de una relación con una suerte de femme fatale idealizada por los hombres y los celos y las infidelidades, nutren la última etapa del filme. Todo ello abusando de una metáfora visual constante, un intercambio epistolar cargado de frases tópicas y de clichés y de un exceso de reiteraciones que gira entorno a una historia demasiado explotada. Tampoco ayuda a dinamizar la irrupción de anecdóticas subtramas que resultan totalmente incoherentes al no poder ser recordadas por un protagonista que no las ha vivido. Algo que se podría justificar con la aparición de la voz en off que aparece efímeramente en el relato que sin embargo tan solo subraya hechos donde es el propio Paul quien experimenta sus vivencias.

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Frases destacadas:

  • Paul: “No soy como Ulises. No añoro mi país.”
  • Padre: “Me casé con tu madre porque estaba enferma y embarazada. Tuve que trabajar como un cabrón”.
  • Esther: “Nunca me olvidarás. Es el efecto que provoco”.
  • Delphine: “Me dicen que soy inteligente, pero es para no decirme que soy fea”.

 

Tráiler de “Tres recuerdos de mi juventud”:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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