Cinta cubana que explora la contrarrevolución, la marginación, la homosexualidad, el sida y la muerte
Tras su paso por Berlín y ganando el premio a mejor película iberoamericana en Málaga, llega a nuestras carteleras la cinta cubana «Últimos días en La Habana». Un filme donde su director Fernando Pérez ofrece una visión muy personal de la sociedad de la isla en unos tiempos donde la revolución ha tomado distintos caminos. Una nueva era de cambios donde la evolución parece estar estancada y el desarrollo se ve lastrado por las dificultades que genera esta renovación cuando aun se está anclado en el pasado, aun presente, de Cuba.
Neorrealismo
Los primeros compases de «Últimos días en La Habana» nos ofrece a partir de diversos travellings un seguimiento de unos de sus personajes principales por la jungla urbanita mostrando en profundidad de campo el día a día de los elementos más marginados y pobres del lugar. Un ejercicio que nos rememora a las cintas del neorrealismo italiano de los cuarenta y que recuperará más adelante a la hora de hacer desfilar a los diferentes protagonistas de la función. En este contexto de probreza donde a medida que avanza la cinta se hace más énfasis en ella, dejando de lado la sutileza para recrearse señalando, la película juega al contraste entre dos personajes de carácter antagónico apelando a un registro tragicómico. A partir de esta dualidad, que resulta algo chocante y en ocasiones hasta inverosímil, asistimos a la irrupción de extravagantes personajes tan fuertes como grotescos que incluso nos pueden llegar a rememorar a la filmografía de Pedro Almodóvar. Gays, adolescentes, chaperos o señoras mayores recrean un imaginario alocado que dejando de lado el aspecto más divertido acaba encarnando ciertos valores que su director trata de dignificar. En «Brutos, sucios y malvados» (1976) el italiano Ettore Scola configuraba una comedia negrísima abordando la familia desde la pobreza italiana. Fernando Pérez parece ir más allá al querer otorgarles una humanidad que se encarga de subrayar a medida que avanza el filme.
La dignidad de la nueva Cuba
Fernando Pérez trata de radiografiar a la nueva Cuba desde el carácter de sus gentes. Y parece ya desde su planteamiento tratar con mayor cariño a quien acepta su vida, su condición de homosexual, o de futuro de la nación, que quien quiere huir de ella. Algo que se refleja con claridad en su epílogo, donde el éxodo estadounidense es tratado con ironía, como un sueño falsario que choca con las expectativas generadas. También donde una joven orgullosa de su ignorancia y sin nociones básicas de planificación familiar se dirige a cámara ejerciendo de la voz de Cuba, con un halo de dignidad que su director se asegura de acentuar desde su puesta en escena. Y es que en última instancia eso es lo que parecer querer decirnos el cineasta, que Cuba se compone de su población, de personas cargadas de problemas pero felices de poder seguir adelante. Una población estancada que sumida en su propia idiosincrasia va a tener que recorrer un camino muy largo si quiere saber dar el paso adelante que su país necesita para afrontar el siglo XXI.
Frases destacadas:
- «Aquí tienes tu regalo de cumpleaños»
- «Yo no estudio esas cosas de Matemáticas o Lengua»