Esta película bien se podría haber llamado ¿cómo superar los 60 y no morir en el intento? Siempre se ha hablado en el cine de la crisis de la adolescencia, de los treinta o de los cincuenta, pero ahora podemos ver también que hay al superar la década de los sesenta. Tierno y muy interesante es el largometraje de Julie Gavras, hija del famoso realizador Costa-Gavras, titulada “Tres veces 20 años”. ¿Quién no tiene alguien a su alrededor que le hayan prejubilado o que esté en vías de ello? Ese es el motor de esta comedia romántica interpretada por dos grandes actores como son William Hurt e Isabella Rossellini que dan vida al matrimonio formado por Adam y Mary.
Ambos ya casi tienen 60 años, y siguen activos. Adam es un arquitecto que fue famoso en su momento por haber revolucionado el concepto de intercambiador de transportes, y ahora le dan premios a toda la carrera y en su estudio le piden que como último trabajo revolucione el concepto de residencia de ancianos. Una de sus jóvenes colaboradoras le propone trabajar en la ampliación de un museo, campo al que nunca se ha dedicado. Mientras tanto Mary, comienza a sentir ansiedad, y no sabe que hacer con tanto tiempo libre.
El increíble talento y trabajo de Rossellini es incuestionable. Hay momentos para el recuerdo por ejemplo, la cara de aburrimiento que pone en las clases de AquaGym, esos enormes planos generales en los que Gavras acentúa su soledad interior mientras espera a Adam que recoge el premio o esa enorme secuencia en la que ella nota por primera vez que se ha vuelto invisible para el sexo opuesto, por muy sexy que se quiera poner. Pero Julie Gavras ha sabido encontrar al actor perfecto para darle réplica con Hurt, que nos vuelve a dar muestra de su maestría en secuencias como en la sala de reuniones mientras hablan de su último proyecto o cuando visita residencias de ancianos. Y donde se aprecia la gran química que poseen ambos es en la secuencia de la bañera, maravillosa.
Adorable e irónica me parece el personaje de Nora (Doreen Mantle), la matriarca de la familia, esa abuela maravillosa, que posee los diálogos más incisivos y mordaces. Y no hay que dejar de lado a los actores Aidan McArdle, Arta Dobroshi y Luke Treadaway que dan vida a los tres hijos, James, Irene y Benjamín, respectivamente. Así los tres ponen la nota cómica y generan las situaciones de enredo al malinterpretar los comportamientos de sus padres, como por ejemplo la secuencia de los libros de autoayuda. Aunque Joanna Lumley, que interpreta a Charlotte, la amiga de Mary, les sigue de cerca, porque sus consejos no hacen más que enredar más las cosas.
Así que os recomendamos acudir a ver esta comedia romántica positivista, situada en la frontera de la tercera edad donde la crisis social y personal es palpable, con dos personajes a la deriva y sin rumbo a pesar de ir en el mismo barco. El arco de los personajes es muy verosímil y está muy bien construido. Además, es una película amable, sincera, divertida, posee un gran reparto y en el que su directora sabe lo que se hace y realiza muy buenos encuadres como el plano en el que Isabella Rosellini se arregla el pelo y se puede leer “Hope” (esperanza).
Frases destacadas:
Adam: “Entrando en el escenario me he dado cuenta que soy más mayor que cuando mi padre murió”
Mary: “La pérdida de memoria me ha abierto los ojos”
Mary: “Intento decirte que ya no somos jóvenes”
Adam: “No sé si ellos me hacen jóvenes, pero tu me haces mayor”
Nora: “Ya he cuidado a tres generaciones”
Peter: “Muchas veces no se ve lo que se tiene delante”
Richard: “Como malgastes tu o alguien de tu equipo un penique de la oficina te machacaré antes que digas Alzheimer”
Charlotte: “No uses la organización para llenar el vacío emocional”
Frank Lloyd Wright: “La forma sigue a la función. Forma y función debe ser uno, unidos en una unión espiritual.”
Adam: “Pero hasta entonces tenemos un montón de cosas que hacer”
Calificación: 8